Un abogado mantiene un romance con su secretaria.
Al poco tiempo ésta queda embarazada y el abogado, que no quiere que su esposa
se entere, le da a la secretaria una
buena suma de dinero y le pide que se vaya a parir a Italia.
A lo que ésta pregunta:
-¿Y cómo voy a hacerte saber cuando nazca el bebé?
El abogado responde: — Tan solo envíame una postal y
escribe “Spaghetti” por detrás. No te preocupes, yo me encargaré de
todos los gastos”.
Pasan ocho meses y una mañana la esposa del abogado lo
llama al bufete muy exaltada:
–“Querido, acabo de recibir el correo y hay una
postal muy extraña de Italia. La verdad, no entiendo qué significa”.
El abogado, bastante nervioso, contesta:
–“Espera a que llegue a casa y te explico”.
Cuando el hombre llega a casa y lee la postal, cae al
suelo fulminado por un infarto. Llega una ambulancia y se lo llevan.
Ya en el Hospital, el médico jefe se queda a confortar
a la esposa y le pregunta cuál ha sido el evento que ha precipitado tal ataque
cardíaco.
Entonces la esposa recoge la postal y le dice:
–“No sé Doctor, él sólo leyó esto: Spaghetti, Spaghetti, Spaghetti,
Spaghetti, Spaghetti. Tres con salchicha y albóndigas y dos con
pepitonas.”
¿POR QUE DESPEDI A MI SECRETARIA
¿Que por qué despedí a mi secretaria?
Hace dos semanas cumplí 31 años. Cuando me levanté esa
mañana, no me sentía bien, pero tenía la esperanza de que mi esposa
me cantaría feliz cumpleaños y trataría de sorprenderme con un
regalo, pero ni siquiera me dijo buenos días. Mis hijos se sentaron a
desayunar, pero tampoco me felicitaron.
Llegué muy deprimido a mi oficina, pero al entrar mi
secretaria dijo un sonorosísimo” FELIZ CUMPLEAÑOS”. Me sentí
un poco mejor, por lo menos alguien recordaba mi cumpleaños. Trabajé
normalmente y para mi tristeza ninguno de mis amigos, ni allegados me
llamaron a felicitarme.
Cerca del mediodía, mi secretaria llamó a la puerta y
me dijo: ¿por qué no almorzamos juntos?. Le dije que era la propuesta más
hermosa que había recibido ese día y acepté. Escogimos un restaurante acogedor
y nos tomamos unos tragos. Todo estuvo delicioso y nos divertimos bastante.
De regreso a la oficina me dijo:
“En este día tan especial, para que regresar a la
oficina tan temprano, vamos a mi apartamento y seguimos pasándola
bien”. Bueno, respondí, vamos y disfrutamos de unos tragos más.
Una vez en el apartamento, me dijo: “si no te
molesta quisiera ponerme más cómoda”. Contesté: no hay problema; y humm.
Dentro de mi pensé que después de todo podría ser una
experiencia interesante. Ella entró a su habitación y unos minutos más tarde… salió con
un gran pastel de cumpleaños, seguida de mi esposa, mis hijos, mis
familiares y amigos cantando “happy birthday to you…”
Y
allí estaba yo… como un pendejo, desnudo en el sofá de la sala…. y con las
medias puestas.
¿Tenía o no tenía razón para despedir a mi secretaria?
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