Tradicionalmente,
los analistas financieros han utilizado informaciones tales como los informes de
ganancias, promedios, o significativos desarrollos técnicos y tecnológicos de
las compañías para predecir cuándo podrían ocurrir variaciones
significativas en los precios de las acciones.
De
allí surgieron los analistas técnicos, el uso de índice, modelos matemáticos,
y criterios tales como niveles de apoyo y resistencia, para determinar los
cambios en las tendencias de los valores.
Pero
estos métodos tradicionales, pese a su sofisticación y la energía gastada en
emplearlos, raramente producen una tasa de éxito mayor al 60%. Esto es sólo el
10 % más de lo que la ley de las probabilidades dictaría normalmente.
Por
eso, muchos han llegado a pensar que los métodos lógicos y lineales podrían
ser inadecuados cuándo se trata de temas tan ilógico como los mercados
financieros.
Con demasiada frecuencia, el mercado desafía las opiniones de los expertos,
haciendo quedar a los analistas boquiabiertos por sus fallidas proyecciones.
Una mirada
tradicional
Las
grandes variaciones en los valores de las acciones (tanto en alza como en baja)
son los punto de quiebre que representan lo mejores momentos para comprar y
vender acciones.
Por
eso, la información que cada inversionista busca se puede resumir en la búsqueda
de saber, para el caso que sus acciones suban, cuándo alcanzarán su pico, o
bien, por el contrario, es decir si el precio baja, cuándo alcanzará su valor
mínimo.
Pero el axioma, “compre bajo, venda alto” que repiten casi todos los
operadores bursátiles, y que es una milenaria sabiduría, puede ser más
complicado de poner en la práctica de lo que parece.
En
efecto, conociendo los valores extremos de cualquier acción, se puede tener una
gran seguridad de que se harán operaciones con alto rendimiento. Pero sin
embargo, la mayoría de los inversionistas y analistas financieros tienden a
tener problemas para identificar por adelantado cuando ocurrirán las altas y
bajas máximas.
Sucede que la incertidumbre por las variaciones de los precios a futuro, llevan
a grandes dudas a los inversionistas, pues creen que si esperan lo suficiente,
el precio tendrá que subir, pero si esto tarda mucho, se producirán pérdidas.
Por otro lado, también se confrontan con la pregunta de si deben vender en el
momento o esperar a que el precio suba más.
Claramente, es un sistema para el cual el inversionista necesita una gran paz
mental.
La ayuda de la
astrología
La
astrología se postula como la única disciplina capaz de predecir un movimiento
de precios de acciones exactamente, a partir de las teorías de la astrología
financiera sobre la correlación de las influencias astrológicas con el
movimiento de los valores de las acciones.
Algunos astrólogos financieros afirman incluso que todos los movimientos en el
mercado ocurren como resultado de las influencias astrológicas.
Un
hecho poco conocido, y menos aún publicitado, es que muchos corredores y
analistas de Wall Street emplean regularmente los servicios de astrólogos
financieros para aumentar su capacidad de pronóstico.
Sin
embargo… ¿cómo hace la astrología financiera para identificar los picos y
los valores mínimos de una acción determinada?
La respuesta tiene que ver con los datos históricos para una acción en
particular, pues un astrólogo financiero puede regresar diez, o incluso veinte
años o más en la historia de los valores de una acción determinada, y saber
qué influencias astrológicas han causado que el precio de esas acciones suban
o bajen.
No
existen dos acciones iguales, pues cada acción tienen un diferente conjunto de
influencias que determinan su precio en alza o en baja.
Y una vez que estas influencias se identifican, pueden ser aplicadas de allí en
más a la predicción del movimiento futuro de las acciones.
Esto hace posible que los astrólogos financieros creen gráficos proyectando el
precio para las acciones por meses, o incluso años, por delante de la fecha
actual.