Algunas
mezclas requieren el empleo de diferentes proporciones de harina, la inclusión
de aceite vegetal o de
papel mache.
Pero esta es la que más nos conforma. Las
particularidades de su horno, le indicaran, solo por prueba y error si la
cantidad de agua que usted aporta a la preparación deberá ser aumentada
o disminuida para un resultado más rápido, pero de igual calidad. Use harina
común, sin componentes leudantes y use sal fina de mesa.
Ingredientes:
3
partes de harina
1
parte de sal
1
parte de agua
Elementos
necesarios:
Recipiente
para mezclar
Recipiente
para medir
Cuchara
para elaborar la mezcla
Tabla
de madera
Bolsa
de residuos
Procedimiento:
Mezcle
la harina y la sal con una cuchara, en un recipiente amplio, empleando
movimientos en redondo, y agregando gradualmente el agua fría.
Continúe
mezclando hasta que la masa no se adhiera a las paredes del recipiente.
Amase
con la mano sobre una tabla de madera durante alrededor de 10 minutos hasta que
la masa se vuelva suave, elástica y tibia al tacto.
Colóquela
en la bolsa de plástico para que “descanse” por el lapso de una hora.
La
pasta de sal
ya esta lista para ser moldeada, recortada, amasada y modelada como
su proyecto lo requiera.
Trucos:
–
Cuidado con agregar demasiada agua a la pasta para que no se vuelva muy pegajosa
y difícil de usar.
–
Cuide que el palo de amasar y la tabla de madera sobre la que
trabaja
estén enharinados, para prevenir que la masa se pegotee.
–
Cuide usar harina que no sea harina integral o harina leudante.
–
La pasta de sal puede ser guardada alrededor de una semana dentro de un
recipiente hermético o una bolsa de plástico dentro del refrigerador.
De todos
modos, después de haber estado en el refrigerador vuelva a amasarla para que
recupere la elasticidad y la suavidad que tenia. Solo sus manos pueden volver a
transmitirle la ”vida” y la tibieza imprescindibles para lograr una artesanía.