El estado de
algunos artículos, pueden requerir de una restauración en mayor o menor medida.
Si no tiene experiencia en las técnicas de restauración o preservación de
antigüedades o materiales manuscritos, tiene dos opciones:
-Estudiar el
tema y determinar si es capaz de llevar a cabo la tarea de restaurar un objeto
satisfactoriamente. Existen numerosos libros y guías de restauración que pueden
ayudarlo a sumergirse en ese mundo (puede acudir a librerías o bibliotecas).
Si la cantidad
de tiempo o de habilidad, le prohíbe hacer el trabajo usted mismo, la segunda
opción es llamar a un profesional. Consiga el nombre de algún especialista
confiable a través de algún museo o sociedad dedicada a la historia. Hable con
vecinos o comerciantes de antigüedades que tengan experiencia trabajando con
alguien.
Las fotografías
importantes o irremplazables pueden ser duplicadas a muy bajo costo. Los objetos
artesanales, joyas, ropa y muestrarios pueden ser fotografiados.
La
correspondencia, paginas de una bíblica, diarios y periódicos que no puedan ser
fotocopiados, pueden ser transcriptos. Tome todas las precauciones para
asegurarse tener una descripción o copia del original, en un archivo permanente.
Uno de los
mejores métodos de preservación es la división. De a otros familiares, parte de
su colección, que tenga valor emocional pero no demasiado valor genealógico. No
sólo reducirá el riesgo de perder toda la información, sino que su voluntad
alentará a otros a compartir la información u objetos que posean.
Finalmente, cuando los objetos más preciados necesitan de un cuidado especial,
considere la posibilidad de ponerla en manos de otro. ¿A quien puede confiar su
colección de objetos y pistas caseras? ¿A un hijo soltero? ¿A un museo o
archivo? ¿A alguna sociedad dedicada al estudio de la historia?
Sea lo que sea
que decida, hable antes con el receptor para asegurarse que la persona u
organización, tiene la posibilidad de hacerse cargo, y en que forma la recibirá.
Tome una decisión sabia. Dar una colección de cristalería a una sobrina que
planea vivir en un departamento pequeño o a una biblioteca especializada en
material impreso, no sería una buena decisión.