Analizando el mundo de las acciones: el análisis fundamental

Conoce de cerca –y sin demasiados tecnicismos- el nebuloso mundo de la inversión bursátil. Toda la terminología, todas las variables y todas las fórmulas, como nunca antes te las habían presentado...

Mucha gente encuentra complicado el mundo de las inversiones; y con toda la terminología y detalles de la bolsa de valores, resulta muy fácil desmotivarse y alejarse de este territorio que muchas veces es hostil para la gente común que carece de una formación especializada. 

Introducción

La inversión, como la gran mayoría de las actividades, requiere que sus protagonistas tengan una filosofía general adecuada en cuanto a cómo hacer las cosas para evitar errores negligentes. ¿Serías capaz de hacer un soufflé sin una receta?

¿Te animarías a tocar el violonchelo en la Orquesta Filarmónica de Londres sin una partitura? ¿Irías a un estadio de fútbol y te sentarías en la tribuna de la parcialidad archirival vistiendo los colores de tu equipo? Espero que no.  

Aunque invertir no es tan difícil como estos desafíos (especialmente el soufflé), ciertamente necesitas un plan estudiando antes de poner en juego tus ahorros bien ganados. 

Análisis fundamental 

Muchas personas creen, con razón, que cuando se compran acciones de capital se están comprando participaciones proporcionales en un negocio. En consecuencia, para imaginar cuánto vale el capital, deberías determinar cuánto vale el negocio.  

Los inversores, generalmente, hacen esto valorando las finanzas de la compañía en términos de valores por acción, para poder calcular cuánto vale el capital proporcional del negocio. Esto es conocido como “análisis fundamental” por algunos, y la mayoría de quienes lo usan lo ven como el único método de análisis de capitales racional. 

Aunque analizar un negocio puede parecer una actividad sencilla –a simple vista-, hay muchos matices o diferencias en estos análisis. Los inversores, a menudo crean oposiciones y subcategorías en vistas de entender su filosofía de inversión específica.  

Al final, la mayor parte de los inversores terminará teniendo un abordaje combinado, producto de los distintos puntos de vista. Muchas de las distinciones se tratan más de invenciones académicas que de diferencias prácticas tangibles.  

Por ejemplo, el valor y el crecimiento son conceptos creados por economistas estudiosos del mercado de acciones, aunque quienes viven el día a día de las actividades bursátiles no los encuentran verdaderamente útiles. En las definiciones a continuación, nos concentraremos en lo que la mayoría de los inversores quieren decir cuando emplean estas etiquetas. No obstante, siempre será adecuado analizar dos veces lo que quiere significar la persona que las utiliza.  

Valor 

Un cínico, como dice el proverbio, es alguien que sabe el precio de todo y el valor de nada. El propósito de un invertir, en ese sentido, debería ser conocer tanto el precio como el valor del capital accionario de una compañía.  

El objetivo de la inversión por valor es comprar empresas con un gran descuento respecto al valor intrínseco –lo que el negocio valdría si fuese vendido mañana-. Por una parte, todos los inversores son inversores de “valores”, es decir, ellos quieren comprar un capital que valga más de lo que pagan.  

Típicamente, aquellos que se describen como inversores de valores se concentran en el valor de liquidación de una empresa, o en lo que podría valer si todos sus activos fueran vendidos mañana. Sin embargo, el valor puede ser un concepto muy confuso, ya que la idea de valor intrínseco no se limita específicamente a la noción de valor de liquidación.  

Los novatos deberían entender que, aunque la mayoría de los inversores de valores creen en ciertas cosas, no todo aquel que usa la palabra “valor” está hablando de lo mismo. 

Benjamín Graham es considerado como el creador de la inversión moderna, cuyo libro “Security Analysis” (escrito en colaboración con David Dodd en 1934) es aún empleado con frecuencia. Otros inversores considerados como serios adeptos de este abordaje son Sir John Templeton y Michael Price.  

Estos inversores tienden a tener reglas muy estrictas y absolutas acerca de cómo comprar acciones de una compañía. Estas reglas se basan en las relaciones entre el precio de mercado actual de la empresa y ciertos criterios del negocio. Por ejemplo: 

  • Relación precio/ganancia (PER). Cantidad de años que deben transcurrir para recuperar la inversión.
  • Rendimiento de una acción.
  • Valor libro de la acción. Cálculo que se obtiene dividiendo el patrimonio neto de la compañía por el total de sus acciones.
  • Capitalización bursátil. Valor de una empresa que resulta de multiplicar la cotización de sus acciones por el número de acciones en circulación.
  • Valor de mercado. Precio que se obtiene por un título valor en la Bolsa. Es totalmente independiente del valor nominal.

·         Valor de mercado. Precio que se obtiene por un título valor en la Bolsa. Es totalmente independiente del valor nominal. 

Crecimiento

La idea de inversión en crecimiento se refiere a que deberías comprar acciones en compañías cuyo potencial de crecimiento de ventas y ganancias sea excelente. Los inversores en crecimiento tienden a concentrarse más en el valor de la compañía como un negocio continuo.  

Muchos planean retener estas acciones por largos períodos de tiempo, aunque éste no siempre es el caso. Hasta cierto punto, el “crecimiento” como indicador es un “valor” disfuncional, dado que muy pocos quieren comprar empresas que no están creciendo.  

El concepto de inversión en crecimiento se cristalizó en las décadas del 40 y 50, a raíz del trabajo de T. Rowe Price, que fundó la empresa de fondos mutuales del mismo nombre, y Phil Fisher, quien escribió uno de los libros de inversión más importantes jamás publicados, “Common Stocks and Uncommon Profits”. 

Antes de decidir si comprar o no, los inversores en crecimiento observan la calidad potencial del negocio y la tasa a la que está creciendo. Entusiasmados por las nuevas empresas, industrias y mercados, los inversores en crecimiento suelen comprar compañías que creen capaces de incrementar sus ventas, ganancias y otros indicadores importantes a una tasa mínima por año.  

El crecimiento, con frecuencia, se discute en oposición al valor, pero, a veces, las líneas entre los dos abordajes se hace bastante confusa en el plano de la práctica.    

Ingreso 

Aunque los capitales comunes de hoy son comprados, habitualmente, por personas que esperan que las acciones incrementen en valor, aún existen muchos individuos que compran acciones más que nada por la corriente de dividendos que generan.  

Conocidos como inversores de ingresos, estos sujetos suelen preceder empresas cuyas acciones tienen la posibilidad de incrementar el valor del capital por empresas con alto rendimiento en el pago de dividendos –generalmente en industrias de crecimiento lento-.  

Estos inversores se concentran en compañías que pagan altos dividendos como utilidades y fondos comunes que invierten en el mercado inmobiliario –REITs, es la sigla de Real Estate Investment Trust-, aunque muchas veces pueden invertir en empresas que estén atravesando por problemas financieros importantes, cuyos precios hayan caído tan bajo que el rendimiento de las acciones es, consecuentemente, muy alto. 

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