Por desgracia, una simple dieta hipocalórica no es suficiente para observar dichos resultados en seres humanos.
Buscando formas alternativas de reproducir los efectos de la restricción calórica para alargar la vida de los humanos, los científicos empezaron a estudiar una familia de genes, las Sirtuinas.
Estábamos en los albores de uno de los principales descubrimientos al respecto: el SIRT1, también llamado el gen de la longevidad.
Cuando, por fin, se completó el mapa del genoma humano en Abril 2003, los científicos fueron capaces de entender exactamente cómo estos genes de la longevidad incrementaban las defensas naturales y las funciones reparadoras del organismo, optimizando así su capacidad de supervivencia natural.
Extrapolando estos descubrimientos al campo cosmético, investigadores de tres laboratorios científicos de renombre (Ajinimoto, Omnichem y Esteé Lauder) se unieron en el año 2000 para trabajar sobre células de la piel.
Estos estudios confirmaron que el Resveratrol, en muy altas concentraciones, podía activar el gen SIRT1, y alargar la vida de las células también en la piel.
El Resveratrol es conocido y utilizado en cosmética por sus propiedades antioxidantes y sus beneficios anti-irritantes. Sin embargo, tiene una solubilidad limitada, es inestable y penetra poco en la piel.
Sólo se puede utilizar en concentraciones bajas, logrando una eficacia limitada. Como antioxidante, el Resveratrol es usado de inmediato al entrar en contacto con la piel, neutralizando radicales libres.
Para conseguir un efecto sobre el gen SIRT1, es necesario aumentar la dosis de Resveratrol hasta una concentración que lo deja inutilizable.
La solución fue transformar el Resveratrol en Resveretrate, una molécula exclusiva compatible con la piel, capaz de penetrar en la superficie de la piel y de liberar altas concentraciones de Resveratrol puro, de forma controlada, para una protección celular óptima.
El Resveratrol que utilizan los laboratorios Estée Lauder procede de la raíz del Polygonum Cuspidatum, una planta que procede de China.
Una vez cosechada esta planta, se envía a unos laboratorios en Bélgica donde un equipo de científicos de elite extrae el preciado Resveratrol, en un proceso muy complejo y elaborado que dura 14 días.
El Resveratrol pasa entonces por un avanzado proceso de desalinización para aumentar su potencia. Después se añaden tres grupos de fosfatos a cada molécula en un proceso llamado fosforilación.
Una vez convertido en Resveratrate, el Resveratrol se vuelve estable y compatible con la piel. Los fosfatos, añadidos al Resveratrol durante su transformación, reaccionan con una enzima presente de forma natural en la piel, liberando una reserva de Resveratrol puro, de forma constante y controlada; lo que permite a los científicos multiplicar por 5 su concentración y conseguir una eficacia sin precedente sobre el gen de la longevidad SIRT1.
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