Los defensores del MERCOSUR han tomado siempre como modelo a la Comunidad
Económica Europea, aunque la percepción del ciudadano común es que pocos pasos
se dan en ese sentido y, ya se sabe, no es lo mismo un modelo – que permite una
contemplación pasiva – que un objetivo – que impone tomar medidas activas para
alcanzarlo.
Es quizás por eso, y quizás también porque otras
cuestiones más urgentes ocupan la atención de la gente, que ha tenido escasa
repercusión la reciente firma de un acuerdo que – si es finalmente ratificado e
implementado – representará un logro fundamental en la integración de los países
del MERCOSUR (a los que se agregan Bolivia y Chile) para dejar de ser
simplemente una unión aduanera para comenzar a acercarse al modelo de la Unión
Europea: el libre tránsito de las personas y la igualdad de derechos (civiles,
sociales, culturales y económicos) de los nacionales de los países miembros que
residan en cualquiera de los Estados Parte.
Este Acuerdo sobre Residencia para Nacionales de los Estados Parte del
Mercosur, Bolivia y Chile (que aún debe ser homologado por los Parlamentos
de los países involucrados) garantiza que los ciudadanos de Argentina, Bolivia,
Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay gocen, en cualquiera de estos países, de los
mismos derechos y libertades que los oriundos del país de recepción, y
comenzaría a regir en la primera mitad de 2003.
Los principales cambios prácticos que se supone implican son:
–
Fin del máximo de 90 días para quien ingresa a cualquiera de los países en
calidad de turista.
–
Posibilidad de estudiar y trabajar sin restricciones
–
Derecho a residencia permanente con posibilidad de trabajar en forma indefinida
–
Libre transferencia a su país de origen de sus ingresos y ahorros
–
Continúa siendo exigible como condición de ingreso la presentación de un
certificado de buena conducta.
–
Iguales beneficios sociales y previsionales que los ciudadanos del país receptor
–
Posibilidad de regularización inmediata de la situación de los inmigrantes
ilegales
En
conjunto, estos dos últimos puntos podrían ser el inicio del fin de una de las
prácticas más vergonzosas, y frecuentes, que puedan existir: la explotación de
la mano de obra extranjera con condiciones de trabajo que lindan con la
esclavitud
–
Derecho a realizar la tramitación migratoria en el país de residencia, sin
necesidad de egresar del mismo.
No arme las valijas todavía
Aunque el porvenir parezca rosa, son previsibles
dificultades y más de una sorpresa, porque:
–
El
acuerdo debe ser ratificado por cada país, y es esperable que haya quienes se
opongan, con mayor o menor fuerza (como ya está ocurriendo en Paraguay)
–
Las legislaciones laborales y previsionales de los estados miembros son
diferentes y en ocasiones opuestas, por lo que se prevén no pocos conflictos por
este motivo
–
Los sectores en cada país cuyos intereses sean afectados tratarán de bloquear o
introducir modificaciones específicas para salvaguardarlos (como ya ha comenzado
a ocurrir con ciertas asociaciones profesionales en Brasil)
–
El
acuerdo firmado contiene formulaciones muy generales. Todavía nada se sabe sobre
su aplicación en la práctica, y son esperables plazos y restricciones de
distinto tipo.
Fuente:
Emigración Legal