Nada
mejor que sentirnos protegidos. Después de todo, los gérmenes están en todas
partes. Los expertos de la salud recomiendan lavarnos las manos con frecuencia
para evitar enfermedades.
En consecuencia, ¿por qué no usar un producto que nos
ofrezca una protección extra contra estos enemigos microscópicos?
En
creciente demanda, los jabones y limpiadores antisépticos y desinfectantes se
han convertido en productos dominantes en sus categorías.
Actualmente, más de
tres cuartos de los jabones disponibles en el mercado disponen de acción
antibacterial. Y esto no sólo se limita al jabón, sino que los ingredientes
antibacteriales están también presentes en pasta de dientes, calcetines,
utensilios de cocina, en incluso juguetes.
Aun así,
no quiere decir que para mantener tu casa limpia debas usar toda esta gama de
productos. Los limpiadores con acción bactericida no funcionan mejor que los
limpiadores comunes (y, por el contrario, pueden dañar el medio ambiente y poner
en riesgo la salud en el largo plazo).
Allison
Ailleo, profesora asistente de epidemiología en la Universidad de Michigan,
condujo un grupo que analizó varios estudios comparando personas que lavaban sus
manos con jabón común o jabón antibacterial.
En general, se descubrió que no
había diferencia entre los grupos, ya sea en la cantidad de bacterias en las
manos o en las tasas de enfermedades contraídas.
En un estudio en particular,
las personas que usaron jabón antiséptico tuvieron menos bacterias en las manos,
pero sólo si se lavaban durante 30 segundos, 18 veces al día, durante cinco días
consecutivos.
Desde
luego, estos datos reveladores nos inducen una pregunta: ¿Por qué los jabones
antibacteriales no son mejores que los comunes?
Efectivamente previenen
enfermedades en ambientes destinados al cuidado de la salud, donde los pacientes
son más vulnerables a los gérmenes.
No obstante, los ingredientes
antibacteriales
en los jabones usados en hospitales tienen una concentración 10 veces superior a
la de los productos comerciales.
Asimismo,
los ingredientes antibacteriales no matan virus, que son en realidad los que
causan la mayor cantidad de las enfermedades menores que experimentan las
personas. Esto incluye resfríos, gripe, y dolencias estomacales.
Efectos nocivos
Existen
primeros indicios que sugieren que la explosión del uso de limpiadores
antibacteriales podría no ser del todo benigna. Los ingredientes antibacteriales
se han hecho tan populares que están literalmente en nuestra sangre.
Aparte de
plomo y pesticidas, el CDC chequea en la actualidad la presencia de triclosán,
el agente antibacterial más usado por los americanos.
En su
último informe, el CDC advirtió que tres cuartos de los adultos y chicos mayores
de seis años tienen niveles detectables de
triclosán.
Las personas con mayores ingresos son los que registran los niveles más altos.
Por lo general, la presencia en sangre del
triclosán
tiene que ver con el uso de estos productos antibacteriales, y la entrada al
organismo se produce a través de la piel, las membranas mucosas, y los
intestinos.
Pero,
¿puede una dosis diaria de
triclosán
ocasionar problemas de salud? Estudios experimentales sugieren que el
triclosán
puede hacer que las bacterias se vuelvan más resistentes a los antibióticos.
Hasta el momento, se desconoce si esto mismo puede darse en casas como en
hospitales. Algunos investigadores sugieren que la creación de microbios
multiresistentes debido al uso de jabón antibacterial es una posibilidad seria y
real.
La
investigación de Aiello mostró una tendencia a la proliferación de bacterias más
resistentes en las manos de las personas luego de un año de usar jabón
antibacterial.
El hallazgo no ha alcanzado el estado de prueba concluyente, pero
la especialista sostiene que “esto simplemente podría deberse al hecho de no
haber seguido a las personas durante el tiempo suficiente”.
Antibacteriales y medio ambiente
El
potencial de daño que el jabón antibacterial tiene hacia las personas puede aun
estar sujeto a discusiones, pero de lo que nadie presenta dudas es de su
reconocido impacto sobre el medio ambiente.
Los ingredientes en los limpiadores
antibacteriales se acumulan en el ambiente a una tasa que alarma a los
investigadores.
Se
producen al año varios millones de kilogramos de
triclosán
y triclocarban (un químico antibacterial presente en el jabón en barra). Buena
parte de estos va a parar al drenaje.
Las plantas de tratamiento de agua no
procesan bien los químicos, y éstos suelen subsistir en las aguas, en
concentraciones que son tóxicas para la vida acuática.
Cualquiera de los arroyos en los Estados Unidos contiene
triclosán
y triclocarban. No se trata de químicos verdes. Éstos no se degradan con
facilidad, y suelen permanecer en el medio ambiente por largos períodos de
tiempo. Hay triclocarban en la Bahía de Jamaica desde la década del cincuenta.
Al mismo tiempo, los agentes antibacteriales concentrados en los “biosólidos”
(lo que queda después de que la siembra es tratada) son el ambiente perfecto
para generar bacterias multiresistentes.
Muy poca investigación se ha realizado
en este campo, pero ése es el sitio donde debemos comenzar a buscar la
resistencia, puesto que es allí donde se encuentran los patógenos.
La
FDA y la EPA están estudiando los impactos de jabón antibacterial en la salud
humana y el medio ambiente.
En 2005, un comité asesor de la FDA no encontró
ningún beneficio mayor al de un jabón antibacteriano regular, y advirtió de los
riesgos potenciales, abriendo la puerta a una regulación más estricta.
En
respuesta a recientes estudios, la EPA ha dicho que planea examinar formalmente
el triclosán en 2013 (diez años antes de lo previsto). Sin ningún beneficio
comprobado, y con el claro riesgo que representan al ambiente y posiblemente a
la salud, es difícil justificar el uso de estos productos.
Soluciones no tóxicas
Lávate las manos cuidadosamente y con frecuencia. No es el tipo de jabón lo que
previene la propagación de bacterias
y virus, sino que es la forma en como se
lava las manos.
·
Haz espuma y frota las manos enérgicamente durante 20 segundos.
·
No te olvides de los espacios entre los dedos, las muñecas, y debajo de las
uñas.
·
Enjuaga bien.
·
Seca las manos bien y lava toallas de mano con frecuencia en agua caliente.
Elige un limpiador no tóxico y productos de limpieza respetuosos del medio
ambiente, que no contengan triclosán o triclocarban. Evita asimismo ingredientes
como: cloro, lejía, éteres de glicol, y amoníaco. De seguro que no los necesitas
para obtener superficies limpias.
Desinfecta los objetos que entran en contacto con carne, pescado o huevos, como
las tablas de cortar y demás utensilios.
Usa el lavavajillas, asegúrate de que
la temperatura llegue a 171 grados F, y elige un detergente ecológico. Rocía las
tablas de corte y los contadores con un desinfectante no tóxico.
Puedes
encontrar productos de limpieza ecológicos en las tiendas o hacer tus propios
preparados mediante el uso de vinagre blanco seguido por 3% de peróxido de
hidrógeno (disponibles en las farmacias).
Mantén los líquidos a mano en botellas
con vaporizador por separado. No importa cuál hayas utilizado en primer lugar,
pero ambos son mucho más eficaz que uno solo.
Otras soluciones
Para desinfectar las esponjas y los trapos: ubícalos en el microondas durante 30
segundos en alta potencia si están secos. Si están húmedos, las esponjas un
minuto y los trapos de tres minutos.
Para limpiar las superficies duras de los baños y la cocina: Compra un limpiador
no tóxico o haz el tuyo propio. El bórax desinfecta, pero es menos efectivo que
el cloro.
Es también eficaz rebajado, especialmente combinado con vinagre.
Puedes hacer una solución de limpieza agregando 1/2 taza de cada uno a un bidón
de agua. El peróxido de hidrógeno reducirá los microorganismos en las
superficies.
Desinfectante multiuso
·
1 cucharadita de bórax.
·
2 cucharadas de vinagre blanco.
·
2 tazas de agua caliente.
·
1/4 cucharadita de aceite esencial de lavanda.
·
3 gotas de aceite esencial del árbol del té.
Mezcla todos los ingredientes y y agita hasta que se disuelvan. Vierte el
líquido resultante en una botella con vaporizador apropiada para el acopio y uso
largo plazo.
Rocía sobre cualquier superficie según sea necesario, excepto sobre
el vidrio. Cepilla y enjuaga con un paño limpio y húmedo.