A
nuestra edad, las cuestiones físicas se controlan mejor si prestamos especial
atención a los aspectos afectivos, emocionales y espirituales: nos ayudará si
participamos con ganas en
prácticas recreativas y en actividades de servicio,
ayudando o apoyando a otros.
Comenzaremos
a partir de esta nota a brindar ideas, orientaciones y sugerencias para que
podamos, con independencia, organizar las actividades que queremos desarrollar.
QUEREMOS
ALENTAR A :
-Compartir
con nuestro cónyuge y o amigos
–en el hogar, en el Centro de Jubilados o cualquier ámbito donde podamos
reunirnos- actividades que promuevan el aumento de nuestra autonomía.
-Participar
en juegos que estimulen nuestra propia capacidad de decisión.
-Intervenir
en todo tipo de actividad que nos ayude a fortalecer nuestros vínculos a través
del desarrollo de los recursos creativos con que disponemos.
Recrearnos
es re-crearnos
La
palabra recreación se relaciona directamente con la posibilidad de volver a
crear; con no perder nunca ese maravilloso don que nos permite brincarnos, cada
día, con renovada plenitud a través del juego, del compartir, del imaginar y
del soñar.
Los
médicos de la famosa Escuela Médica de Salerno, en la Edad Media, tenían una
breve poesía que sintetiza la importancia del arte de envejecer:
“Vida
honesta y arreglada.
Tomar
muy pocos remedios
y
poner todos los medios
en
no alterarse por nada.
La
comida, moderada.
Ejercicio
y distracción,
No
tener nunca aprensión.
Salir
al campo algún rato.
Poco
ruido, mucho trato
y
continúa ocupación”.
Es
importante poner todos los medios a nuestro alcance para desarrollar ejercicios
y actividades de esparcimiento y distracción.
Tratemos
de no tener prejuicios en os juegos que nos ayuden a autoconocernos, expresarnos
y comunicarnos, ya que permiten descubrir nuevas facetas en nosotros mismos.
SI
NOS QUITAMOS LOS MIEDOS, PODREMOS MEJORAR NUESTRAS INTERRELACIONES.
Continuará