Para
ello podemos recurrir a la
estimulación facial
por medio de un contractor
adecuado a los delicados músculos faciales.
Es
aconsejable preparar el rostro, antes de la electroestimulación, con una
limpieza profunda.
En camilla, en estado de relajación, temperatura y luz adecuadas, se comienza
con un modelado manual.
Esto
se realiza con una crema regeneradora con bajo contenido graso, pues restos de
la misma servirán como conductor de los estímulos.
Las sesiones se llevan a cabo en días alternados como un tratamiento shock, que
continuará con distintas técnicas e masajes y ejercicios.
Y
se podrá repetir como refuerzo en distintos momentos del año.