A que juegan los niños, según su edad
Existe una gran variedad de conductas que son consideradas como “juegos” por nosotros.
La aparición y predominio en cada estadio del desarrollo de un tipo de juego es el resultado de la aparición y consolidación de las correspondientes habilidades. Por lo que el juego se define por su carácter evolutivo y por lo tanto va relacionado con la edad.
Durante los primeros meses de vida aparece el “juego motor”. Según Piaget este juego es una manifestación sensorio-motora que ha cambiado su finalidad porque no se realiza para alcanzar un objetivo determinado sino por el mero placer de realizarse.
Por ejemplo, el niño puede utilizar el esquema de frotar un pie contra otro para quitarse los calcetines, pero a veces observamos como el pequeño se entretiene en frotar sus pies sólo por el placer de hacerlo.
El juego permite al niño consolidar mediante el ejercicio conductas que se están adquiriendo, mediante la puesta en práctica del ensayo de distintos aspectos de esa conducta y la acción de combinarlas entre sí.
Por ejemplo, cuando el niño agarra un objeto y lo tira y lo vuelve a agarrar comienza a aprender características de sí mismo, como su fuerza, o los mismos objetos, como su dureza, peso o forma; aunque no sea este su objetivo real.
Al final del periodo sensorio-motor, comienza a desarrollarse la capacidad de representación y el niño empieza a realizar actividades en las que se utilizan símbolos haciendo como si estuviera realizando una acción pero sin ejecutarla realmente.
Esto se conoce como “juego simbólico”. Este tipo de juegos aparecen a partir del segundo año de vida y es considerado como el momento más relevante del desarrollo infantil.
En esta etapa, el objeto que se utiliza para la representación o el sujeto que interpreta la acción asumen distintas funciones según el juego, por ejemplo dos niños pueden jugar a que uno es el indio y otro el vaquero pero cuando se aburran, pueden decidir que el que era vaquero va a ser indio y viceversa.
El juego de ficción depende siempre de dos factores: el mundo interior infantil, esto es la proyección de los derechos y emociones del niño; y el entorno social que determina por ejemplo que los niños del s.XXI jueguen a los clones.
Poco a
poco y con la edad el niño comenzará a respetar una serie de normas para jugar
con otros niños, como por ejemplo ocurre con el juego de ladrones y policías.
Así, a partir de los 6 años aparecen los llamados “juegos con reglas” en las que
su organización y las acciones que los caracterizan han de someterse a unas
normas y reglas tales como el ajedrez, o el anteriormente citado “policías y
ladrones”.
Los niños de 4-6 años no siguen las reglas porque a pesar de jugar juntos persiguen un objetivo concéntrico que consiste en divertirse, más adelante los niños de 6-11 años utilizan las reglas porque las suponen impredecibles y determinantes a la hora de jugar, sólo existe una forma de jugar y esta fue pensada por la figura que creó las reglas.
Por último y a partir de los 11 años los niños asumen las reglas como parte del juego pero teniendo en cuanta que éstas son susceptibles a cambios si se llega a un acuerdo con la mayoría.
El último juego del que nos hablan expertos como Piaget, es el “Juego de construcción” que tiene como finalidad la reproducción de modelos mediante el acoplamiento y montaje de piezas.
Dentro de esta misma categoría están los juegos de modelado y manualidades que utilizan materiales como la plastilina o el barro.
Este tipo de juegos pueden variar sus objetivos ya que cuando el niño se haya familiarizado con los materiales puede comenzar a crear formas nuevas y a darle un nuevo significado, como cuando jugamos a las comiditas con plastilina pasando además, de ser un juego principalmente individual a admitir un carácter colectivo.
Este último tipo de juego deberá su complejidad al desarrollo motor y cognitivo del sujeto y aunque está presente desde edades muy tempranas, es algo que disfrutan personas de cualquier edad.
Por Jenny
Guerra Hernández
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