En un mercado en baja, tu astucia puede hacer la gran diferencia entre la bancarrota y el éxito financiero
Bienvenido al mercado bajista del año 2009. Si eres como la mayoría de los inversores, has visto caer el precio de tus acciones y de tus fondos comunes, y te has preguntado una y otra vez: “¿Por qué no vendí?”
La respuesta, posiblemente, sea que te estaba apegando a la regla de oro de la inversión: “Invierte a largo plazo. Y si el mercado cae, no entres en pánico. El mercado se recuperará”.
Si, efectivamente, has seguido esta regla, debes saber que no eres el único. A pesar de la reciente confusión en el mercado, la mayoría de los inversores de fondos mutuos están quietos. Efectivamente, las personas se encuentran cerradas a las nuevas inversiones, pero tienden a retener las que poseen.
En cualquier caso, la estrategia de acumulación (comprar papeles y retenerlos durante varios años) también ha sido tema de debate durante largos años en el mundo financiero.
Mientras que el consejo puede ser más fácil de seguir si tienes 50 ó 60 años, es un poco difícil cuando has llegado a los 70 u 80, y no sabes si dispones del tiempo suficiente para esperar.
El consejo suele ser: permanece en el mercado. Los mercados se recuperarán de un momento a otro y resultarás recompensado.
Distintas investigaciones conductuales revelan que los inversores suelen vender luego de que las acciones bajan, pero no suelen volver a comprar sino hasta mucho después que su precio ha subido.
Los especialistas sugieren que los inversores pueden protegerse contra las pérdidas de un mercado bajista comprando fondos de bonos o en fondos comunes que invierten la misma proporción en acciones ordinarias, preferidas y bonos.
Durante la caída del mercado, estos fondos suelen sufrir menos que los fondos puramente accionarios.
¿Por qué hay quienes creen que la filosofía de la acumulación es un desastre? Simplemente, porque muchos la ven como un argumento de venta disfrazado de consejo.
Los agentes tienen un gran incentivo para hacer que tú compres y para evitar que vendas.
De hecho, los inversores no pueden simplemente esperar a que los mercados se recuperen. La verdad es que la tendencia bajista de un mercado puede prolongarse durante años.
Y durante todos estos años, tu dinero es como un pez muerto en el agua. En consecuencia, necesitas ser flexible y hacer cambios en tu porfolio cuando las condiciones cambian.
Si crees que se avecina una recesión o una caída, ajusta tu portafolio. Habrá llegado el momento de reducir significativamente tu exposición a las acciones.
Esta sería una conducta muy sensata. Tú no querrás comerciar todos los días. Eso sí: no esperes a que el valor de tus acciones sea el 10% de lo que lo pagaste para decidirte a actuar.
Por su parte, los inversores pueden implementar sus propios programas de cobertura, invirtiendo en fondos de fondos que cotizan en bolsa y que permiten a los inversores proteger sus portfolios contra la caída de los precios. Por ejemplo, cuando el precio del Promedio Industrial Dow Jones cae, el precio del fondo inverso en el Dow subirá.
Para los afectos a la filosofía de la acumulación, vender acciones cuando el mercado está en baja es una mala opción porque significa que debes acercar sobre el precio en dos ocasiones: una cuando vendes y otra cuando vuelves a comprar.
Si bien puede ser cierto, ellos raramente suelen hacer referencia a cuánto dinero se puede perder reteniendo.
Mientras que las pérdidas de un mercado bajista importan a todos los inversores, son precisamente los boomers (los nacidos después de la segunda guerra mundial) quienes están a escasos años de la jubilación.
Pongamos el caso de un hombre de 52 años. Carlos, lo llamaremos. Es abogado y hombre de negocios. Carlos perdió su fe en la teoría de la acumulación a finales de los noventas, cuando invirtió el dinero de su jubilación en la por aquel entonces niño mimado de Wall Street.
Cuando se descubrió que la empresa estaba usando ciertas dudosas prácticas contables, sus acciones se estrellaron contra el suelo. Carlos se repitió para sus adentros que las acciones volverían a ganar vuelo, lo hizo una y otra vez, pero esto nunca ocurrió finalmente.
Dos años después, la acción se estaba vendiendo a 55 centavos y Carlos había perdido su inversión.
Asimismo, Carlos recuerda el desastre de las tecnológicas del 2000. Cuando el mercado finalmente se “recuperó”, cientos de compañías tecnológicas habían desaparecido, junto con el dinero que habían invertido sus accionistas.
Carlos estaba observando el colapso inmobiliario y el desastre de las hipotecas.
Los precios de la gasolina estaban subiendo y la economía estaba aminorando su marcha. Incluso con todas las malas noticias, el mercado seguía alcanzado nuevas marcas. El día del juicio final tendría que venir…
Finalmente, vendió sus acciones en un fondo a $149.75. Después de eso, los mercados continuaron trepando, y en octubre el fondo alcanzó un pico de $157.52. Impasible, Carlos se mantuvo fuera del mercado y esperó.
Quince meses después de vender sus acciones, Carlos hizo su regreso al fondo, comprando acciones a $121 —aproximadamente un 19% menos de lo que las había vendido—.
Cierto es que el mercado puede haber seguido bajando, pero Carlos planea seguir comprando.
Incluso si tuviera que comprar y acumular durante un tiempo, cuando el mercado vuelva a los valores normales, él estará todavía un 20% mejor que aquellos que no hicieron nada durante la caída.
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