Genealogía judía: ¿cuál es el origen de tu nombre?

Si estás haciendo el árbol genealógico de tu familia judía, los nombres pueden serte de gran ayuda. Pero para ello, debes conocer las diferentes costumbres de sefaradíes y askenazíes...


Tradiciones sefardíes y asquenazíes para nombrar a los hijos

 

Hay toda
una serie de tradiciones que se aplican en el momento de decidir cual es el
nombre que vamos a darle a nuestros hijos.

 

Este tipo
de “condicionamiento” (por llamarlo de alguna forma, no porque se quiera indicar
con esto que se convierte en algún tipo de obligación que se antepone a los
deseos de las personas realizando la acción) se encuentra presente de una forma
u otra en prácticamente todas las culturas del mundo, tanto desde un punto de
vista religioso como desde un punto de vista social.

 

Si
prestamos un poco de atención a lo que sucede alrededor de nosotros veremos
seguramente que hay una serie de reglas que pueden aplicarse a los
nombramientos, aun en nuestro medio
ambiente natural.

 

El hecho de
que una gran parte de la población no siga ninguna de ellas, al menos de forma
consciente, no quiere decir que no existen o que no se encuentren en realidad
presentes en el momento en que finalmente se toma la decisión.

 

¿Cuántos de
nosotros hemos sido nombrados de una determinada forma debido a un abuelo, un
tío o, en casos que son probablemente cada vez más menos comunes, debido al
santo del día en que nacimos? Seguramente más de uno.

 

Es cierto,
sin embargo, que estas costumbres ya tienen cada vez más seguidores y que los
nombres suelen decidirse por circunstancias mucho menos clásicas y mucho más
referidas a los gustos personales de los padres de la criatura.

 

Pero en
este artículo vamos a referirnos a algunas costumbres o tradiciones particulares
de un grupo humano especifico. Vamos a estar hablando tanto de las tradiciones
para dar nombres de los judíos sefardíes como de las de los judíos asquenazíes.

 

Son los
descendientes de los judíos españoles y portugueses expulsados de la Península
Ibérica en 1492 por los Reyes Católicos. Los asquenazí
es,
por otro lado, son los descendientes de los judíos de Polonia, Alemania,
Austria y la Europa del Este. Desde el siglo diecinueve la mayor parte de ellos
ha emigrado hacia América
, Israel, Australia, etc.

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Las diferencias entre sefaradíes y askenazíes

 

Lo primero
que nos parece interesante comentar es que las convenciones para el nombramiento
de un recién nacido difieren mucho entre los judíos sefardíes y los asquenazí
es.

 

Pero si hay
algo que se mantiene es el hecho de que en ambos grupos humanos estas tienen una
gran importancia y seguramente serán seguidas (en parte, tal vez. O al menos
serán tenidas en cuenta) cuando se este pensando en el nombre. Como dijimos,
puede ser que sea en forma inconsciente, pero seguramente tendrán algún tipo de
presencia.

 

También es
remarcable que con tanto estas importancias como las tradiciones propiamente
dichas tienen una gran importancia para la persona que está tratando de llevar a
cabo algún tipo de trabajo sobre la genealogía del caso.

 

La primer
diferencia que podemos encontrar se refiere al estado de las personas que son
tenidas en cuenta en el momento de ver quien puede darnos el nombre para
nuestros hijos.

 

Podríamos
decir que los sefardíes son un poco menos “
nostálgicos”,
ya que para encontrar el nombre para sus hijos se permiten buscarlo entre todos
sus parientes, sin importar si estos están muertos o vivos, mientras que los
asquenazíes s
ólo se permiten utilizar el nombre de
aquellos parientes que ya no se encuentran en el mundo de los vivos.

 

Por lo
tanto, sus opciones son en realidad un poco más limitadas, ya que solo tiene en
cuenta una parte de los parientes y eso hace que sea más dirigidas hacia un
punto especifico.

 

Igualmente,
tampoco quiere esto decir que los sefardíes eligen cualquier nombre entre todos
aquellos que se les aparecen como posibles.

 

Tienen
ciertas reglas dictadas por las convenciones que hacen que determinados nombres
tengan más posibilidades de ser escogidos que otros, que haya una especie de
“orden de preferencia”. La costumbre nos indica que el primer hijo debe recibir
su nombre de su abuelo, mientras que la hija más grande recibe su nombre de su
abuela.

 

En ambos
casos, por supuesto, estamos hablando de los abuelos por parte de padre, ya que
esto es lo que nos dice la tradición. Como decíamos antes, en este caso no
importa si están vivos o si ya han fallecido, sino que se puede utilizar
igualmente.

 


Investigación genealógica de los nombres judíos

 

Como
podemos darnos cuenta a través de esto que veníamos diciendo durante el último
párrafo, los nombres pueden llegar a darnos algunos interesantes datos a la
hora de plantearnos una investigación sobre la genealogía de una persona, si es
que sabemos que en la familia de la que proviene se han respetado las
convenciones de las que estamos hablando.

 

Por
supuesto, también el tipo de datos que nos provee son distintos. En el caso de
los asquenazíes, la fecha de nacimiento de un niño puede muchas veces ser
utilizada para plantearnos el año en que se ha producido el deceso de un
familiar cercano a él, ya que si ha recibido un nombre en particular, esto
indica que la persona que se lo ha dado ya ha fallecido, por lo tanto la fecha
de su muerte tiene que ser anterior al nacimiento de la persona de la que
disponemos del nombre.

 

Por
supuesto, no es algo exacto, pero si nos da una pieza de información con la que
no contaríamos en otro caso.

 

Siendo,
como ya hemos visto, una tradición distinta la que se sigue en el caso de los
sefardíes, también son distintos los datos que podemos conseguir a través del
análisis del nombre de una persona en particular.

 

En la
genealogía sefardí el dato principal que nos aporta el nombre de una persona es
el nombre de los padres de su progenitor. O sea, si contamos con el dato de si
es o no el hijo mayor de la familia, de eso podemos deducir cual es el nombre de
su abuelo o de su abuela, dependiendo del sexo de la persona que estamos
analizando.

 

Esto puede
resultarnos de mucha ayuda en el momento de diferenciar entre distintos árboles
genealógicos.

 


Convenciones más comunes para poner el nombre a un
niño judío

El primer hijo varón es nombrado con el mismo nombre que
tiene el abuelo paterno.

El segundo hijo de sexo masculino también es
nombrado con el mismo nombre que su abuelo, pero en este caso es el abuelo
materno.

La primer hija
recibe el mismo nombre que su abuela. También en este caso corresponde a la
abuela por el lado paterno.

Al igual que lo que sucedía con el segundo hijo
varón, la segunda hija mujer recibe el mismo nombre que su abuela, pero en este
caso la materna.

El próximo hijo varón recibe el nombre de su tío,
mientras que la próxima hija recibe el de su tía. En ambos casos estamos
hablando del lado paterno de la familia.

El siguiente recibe su nombre también de su tía o de
su tío, pero como sucedía anteriormente, en este caso también se trata de la tía
o tío a través de la madre y no del padre.

Se continua con esta mecánica de aquí en adelante.

 

Hay que
hacer una importante aclaración en este momento, una diferencia que se presenta
en un caso en particular. Si bien tanto los nombres de los parientes vivos como
aquellos de los parientes muertos pueden utilizarse, los de los muertos, en
particular los de los abuelos o hermanos, suele tomar precedencia por sobre lo
de los parientes vivos.

 

En caso de
que haber un padre o un hermano muerto, en general se utilizará este nombre en
vez del de aquel pariente que en realidad se encontraba en la “lista”.


 


Esto también suele aparecer reflejado en las familias
españolas que en algún momento tuvieron que exiliarse de España. No es de
extrañar, entonces, que sea una costumbre que también se encuentra presente en
algunas sociedades latinoamericanas.