La creación del jardín propio es un placer muy particular

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Consejos para empezar a alcanzar el jardín soñado.

Ver crecer a un hijo es algo así como volver a vivir, y
si bien el objetivo de la “buena formación” es importante, el “durante”
es imperdible. Y eso ocurre con todas las cosas que una persona crea, por mas
insignificante que sea en comparación con un hijo, los frutos que dejan los
esfuerzos personales son parte misma de cada uno.

Cuando una persona pone todo el empeño en
su jardín,
pasa algo parecido. El paralelismo se da en que por ejemplo cuando un jardín
nace, es recién sembrado, parece carecer de algo, las plantas son jóvenes y no
alcanzaron el volumen que uno se había imaginado en un principio, se puede
notar que todavía el lugar está débil porque todavía no se adaptó al
contexto climático; y es en ese momento cuando generalmente se pone mas energía
en su cuidado.

Y esto se da porque en realidad el esfuerzo es realmente
necesario en el periodo de gestación. Momento en el que las plantas pueden
mostrar alguna enfermedad o problema surgido a
causa de un
riego inadecuado o con la necesidad de fertilizantes, como amarilleo
de las hojas, debilidad de los troncos, poca o inexistente floración, etc.

Una vez superada esta etapa, utilizando los fertilizantes
y abonos correspondientes a cad especie, todo se va sucediendo con bastante
celeridad, y cuando uno no se dio cuenta, la criatura ya está en la
Universidad, aunque en muchos casos la carrera elegida no es la que uno
esperaba.

Bueno con los jardines pasa algo parecido: si por ejemplo en el diseño paisajístico original, había
algunos árboles para proveer de sombra ciertos espacios, puede ocurrir que las
plantas o las especies de cobertura del suelo, que al principio crecían tan
bellamente debajo de los árboles, irán desapareciendo y no habrá manera de
recuperarlas.

Esto se debe a que los árboles, al desarrollarse,
obtienen una copa que da sombra a un considerable espacio, y aquellas plantas
que crecieron adaptadas a la incidencia directa de los rayos solares, deben ser
sustituidas por otras cuyas características les permitan vivir bajo sombra.

Esto es parte del proceso natural en el crecimiento de
un jardín, no todo en la vida se puede planificar detalladamente. Pero lo bueno
es ir aprendiendo de la experiencia para poder apoyar su crecimiento con
seguridad.

Otro imprevisto semejante que se puede presentar es si
se seleccionan plantas cuya
floración sucede por temporadas como ocurre con la
hermosa Flor de Pascua o Papagayo.

En este caso es recomendable podarlas unos
meses antes de esperar la floración y durante el tiempo de espera, el espacio
de tu jardín que ocupa esta colorida planta, lucirá completamente desolado.

Es entonces cuando se presenta la oportunidad de crear
un nuevo ambiente, sembrando al pie de los tronquitos desnudos del Papagayo una
masa de plantas con vistosas flores de duración relativamente cortas, como
pueden ser variedades de "Coqueta" (Impatiens Hawkeri). 

Para cuando estas plantitas estén agotadas y requieran
ser cambiadas, ya estarán ,más hermosas que nunca, tus Flores de Pascua
floreadas.

Una vez superadas estas etapas de formación, con cambios abruptos e
inesperados, llega la etapa de la adultez en donde se podrá disfrutar de los
frutos que se cosecharon y se sabrá a la perfección, cuando hay que ofrecer un
apoyo extra (fertilizantes) y cuando se puede solo callar y admirarlo tal como
es, como uno lo hizo. Al hijo, el jardín.

Flor
de Pascua o Papagayo

La Euphorbia Pulcherrima es un arbusto que a veces toma
aspecto de árbol, de uno a cuatro metros de alto, con abundante látex lechoso.

Su nombre se deriva de que adquiere toda la belleza de su colorido en época de
Navidad. Las hojas son generalmente rojo brillantes, pero existen blanco,
amarillo o rosado. Se propaga fácilmente por estaca.

Presenta un crecimiento rápido y no es exigente al
tipo de suelo o clima. Conviene podarla regularmente para obtener flores más
vistosas.
Los fertilizantes las hacen más
exuberantes y realzan el color de sus flores.