Como en cualquier otro
campo, la genealogía no está exente de inescrupulosos y charlatanes que pueden
hacerse pasar por expertos investigadores. Muchos, llegan al nivel de brindarnos
datos incorrectos o no probados, como si estos fuesen efectivamente ciertos.
De
esta forma, los charlatanes y los ladrones no sólo nos roban nuestro dinero,
sino también nuestras esperanzas de poder llegar a entrar en contacto con un
documento o un familiar lejano, que se encuentren en otra parte del mundo.
Los diversos tipos de engaño
Un engaño muy habitual
entre estos charlatanes, es el del "heredero que faltaba". Aunque posiblemente
este “cuento” se practique hoy en día menos comúnmente que hace 50 años, todavía
sigue cobrándose varias victimas.
Básicamente, este engaño se realiza poniéndose
en contacto, gracias a una simple guía telefónica, con una persona, para decirle
que posiblemente pueda llegar a recibir una herencia de un pariente lejano, si
es que se evidencia el parentesco.
Para ello, afirman, es necesario realizar
varios trámites, al tiempo que se ofrecen, como supuestos genealogistas, para
lograr los documentos que prueben la relación familiar.
Luego, arman un gran
teatro en los que hablan de viajes, visitas, presentan documentos falsos, y
mantienen viva la inocente esperanza de su victima, quitándole más dinero.
Después de que se agoten los fondos de la persona en cuestión, declaran que no
se pudieron probar la relación, y dejan la persona desahuciada moral y
financieramente.
También se pueden enumerar
aquí unos servicios de dudosos resultados, como es la práctica de algunas
“compañías” que ofrecen un supuesto informe o newsletter sobre una familia en
particular.
El informe en cuestión, es una mera compilación de extractos de
apellidos de los censos, de historias de la ciudad, y fuentes de internet o al
azar.
Tal compilación es de muy poco valor, se podría hacer en muy poco tiempo,
y no merece ser pagada. Finalmente, el comprador recibe mucho menos de lo que
esperó, pero la publicidad se redacta cuidadosamente para prevenir demandas
legales.
Otra práctica engañosa, es
establecer un negocio bajo el nombre de una organización que sea similar a una
organización profesional muy reconocida, y anunciar sus servicios profesionales.
El cliente siempre consigue menos de lo que paga, y la organización profesional
genuina, debe también ocuparse de tomarse el trabajo de efectuar una demanda
legal para forzar a este negocio a que cambie su nombre.
En los últimos tiempos, se
detectaron organizaciones que ofrecen talleres de genealogía e historia de la
ciudad, sin ningún cargo.
Incluso, muchas de estas organizaciones funcionan en
instituciones muy respetable, ya que piden sus instalaciones a cambio de dar el
curso gratuitamente, lo cual elimina cualquier sospecha. Pero el taller resulta
ser, sobre todo, una campaña de ventas de alta presión, diseñada para vender
libros costosos y sobre-tasados.
La información que contienen estos libros,
suele ser tomada de otras fuentes, y generalmente modificada levemente para
evitar las leyes de copyright, por lo cual puede estar fácilmente disponible en
manuales genealógicos y en internet.
Finalmente (aunque la lista
podría ser interminable) se puede citar el caso de los “herederos de la
nobleza”. Todo comienza cuando llega una carta diciendo que un destinatario
puede reclamar, como pariente de una familia noble, ciertas herencias que
pertenecieron a sus ancestros.
La carta está redactada de tal manera que
cualquier persona puede pensar que efectivamente tienes chances de lograr estas
“herencias”, por lo que aceptan pagar el monto que la compañía les pide para
redactarles y enviarles la carta al lugar preciso.
Pero, manden o no estas
cartas, solo las familias relacionadas directamente con las familias nobles de
la edad medias (una cantidad ínfima) son elegibles para demandar estas
herencias.
Como con cualquier otro
interés popular, hay personas (e incluso profesionales) sin ética y sin
escrúpulos, que se camuflan entre los profesionales honestos. Una persona
seriamente interesado en investigar sus antecedentes familiares, debe estar
pendiente, en cada paso, de evitar tomar atajos y resoluciones aparentemente
fáciles, y caer así en estas trampas.