¿Hombres en búsqueda de su masculinidad profunda?

¿Verdaderamente existen hoy día en nuestra sociedad, hombres que se encuentren en la búsqueda de una nueva forma de vivir su masculinidad, diferente a la manera en que heredamos nuestros roles de género de nuestros antepasados?


 

Siendo la madre la primer mujer a quien el hombre amó, con quien tuvo la mas profunda intimidad conocida desde su nacimiento, lo ha tocado, besado, abrazado, de ahí que cuando llegue la pubertad, cuando viene el mayor aumento hormonal de su vida.

En la etapa cuando tiene el mayor deseo sexual, es cuando “tiene” que abandonar a la mujer que ama, esto genera culpa y miedo, culpa por haber “traicionado” el amor de su madre para poder “ser hombre” y miedo a la mujer “malvada” que los “provoca” o los “seduce”. 

A esto le agregamos la imagen estereotipada que ofrece la pornografía del hombre, un sujeto sin capacidad de expresar amor, ternura o de “sentirse enamorado”, experimentando una especie de “anestesia sensorial” en otras partes de su cuerpo que no sean su pene, enfocado únicamente en su “autosatisfacción sexual”, que no erótica, a través de una mujer, ya que el “cultivo del erotismo puro”, podría hacerlo ver como “mariquita”, como poco varonil, lo cual es un mito y una gran mentira. 

El Hombre Machista es una especie en peligro de extinción, como bien sugiere el Dr. David Barrios Martínez en su libro Resignificar lo Masculino, Guía de supervivencia para Varones del Siglo XXI.

El nuevo hombre deberá de ser capaz para empezar por ponerle nombre a sus sentimientos y emociones, de expresarlos y entre otras cosas, de evitar situaciones en donde se manifieste cualquier tipo de violencia o de rasgos de dominio y control, deberá aprender a soltar, a tener trato social equitativo para hombres y mujeres, habremos de aceptar la independencia de las mujeres y aprender a convivir con ellas de esa manera. 

En el plano erótico-afectivo, muchas mujeres se confunden con el extraño comportamiento del hombre, ya que al principio se muestra como un apasionado amante y después de un tiempo, frío, distante, hostil, agresivo y hasta violento, reproduciendo el mismo patrón que realizó durante su etapa de pubertad. 

Al manifestar su sexualidad, es muy común que el hombre se deje llevar por los estereotipos que la pornografía promete, donde muestran imágenes de hombres insensibles enfocados en autosatisfacerse en una o varias mujeres, a los que no se les permite expresar ternura, amor incondicional y mucho menos un erotismo espiritualizado. 

Lo que está sucediendo hoy en día va en ambos sentidos, mientras muchos hombres están incrustados en este callejón sin salida, muchos otros nos encontramos en nuestra propia búsqueda de la masculinidad profunda, que consiste en vivenciar una manera distinta de expresarla, donde nos permitimos descubrir y expresar  nuestras emociones, acechando nuestros rasgos machistas, encontrando y amando a esa parte femenina dentro de nosotros.

Lo que nos permite ser amables, tolerantes, generosos, intuitivos, sensibles, con capacidad de expresar ternura, asombro ante la vida e incluso que nos permita llorar de gozo y agradecimiento en una experiencia sexual en que se puede sentir la unión de lo físico con lo espiritual.