Cómo poner límites a las salidas de tus hijos
Mantener una vida social activa es un síntoma saludable siempre y cuando no se descuiden ciertos aspectos que son importantes para desarrollar las actividades diarias.
“Si los compromisos con los amigos repercuten de modo negativo en la
vida diaria y se distorsionan las prioridades, significa que algo está
funcionando mal y hay que revertir la situación antes de que sea demasiado tarde”,
sostiene la psicopedagoga española Rut Fernández.
Los adolescentes y jóvenes deben comprender que todo tiene su tiempo. “La
intención no es que los
hijos estén encerrados y estudiando a cada momento, sino
que tengan en claro cuáles son las responsabilidades que tienen que asumir ya
que aunque los niños sean pequeños desde temprana edad tienen que sentir que
existen obligaciones de las que deben hacerse cargo y si esto no se logra desde
los primeros años, ya luego es muy complejo que sean los padres quienes lleven
las riendas del asunto”, comenta la especialista.
Es importante tener una buena vida social, “es muy saludable que los hijos
tengan amistades, sean aceptados por sus pares y tengan momentos de ocio en los
cuales puedan disfrutar y relajarse, pero cuando la fiesta es constante y se
dejan de lado los estudios o el tiempo que se le dedica a la familia, hay que
hacer lo posible para sentarse con ellos y hacerles ver realmente cómo es la
vida”, aconseja la profesional.
Mi hijo está siempre de fiesta, ¿qué hago?
1.- Estar muy atento a las salidas de los hijos. “Los adolescentes son muy
reacios a informar a sus padres acerca de adónde van y con quién, pero hay que
hacer lo posible para estar al tanto.
Otro aspecto importante es estar muy
pendientes con respecto a los estudios y fechas de exámenes para poder controlar
en el buen sentido sus movimientos”, sugiere Fernández.
2.- Mantener las reglas claras. “Hay hijos que son realmente rebeldes y es
difícil para los adultos establecer límites. Sin embargo, es necesario delimitar
el lugar de cada uno.
Hacerse respetar es fundamental y esto se logra poniéndose
firme. Los padres deben estar de acuerdo en todo y demostrar seguridad con
respecto a las decisiones que se toman en relación al tema”, opina la
psicopedagoga.
3.- Organizarles una rutina en donde lo primero sea cumplir con los estudios. “Durante
los fines de semana, lo primero es dedicar un tiempo a la realización de los
deberes y a estudiar.
Si luego queda tiempo libre, hay que impulsar a que los
jóvenes puedan hacer algo con sus amigos. Ellos tienen que sentir que cuentan
con el respaldo de los padres y que ellos apoyan las amistades.
De esta manera,
será más fácil que exista una cooperación entre ambas partes y se pueda llegar a
un acuerdo en cuanto a cuáles son las prioridades y cuáles deben ser los
momentos de ocio”, explica la experta.
4.- Conocer a las amistades de los hijos. “No solamente es importante saber
el tiempo que se le dedica al ocio, sino con quiénes se pasa ese espacio.
Conocer a los amigos y saber cuáles son las diversiones preferidas de ellos son
aspectos fundamentales que los adultos no pueden ni deben descuidar para saber a
qué atenerse”, sostiene Fernández.
La flexibilidad es un factor importante para que los padres consideren. Llegar a
un acuerdo con los jóvenes y permitirles algunos gustos es importante para la
relación y para que ellos puedan comenzar a distinguir las prioridades y
establezcan correctamente las obligaciones y puedan disfrutar sin que estas dos
situaciones generen tensiones.
Signos que indican que tu hijo sale demasiado
1.- El rendimiento escolar ha caído
2.- El comportamiento se ha ido modificando y el carácter es más agresivo e
impulsivo. Las malas contestaciones son habituales y los hijos están más
irritables que de costumbre.
3.- Se está fuera del hogar más de lo debido y se regresa a altas horas de la
madrugada sin que exista el consentimiento de los padres.
4.- La relación con los adultos es mucho más tensa que de costumbre y ya no se
desea compartir tiempo en familia.
5.- Los pocos momentos en los que se comparte en familia, el proceder es evasivo o se está constantemente pendiente del móvil y de los mensajes de texto.