Después de
finalizar sus años de vida laboral, muchos jubilados comienzan a cumplir con
varios de sus deseos, como realizar un largo viaje, inscribirse en un curso de
pintura, o renovar su casa.
Pero una vez que
todo eso termina, es decir que se ha logrado ponerse al día con todas las cosas
que se tenían pendientes, se regresa a la vida rutinaria, y la jubilación
termina siendo para ellos muy diferente de lo que parecía ser…
Un cambio de
concepto
Desde siempre la
jubilación ha sido la última meta para la mayoría de los trabajadores, el
pago por todos sus años dedicados al trabajo. Así, todos veían en esta etapa
de la vida un tiempo que podía ser destinado a su propia satisfacción, donde
se podría descansar, viajar y vivir al propio ritmo.
Pero, sin
embargo, cada vez son más los retirados que se dan cuenta, luego de un tiempo
de vida en reposo, que las definiciones tradicionales de vejez y jubilación están
cada vez más lejanas de la realidad.
Sucede que la
gente está teniendo expectativas de vida cada vez mayores, y con una mucho
mejor calidad de vida, por lo que las metas generalmente aceptadas para esta
etapa de vida, actualmente no se aplican de la misma manera que tiempo atrás.
De hecho, estas
personas todavía están en plenitud de todas sus facultades, y no están en
absolutos listos para el retiro, ni para sentarse en las calles a ver pasar el
desfile que pasa frente a su casa…
Sentirse joven
Según un
estudio realizado en los Estados Unidos, tres de cuatro adultos afirmaron
sentirse menores de lo que indicaban sus edades. Así, quienes tenían entre 70
y 80 años dijeron sentirse como si tuvieran 60, y quienes tenían alrededor de
60 años, afirmaron sentirse como si estuvieron a principios de sus 50.
Este sentido de
juventud y bienestar es lo que muchos expertos denominan como “la revolución
de la jubilación”, es decir gente que vuelve a estudiar, se convierte en
emprendedores de negocios, se embarcar en tareas de voluntariado, o simplemente
continua trabajando activamente.
De hecho, el
sondeo encontró que casi el 25 por ciento de los jubilados encuestados,
afirmaron creer que se habían jubilado demasiado pronto. Y es que la idea de
que cualquier retirado pueda tener por delante décadas enteras de muy buena
salud, incluso después que los hijos han crecido y las carreras laborales
propias han finalizado, es realmente bastante nueva e implica grandes desafíos
para muchos adultos.
Sucede que, históricamente,
esta posibilidad solo podía ser experimentada por los ricos y aquellos que tenían
la fortuna de gozar de una espléndida salud. Pero ahora, pareciera existir una
“democratización” del derecho de gozar una vida adulta plena, ya que estas
personas disponen de la posibilidad de elegir como querrán pasar su tiempo
libre, casi sin condicionamientos físicos ni culturales.
Según el sondeo
citado anteriormente, muchos jubilados planeaban pasar parte de su vida en
“retiro”, trabajando. En efecto, del total de encuestados, el 44 por ciento
señaló que trabajan o trabajarían part–time
después de alcanzar la edad de jubilación. Y otro 14 por ciento, afirmó que
trabajan o trabajarían a tiempo completo.
El trabajo mismo, la
propia retribución
Al igual que
aquellos deportistas que ya han alcanzado la gloria y la fortuna, pero continúan
practicando su deporte, muchos jubilados conciben al trabajo, en esta etapa de
sus vidas, no como un medio para ganar dinero, sino como una retribución en sí
misma.
Por caso, cuándo
los encuestadores preguntaron a los jubilados que era lo que más echaban de
menos en su etapa de retiro, el 11 por ciento afirmó que era la perdida del
trabajo.
Razones para una
continuidad
Pero… ¿qué
es lo que mantiene en estas personas, de buen pasar económico y sin mayores
necesidades, el hábito de seguir cumpliendo la responsabilidad de un trabajo,
luego de su retiro?
Muchos afirman
que “trabajan para vivir”, pero los expertos saben muy bien que la respuesta
va mucho más allá de ello, al margen de que siempre exista un propósito económico
obvio.
Según afirman
estos profesionales, el trabajo es uno de los ambientes sociales más efectivos,
ya que de hecho, a lo largo de sus vidas la gente generalmente le dedica más
tiempo al trabajo y a sus colegas, que a sus amigos y familiares, por lo que es
muy posible que hayan tenido mayores experiencias en su vida laboral que en la
hogareña, y no deseen estar dispuestos a cortarlas de un día para el otro.