Se define a las fantasías sexuales como “cualquier imagen erótica o sexual que
tiene una persona mientras está despierta -y, por lo tanto, tiene plena
conciencia de ella-, haciendo la salvedad de que su aparición no depende de la
voluntad del sujeto”.
Resulta difícil de aceptar que el deseo sexual no esté encadenado a ninguna
persona en particular; pues en tanto que es de raíz biológica y característico de la
especie humana y animal, aparece ante la presencia de un estímulo sexual, el que
detona el deseo y por ende, la fantasía sexual.
Habitualmente cuando una persona
está enamorada, en especial durante los primeros tiempos del enamoramiento,
tanto el deseo como la fantasía se orientan mayoritariamente hacia el ser
amado.
Pero de ninguna manera se inhiben los centros receptores del
cerebro que reaccionan naturalmente ante otros estímulos. Ante estas situaciones
las personas pueden “dejar correr” la fantasía o apartarla de su mente
La mayoría de las mujeres y los hombres tienen fantasías sexuales con alguien
que no es su cónyuge o compañero sentimental, según un estudio publicado en The
Journal of Sex Research, del Dr. Thomas V. Hicks, de la Universidad de Vermont
en Burlington.
Hicks y el coautor, Harold Leitenberg, realizaron un cuestionario a 349
estudiantes y empleados universitarios cuyas edades oscilaban entre 18 y 70
años, para saber con qué frecuencia las personas con parejas tenían fantasías
sexuales con otra persona, denominando a esas fantasías “extradiádicas".
Estas fantasías generan culpa, ya que los mismos entrevistados
refirieron que no habría que tenerlas. Es llamativa la diferencia entre los que
se siente y lo que se piensa, pues al responder el 48 por ciento de los
participantes dijo que no era “correcto” tener fantasías de relaciones sexuales con
otra persona si eran fieles a su pareja.
También informó que el 87% de los participantes que estaban en pareja,
manifestaron que habían experimentado este tipo de fantasía en los últimos dos
meses; el porcentaje llegaba al 98 % en el caso de los hombres y al 80 %
en las mujeres. El trabajo no se refiere a la complejidad
de las fantasías, sino a su existencia, desde una imagen fugaz, hasta una
compleja situación sexual con una persona diferente a su pareja habitual.
No hubo relación entre el hecho de tener fantasías sexuales con otra persona
y la sensación de estar sintiendo algo normal, porque en la mayoría de los
casos tenían cargos de conciencia y muchos estaban avergonzados.
Hicks indicó que las fantasías no aumentaban necesariamente el riesgo de serle
infiel a la pareja. Sin embargo, puntualizó que el estudio halló que
aquellos que habían engañado a sus parejas tuvieron una proporción mayor de
fantasías sexuales que los demás.
En general, los investigadores hallaron que los hombres eran más propensos que
las mujeres a experimentar fantasías sexuales con otra persona que no fuera su
pareja, aunque 8 de cada 10 mujeres tiene fantasías con otro hombre.
La diferencia de género se mantuvo incluso después de descartar factores como la
duración de la relación, el número de compañeros sexuales en el pasado, previos
incidentes de engaños y posición socioeconómica, indicó Hicks.
Las mujeres fueron más propensas a tener fantasías con un compañero sexual del
pasado que los hombres.
“Aunque el porcentaje de fantasías extradiádicas con compañeros del pasado fue
muy pequeño para ambos sexos, este tipo de fantasías fue más frecuente en las
mujeres que en los hombres”, dijo Hicks.
Las personas con más años en pareja refirieron mayor proporción de fantasías
sexuales con otra persona, independientemente del sexo.
También pareció existir una relación entre el número de compañeros sexuales en
el pasado y las fantasías con otras personas, aunque esta asociación fue mucho
más estrecha en las mujeres que en los hombres.
“Este estudio representa la primera revisión empírica de la relativa frecuencia
de las fantasías sexuales extradiádicas y la conexión entre este tipo de
fantasías y el sexo, la duración de la relación, el número de parejas sexuales
anteriores, las relaciones sexuales extradiádicas anteriores y la posición
socioeconómica”, dijo.
Hicks recalcó que “es probable que las personas no se den cuenta de lo frecuente
que es que los integrantes de una pareja tengan fantasías con otra persona que
no sea su compañero”.
“Podría ayudar a los hombres y a las mujeres a entender y a comunicarse si
existiera una conciencia de las diferencias y las similitudes entre ellos y
entre lo que suscita sus fantasías sexuales”, agregó.
Los hallazgos de este estudio pueden ser útiles a los terapeutas y otros
especialistas que brindan tratamiento a las personas que se sienten culpables
por tener fantasías sexuales con alguien que no es su pareja, o que reaccionan
con celos a las fantasías sexuales reveladas por la
pareja.
"Tener estos datos permite a los profesionales de la salud y al público en
general entender mejor lo que puede considerarse como normativo en la conducta
sobre las fantasías sexuales”, refirió Hicks, coautor del trabajo.
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