El regado apropiado es la clave para mantener una gramilla hermosa y saludable. Antes de empezar, ten en cuenta que es mejor regar esporádicamente y en forma abundante que hacerlo periódicamente y de manera escasa.
Instrucciones
- Instala un sistema de regado autómata por debajo del terreno o compra uno de esos regaderos que se colocan en las mangueras. Desde luego, la segunda opción es más económica.
- Prueba la potencia del rociador y la consistencia de la cobertura: ubica unas tazas o latitas dentro del perímetro de alcance del artefacto y mira cuánto líquido hay dentro de cada una después de un rato. Haz los ajustes necesarios para que todo el césped sea mojado en forma abundante.
- Riega temprano por la mañana o cuando los vientos estén calmos y haya suficiente luz de día para secar las hojas antes de la llegada de la noche.
- Aplica una cantidad de agua suficiente para humedecer la zona de las raíces, que va de 15 cm a 20 cm por debajo de la superficie, y deja secar el suelo parcialmente entre las irrigaciones. Para evitar la saturación, procura que el rociador de vueltas en círculo. Asimismo, préndelo por espacio de 10 minutos y apágalo hasta tanto el agua sea absorbida. Luego repite el proceso.
- Ajusta el cronograma de regado al clima, a las estaciones y a las precipitaciones. Generalmente, la hierba requiere más agua durante la temporada de crecimiento activo que cuando permanece en estado latente. No obstante, todas las hierbas necesitan un promedio de entre 3 y 5 cm de agua por semana en verano; las gramillas de temporada fría pueden requerir aún más en invierno.
- Establece temporizadores automáticos de modo que no te olvides de cerrar el suministro de agua.
- Efectúa mantenimiento del material de regado, a fines de que opere en forma eficiente. Míralo funcionar y efectúa ajustes, y remienda atascamientos y pinchaduras de ser necesario.
Prohibido regar
Debes evitar regar las horas centrales del día, cuando hace más calor.
Por 3 razones:
· Se pierde más agua por evaporación.
· El viento es mayor, con lo que hay más pérdidas por evaporación y el riego es menos uniforme, es decir, que en unos sitios cae más agua que en otros.
· Se favorece el ataque de hongos.
Consejos y advertencias
- Tu césped se encargará de decirte cuándo necesita agua. Hay dos signos claros que indican la necesidad de riego: cuando el pasto pasa de un color verde brillante a uno verde grisáceo y cuando las pisadas permanecen marcadas cuando caminas por la gramilla.
- Para saber cuán profundo está penetrando el agua, prueba el suelo con una vara rígida o un destornillador. Ambos conseguirán abrirse paso con facilidad en el suelo húmedo, mientras que encontrarán mayor resistencia en el piso seco.
- Plantar el tipo adecuado de hierba para tu área de residencia puede ayudarte a conservar el agua.
- El regado frecuente y poco profundo es sinónimo de raíces poco profundas y, en consecuencia, de un césped débil.
- Aplicar demasiada agua es inútil y puede ocasionar el advenimiento de enfermedades y promover el crecimiento de malas hierbas.
- Hay especies y variedades de césped que consumen más agua que otras. Por ejemplo, un Raygrass (o raigrás) exige más riego que una Bermuda (Cynodon dactylon ”Numex-Sahara”, por algo se llama así esta variedad).
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