Invernaderos caseros: plantas que crecen en armonía
Los invernaderos
son lugares cerrados y estáticos destinados al cultivo. Poseen una cubierta de
plástico o vidrio para poder mantener una temperatura correcta y una humedad
adecuada. La función principal es la de proteger las semillas y el cultivo de
especies débiles.
Si es de pequeñas dimensiones no se requerirá de calefacción ya que las mismas plantas podrán lograr el calor adecuado para un correcto desarrollo y crecimiento.
Los invernaderos de mayores dimensiones que se encuentran lejos de la vivienda, reciben mayor cantidad de luz, pero protegen menos contra los problemas climáticos.
Para resolver este inconveniente, lo más conveniente es construir un
muro aislante de ladrillo pintado de color negro paraqué la luz pueda
absorberse.
La estructura puede ser de plástico, aluminio o madera. Si se
decidirá la madera como material es conveniente que sea de teca o cedro ya que
resisten muy bien las diferentes temperaturas y son muy duraderos.
Si se dispone
de un mayor presupuesto, el aluminio es el material que mejor protege contra los
cambios extremos de temperatura. Ideal para colocar en sitios donde el frío es
muy intenso. Es importante que el invernadero tenga una parte transparente que
permita dejar el paso de la luz para que las plantas puedan crecer.
El vidrio
luce muy bien ya que es más delicado que el plástico, pero bastante más caro.
Las fibras de plástico también pueden servir, son económicas y dan muy buenos
resultados. Los plásticos más económicos son el PVC y el polietileno.
Las ventajas de la utilización de un invernadero son destacadas: se pueden conseguir frutos más tempranamente, se ahora agua y productos fertilizantes y un aumento de la calidad del producto.
Para montar y mantener un invernadero hay que saber hacerlo. Informarse adecuadamente es fundamental para que la inversión no se pierda ya que los cultivos que están en los invernaderos son sensibles, delicados y hay que saber tratarlos.
Invernaderos: lo básico que debes saber
La temperatura mínima que se requiere debe ser de 10ºC mientras que la máxima debe ser de 30ºC.
La temperatura adecuada para lograr la germinación debe ser entre 18ºC-25ºC.
Los rayos del sol deben evitarse. Se venden mallas para poder conseguir sombra. Es conveniente poder adquirirlas para utilizarlas llegadas la ocasión.
La ventilación es otro factor a tener en cuenta. Aunque sea invierno y haga frío hay que airear el invernadero al menos una hora al día.
La humedad se debe controlar ya que si es muy elevada pueden proliferar las plagas y las enfermedades. Si es muy baja se corre el riesgo de que las plantas se sequen. Hay que encontrar el punto medio.
En cuanto al riego, también es tema muy delicado ya que no todas las plantas
necesitan la misma humedad.
Conocer a fondo las plantas que se cultivan es
importante para poder cuidarlas y mantenerlas de la mejor manera posible. Si
existe exceso de agua, las hojas se marchiten con facilidad.
Es conveniente
regar por la mañana para reducir al máximo el tema de la condensación. Si el
agua se evapora hay que limpiar los cristales las veces que haga falta para que
la luz pueda ingresar sin inconvenientes ni esfuerzos.
No olvidar el abono. Las plantas que crecen en macetas requieren de mayor cantidad de nutrientes. En verano esta cantidad aumenta ya que las plantas necesitan de mayor luz, calor y agua.
Si el sitio donde se ha colocado el invernadero no tiene buena luz solar, se puede iluminar artificialmente con lámparas de sodio. Si en cambio, la luz solar es excesiva se recomienda el uso de mallas protectoras.
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