Bloopers de diseño en el hogar

Cuidado con los bodegueros


Una costumbre de poco sentido que se observa a veces, son los bodegueros
abiertos de vino en la cocina.
El calor provoca el envejecimiento prematuro del vino y lo transforma en
imbebible.
Acopiar el vino en una retícula abierta sobre la heladera -que pareciera un
lugar sensato para las cosas que uno no usa diariamente- es todavía peor, porque
la mayoría de los refrigeradores emiten calor para poder enfriar los alimentos
del interior.
Las heladeras mas modernas emiten mucho menos calor que aquellas que tienen mas
de diez años, pero es aún suficiente para arruinar un buen Bordeaux si usted
deja la botella allí por mucho tiempo.


Los mejores lugares para guardar el vino son los frescos y oscuros. Un sótano es
bueno siempre que no lo guarde cerca de la caldera. Si no tiene sótano, guarde
el vino bajo la cama o en la parte inferior de un placard -sólo asegúrese que no
quede cercano a un conducto de calor o de agua caliente.

Y
no guarde esa costosa botella de champagne esperando a la especial ocasión. A
menos que usted tenga un equipo especial que mantenga humedad y temperatura para
el vino, no trate de guardar al champagne por mas de doce meses.


Me
parece adecuado el comentario de Katherine Salant, y agrego lo siguiente:
Creo que los bodegueros de pocas botellas en la cocina son decorativos y
prácticos. Es práctico tener allí en vino de consumo diario, que en mi caso no
es nada caro.
Es decir, para quienes deben renovar la bodeguita una vez al mes o cada dos
meses, no habría problema.


En
el otro extremo, para aquellos matrimonios a quienes no les gusta el vino y lo
tienen por decoración y para guardar algunos buenos vinos para cenas con amigos,
es probable que la bebida se estropee (luz y calor).



También hay que tener cuidado con los áticos.
Yo no tengo sótano pero si ático.
En mi caso el ático es un excelente lugar para guardar vino en invierno (frío y
oscuro). Sin embargo debo acordarme de sacarlo de allí en el verano pues se
convierte en un sauna.


Adaptado por Eduardo Córdoba de un artículo de Catherine Salant en Inman News
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Fuente:
Mi Futura Casa