En el mundo del cine, existen parejas que han desafiado las convenciones sociales juntándose a pesar de una notable diferencia de edad. Ciertamente la más famosa es la pareja actoral formada por Demi Moore (42 años) y Ashton Kutcher (de 27), que se casaron en septiembre a dos años de amores, después de que ella salió embarazada.
Otras parejas famosas con una mujer más madura son las de Cameron Díaz (33) y Justin Timberlake (24), Barbara Hershey (57) y Naveen Andrews (36), Geena Davis (49) y Reza Jarrahy (34), Susan Sarandon (58) y Tim Robbins (46), Francesca Annis (61) y Ralph Fiennes (42).
En estos casos los psicólogos explican la fascinación de un joven hacia una mujer madura por el deseo de recrear una figura maternal, de la misma manera que una jovencita trata de encontrar una figura paterna, algo que sucede más a menudo en el mundo de la farándula.
Actualmente tenemos dos casos célebres, el de Michael Douglas con Catherine Zeta-Jones y el de Tom Cruise con Katie Holmes, pero pocos los critican por la disparidad de edades, lo que destaca la más tradicional aceptación cuando el hombre es la persona mayor.
Amores otoñales
Pero cuando se trata de una mujer madura generalmente se sospecha que el joven fue manipulado y seducido por la mujer, aprovechando la inexperiencia de éste.
El cine ha tratado este tema en varias ocasiones, siendo las más célebres El graduado, aunque difícilmente se puede hablar de amor en esa relación, al igual que en Clase, donde Jacqueline Bisset seduce a compañeros de su hijo estudiante para sentirse joven
Pero sí hubo sentimiento, junto con una pizca de amor maternal, en la famosa película de un romance mayo-diciembre, Hojas de otoño, con la veterana Joan Crawford y un debutante Cliff Robertson, y en Mary y Tim, donde una viuda interpretada por Candice Bergen se casa con un joven (Thomas McCarthy) al que le lleva 30 años de ventaja cronológica.
Pero aunque en ambos casos había atenuantes para justificar las uniones, (trauma familiar o el retraso mental del novio), tampoco se puede obviar el deseo comprensible de las damas en revivir su juventud con estos romances inusuales.
En la plenitud de la vida
Recientemente nos ha llegado una cinta con dos famosas actrices, Meryl Streep y Uma Thurman, titulada Prime (literalmente, ‘en plenitud’), que trata justamente de una pareja dispareja, con Uma interpretando a una fotógrafa de 37 años que se enamora de un joven pintor de 23 (Bryan Greenberg).
El suspenso de la trama aumenta por el hecho de que la fotógrafa es la paciente de una psicoanalista (Streep) que resulta ser la madre del joven. Al descubrir el romance, obviamente la psicóloga trata de deshacerlo, gracias a la ventaja que tiene como confidente.
También entre las dos mujeres nace una cierta envidia por la diferencia de edades, y con ese complejo triángulo afectivo se escenifica el intento de la fotógrafa en recuperar su juventud con un romance tardío, además del más comprensible empeño de la madre en controlar la vida sentimental de su hijo.
A pesar de tratar el tema en tono de comedia romántica, la cinta del novel director Ben Younger promete ser una obra interesante del punto de vista psicológico, y gustará también a los cinéfilos que querrán ver a dos talentosas veteranas en un fascinante duelo interpretativo.
Uma, la madura vampiresa
Con su nombre exótico y aire sofisticado, a sus 35 años Uma Thurman es una de las actrices más solicitadas del momento, después de una larga carrera de 18 años donde participó en 36 películas.
Añadiendo un factor importante a su inusutado perfil, Uma es la hija de un profesor de la tradición budista, Robert Thurman, y de la psicoanalista Nena von Schlebrugge, una mujer que estuvo casada con el notorio ‘gurú del LSD’ de los años 60, Timothy Leary.
Uma nació en Boston y fue educada en un ambiente muy liberal y bohemio, con visitas frecuentes en su casa de gurús orientales y refugiados tibetanos, que buscaban al profesor Thurman para intercambiar ideas filosóficas.
A los 15 años, su carácter rebelde la hizo dejar su internado colegial para irse a Nueva York, donde se ganaba la vida sirviendo de modelo, lo que eventualmente le abrió la puerta a una carrera cinematográfica.
En 1987 Uma debutó en el celuloide en el papel de una vampiresa que atraca a hombres ingenuos, en Dale un besito a papá, y después de hacer papeles triviales aterrizó en el llamativo rol de la novicia víctima del seductor John Malkovich en Relaciones peligrosas.
Finalmente, en 1990 obtuvo la difícil tarea de interpretar la esposa del escritor libertino Henry Miller en la cinta Henry y June donde la protagonista participa en una atrevida escena de alcoba con la notoria feminista Anaïs Nin, actuada por María de Medeiros.
La escandalosa cinta sirvió para establecer su reputación como una actriz que se presta para roles de personajes liberales. De ahí fue contratada para la cinta futurista Gattaca en cuyo plató conoció a su segundo marido, el actor Ethan Hawke, uno de los ídolos juveniles del presente, con quien Uma tuvo dos hijas.
Siguieron dos fracasos de crítica y público, cuando Uma encarnó a la hija de Jean Valjean en Los miserables, y luego a la justiciera Emma Peel en Los vengadores junto a Ralph Fiennes. .
El director vanguardista Quentin Tarantino quedó impresionado por ese último rol y contrató a Uma en la famosa Pulp Fiction y luego, complacido con haber logrado un cult film, la volvió a contratar para dos cintas de acción que fueron sonoros éxitos de público, Kill Bill, vista en dos partes debido a la larga duración de la versión original.
La violencia gráfica de las cintas de Tarantino, que parece gustar al público juvenil de hoy, terminó de encasillar a Uma como una actriz deseable en cintas de acción, conduciéndola pronto a otra obra del género, La masacre de la novia, donde es asesinada brutalmente al final por Keith Carradine.
Se la verá pronto en Las mujeres, un drama sobre la venganza de un grupo femenino hacia un marido infiel. No hay duda que Uma Thurman, con su sonrisa maliciosa y su escultural figura, es la vampiresa del la primera década del nuevo siglo, como lo fueron Kim Basinger en los 80 y Sharon Stone en los 90.
Por Roberto Palmitesta D.
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