Estos edificios se han puesto muy de moda en los últimos tiempos y es una alternativa muy atractiva sobre todo para las familias con niños.
“No solamente mediante esta idea es posible disfrutar de espacios como parques, gimnasios, saunas, parrillas, juegos para los más pequeños y piscinas sin tener que salir de casa ni pagar un dinero extra por cada pasatiempo, sino que también tienen la ventaja de permitir conocer al resto de las familias que habitan en ellos, algo muy necesario hoy en día.
El espíritu de estos edificios es el de la camaradería ante todo”, comenta el arquitecto argentino Juan Carlos Machado.
Esta creación pone el esfuerzo en lo colectivo. “Es verdad que todos nos pasamos mucho tiempo frente a una pantalla, en Internet y dejamos postergados los afectos, el conocer gente nueva y la vida al aire libre.
Con esta propuesta se puede complementar todo aquello que como seres humanos nos gusta y necesitamos. Nuestros hijos hacen amigos dentro del edificio y los padres tienen la oportunidad de tener contacto con otros adultos que de no ser por esta idea, sería imposible para muchos de ellos que trabajan todo el tiempo, mantener contacto y una verdadera amistad”, sostiene el asesor inmobiliario argentino Julián Arias
Sin embargo, no todo es color de rosas. “Hay que mantener unas buenas pautas de conducta para que los malos entendidos y las discusiones innecesarias no afloren. Todo disturbio se puede evitar si existe una verdadera generosidad y solidaridad.
Algunos de los inconvenientes que se generan con más asiduidad son colocar la música a todo volumen, hacer fiestas de modo frecuente, si hay que compartir electrodomésticos como lavadoras o secadoras es preciso establecer horarios y normas para que todos los inquilinos y propietarios puedan valerse por igual de los beneficios”, opina el profesional inmobiliario.
Si se utilizan los neovecindarios en el buen sentido de la palabra, permiten una buena interacción y funcionan como una verdadera red de contención en donde existe el apoyo, la comunicación y la solidaridad entre vecinos.
Son una herramienta fundamental para los niños que son hijos únicos y para las madres que pasan mucho tiempo solas. “Las mujeres y los hijos son quienes más sacan partido de estos edificios ya que tienen la posibilidad de compartir con otras personas y pedir ayuda a alguna vecina en caso de necesidad. Sin dudas es una muy buena idea que hay que saber aprovechar”, comenta el asesor Arias.
Los neovecindarios no son pensados solamente para familias numerosas sino también para solteros/as, gente mayor, o jóvenes que recién se han independizado y que necesitan de igual manera que cualquiera, un modo para socializar y sentir contención en un ambiente agradable, familiar y amistoso.
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