También puede concurrir a un Club del Trueque, donde podrá cambiar su producción
por otras cosas que necesite.
Envíe cartas, con un listado de lo
que está vendiendo, a los floristas, las organizaciones civiles, los cuerpos de
bomberos, los proveedores, las tiendas de gastronomía y los paisajistas locales.
No se olvide de incluir su teléfono, fax, y correo electrónico. Otro buen lugar
para colocar sus productos, son las ferias que se realizan -generalmente los
fines de semana- en plazas y parques.
También puede intentar con los
productos congelados. Si cosecha albahaca -por ejemplo- puede ponerla en una
bolsa de Ziploc y salir por la mañana a visitar restaurantes de comidas
naturales, ofreciendo su producción fresca, por ejemplo, todos los lunes.
Un consejo: deje el bolso parcialmente abierto, para que se filtre el aroma
mientras habla con el personal. La experiencia dice que hay un mercado para esos
productos.
La determinación y voluntad de encontrarlos es la clave.
¿Es imprescindible un invernadero?
No, pero lo ideal sería tener uno, sobre todo para aprovechar la demanda de
contra-estación.
Si está produciendo vegetales e hierbas sólo durante determinadas estaciones,
todo lo que usted necesitará es un jardín donde cultivarlas. Pero una vez que
vengan las primeras heladas, deberá cerrar su “tienda” hasta que los tiempos
cambien. Informe de esto a sus clientes, para que no crean que se ha olvidado de
ellos.
Si, por otra parte, usted planea
vender plantas de maceta, o de cualquier otro tipo que sirva para la decoración
de hogar, el invernadero se convierte en una necesidad.
La mayoría de las plantas para
macetas empiezan a florecer al principio del verano, y si se los planea vender,
por ejemplo, a fines del otoño, necesitarán ser protegidas por un invernadero.
Además, usted podrá cultivar esas plantas durante todo el año, por lo que nunca
le faltará mercadería.
El precio de sus productos es un
cálculo complicado. La venta al por menor depende de sus clientes, mientras que
la que se realiza al por mayor está definida por las listas de precios de las
casas con las que comercia.
Lo más importante es que conozca sus propios costos antes de comenzar la venta.
Aquí debe incluir el precio de las semillas, de las herramientas, de la tierra,
del espacio, de los envases, de los fertilizantes, del agua, y por supuesto, de
su trabajo.
Si tiene un invernadero, agregue los
costos de la calefacción. Compare los precios de venta con una florería, para
tener una idea de lo que puede llegar a pedir. Trate de mejorar esos precios,
pero siempre teniendo en cuenta sus costos y un margen de rentabilidad que
justifique el esfuerzo.
Cada municipio tiene sus propias
leyes sobre el funcionamiento de negocios residenciales o caseros. Averigüe qué
permisos son necesarios en su jurisdicción. Preste especial atención a los
requerimientos específicos para tener un invernadero, así como a las cargas
impositivas que tendrá.
Como con cualquier empresa, lo ideal
es planear las cosas detalladamente, considerando las posibilidades de
expansión. Pero comenzar un negocio que esté basado en una pasión, es una
aventura emocionante.