La prueba de los cinco discos

Compruebe si usted hubiera ganado la mano de la bella princesa.

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Los varones Don José Y su almacén Si un chico de hasta 15 años participa en un delito de ninguna forma<br /> podrá ser enjuiciado ni recibir una condena

Recién llegada de mi provincia y con mis esmirriados y curiosos 10 años Todo rengo

Dahize,
la bellísima hija del sultán Cassim “el indeciso”, era pretendida por tres
príncipes que rivalizaban entre sí en apostura, riqueza e inteligencia.

Sin
poder decidirse por ninguno de los tres, el soberano mandó llamar a los cinco
sabios más sabios de la corte y les dijo que sometieran a los tres príncipes a
un riguroso examen.

¿Cuál
de los tres sería el más inteligente?

Terminadas
las pruebas, los sabios presentaron al soberano un minucioso informe. Los tres
príncipes eran inteligentísimos.

-No
vemos manera, declaraban los sabios, de llegar a un resultado definitivo en favor de uno u otro…

Ante
el lamentable fracaso de la ciencia, resolvió el rey consultar a un derviche
que tenía fama de conocer la magia y los secretos del ocultismo.

El
sabio derviche se dirigió al rey:

-Sólo
conozco un medio que nos permita determinar quién es el más inteligente de los tres: ¡la prueba de los cinco discos!

-Hagamos,
pues, esa prueba, exclamó el rey.

Los
tres príncipes fueron conducidos al palacio. El derviche, mostrándoles cinco
discos de madera muy fina, les dijo:

-Aquí
hay cinco discos. Dos de ellos son negros y tres blancos. Todos son del mismo tamaño y de idéntico peso, y sólo se distinguen por el color.

Acto
seguido, un paje vendó cuidadosamente los ojos de los tres príncipes, de modo
que no podían ver ni la menor sombra.

El
viejo derviche tomó entonces al azar tres de los discos y colgó uno a la
espalda de cada uno de los pretendientes.

Dijo
luego el derviche:


-Cada
uno de vosotros lleva colgado a su espalda un disco cuyo color ignora. Seréis
interrogados uno tras otro. El que descubra el color del disco que le cayó en
suerte, será declarado vencedor y se casará con la bella Dahizé.

El
primer interrogado podrá ver los discos de los otros dos competidores.

El
segundo podrá ver el disco del último. Y éste tendrá que formular su
respuesta sin ver nada. El que dé la respuesta cierta, para probar que no fue
favorecido por el azar, tendrá que justificarla por medio de un razonamiento
riguroso, metódico y simple. ¿Quién desea ser el primero??

Respondió
prontamente el príncipe Comozán: -¡Yo quiero ser el primero!

El
paje le quitó la venda de los ojos, y el príncipe Comozán pudo ver el color
de los discos que pendían de la espalda de sus rivales.

Interrogado
en secreto por el derviche, su respuesta fue errada. Declarado
vencido tuvo que retirarse del salón. Comozán había visto los
dos discos de sus rivales y había errado al decir de qué color era el suyo.

El rey anunció en voz alta para que se enteraran los
otros dos:

-¡El
príncipe Comozán ha fracasado!

-¡Quiero
ser el segundo!, declaró el príncipe Benefir.

Descubiertos
sus ojos, el segundo príncipe vio el color del disco que llevaba a cuestas su
competidor. Se acercó al derviche
y formuló en secreto su respuesta.

El
derviche sacudió negativamente su cabeza. El segundo príncipe se había equivocado, y fue invitado a abandonar
inmediatamente el salón.

Sólo
quedaba el tercer competidor, el príncipe Aradín.

Este,
cuando el rey anunció la derrota del segundo pretendiente, se acercó al trono
con los ojos aún vendados y dijo en voz alta cuál era el color exacto de su
disco.

Concluida
la narración, el sabio cordobés se volvió hacia Beremiz y le dijo:

-El
príncipe Aradín, para formular la respuesta, realizó un razonamiento riguroso
y perfecto que le llevó a resolver con absoluta seguridad el problema de los
cinco discos y conquistar la mano de la hermosa Dahizé.

Deseo
pues saber:

1-
¿Cuál fue la respuesta de Aradín?

2-¿Cómo
descubrió con la precisión de un geómetra el color de su disco?

¿Acertó?,
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