Impulsada por su creador, el abate Juan Hipólito Michón, la grafología comenzó a organizarse en Francia desde 1871, partiendo de una técnica de cotejo de escrituras. Su iniciador dictó las primeras normas; posteriormente, su eminente discípulo, J. Crepieux-Jamin (profesor de La Sorbona), profundizó la labor de su maestro y estableció nuevos principios y leyes.
En la constelación grafológica francesa se registran muchos nombres de autores que han desarrollado estudios e investigaciones de un gran valor y consideran a esta ciencia de interés nacional. Dos Premios Nobel: el Dr. Jean Dausset (Medicina) y el Dr. Louis de Broglie (física), figuran entre los miembros de la Societé Francaise de Graphologie.
La bibliografía encuentra la contribución más importante en la producción francesa, lo cual testimonia el enorme interés suscitado en Francia por los grafólogos, cuyos estudios han sido promocionados de acuerdo a los descubrimientos de disciplinas afines como la psicología, el psicoanálisis, la pedagogía y la criminalística.
Casi contemporáneamente, la investigación y los estudios fueron desarrollados en otros países como Alemania, Suiza e Italia. Sobre todo en Alemania, alcanza notable éxito Ludwig Klages (1872-1956), quien llevó consecuentemente a ver en la escritura un movimiento expresivo y a deducir, del mismo, el valor diagnóstico. El mercado está orientado a considerar el ritmo gráfico y establece el nivel de plenitud vital de la persona.
Todos los aspectos de la personalidad del escribiente pueden revelarse a través de un manuscrito solicitado en letra cursiva. La letra de imprenta o tipográfica disimula y oculta aspectos que pueden ser negativos: un individuo, presionando con más energía de lo habitual, disimula los temblores que por diversas causas aparecerían en la escritura. Esos trazos podrían interpretarse como de alcohólicos, consumidores de drogas o pacientes de Parkinson, etcétera.
El grafoanálisis permite conocer profundamente al autor: su personalidad psicofísica, aptitudes, tendencias, disposiciones biológicas, e impulsos. Se suman al análisis de escrituras los dibujos y aún los grabados; por este medio, se han obtenido interesantes resultados en personas autistas.
En algunos países europeos, como Suiza, antes de adquirir una póliza de seguro de vida se le efectúan estudios grafológicos al solicitante con el propósito de detectar alguna enfermedad que al momento no presentaba síntomas clínicos. Se ha comprobado que la escritura puede, antes de la aparición de los mismos, manifestar síntomas o signos gráficos de enfermedad, especialmente de tumores (cáncer) y SIDA.
Los conocimientos grafológicos son valorados en profesiones como: psicología, pedagogía, docencia, sociología, criminalística, medicina, etcétera. Esta ciencia se desarrolla en diversas áreas, entre ellas la de los recursos humanos, para la correcta evaluación del postulante a un empleo. También para las tareas de reingeniería, en donde una persona con nivel ejecutivo deba ser reinsertada en una tarea en la cual no ha desarrollado experiencias.
La grafología permite el seguimiento de un tratamiento médico observando la evolución o involución del mismo. Al psicólogo le ayuda en la tarea del psico-diagnóstico. En la escuela, contribuye a determinar el origen y posibles causas de las dificultades del niño en el aprendizaje. En los seminarios o noviciados, a los aspirantes a la vida consagrada se les realizan estos estudios con la finalidad de advertir si son o no aptos para tal vocación.
Las fuerzas armadas y de seguridad de gran cantidad de países cuentan con expertos grafoanalistas; Israel es uno de los más destacados en esta materia.
La ciencia de la escritura continua ligada a la psicología, de la que aún no se ha independizado; la grafopatología la sitúa como un auxiliar de la medicina. Sus primeros pioneros fueron médicos como:
- Cesare Lombroso (creador de la Medicina Legal)
- Paul Carton (“Diagnóstico de la mentalidad por la escritura”)
- R. Saint-Moran (“Las bases del análisis de escrituras”).
El reconocido Maurice Periot es quien coloca las bases científicas para un adecuado conocimiento de la neurofisiología del gesto gráfico.
En los países técnicamente más desarrollados se estudia grafología en importantes universidades, entre ellas las de Hamburgo, Heidelberg, Colonia, Barcelona, Pontificia Salamanca, París, Cambridge, Urbino, Bologna, Roma, Milán, Shangai, Vancouver, Dbudapest, etcétera.
Dentro del grupo de las ciencias humanas, la grafología ha adquirido un singular prestigio por su variada gama de aplicaciones. Tales conocimientos y no escapan al interés de quienes ejercitan su labor profesional, vinculados a la comprensión del hombre. En este tercer milenio, se prevé que crecerá aún más en áreas como la investigación psicológica, médica y judicial.
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