El sexo, el orgasmo y las mujeres de nuestra generación

comoconquistar

¿No será hora de ir asumiendo la responsabilidad por lo que nos pasa, también en la cama?

El
orgasmo femenino es una condición física y psíquica que puede considerarse
independiente del compañero o de la pareja con la que la mujer comparte su
vida, sus hijos, su historia personal y social.

Por
supuesto, existe una química o una atracción que hacen que una relación
funcione, tanto en el ámbito familiar como en el área sexual, cuando dos
personas que deciden libremente conformar una pareja.

Estamos
expresando en este art
ículo
la idea que el orgasmo femenino puede ser inducido, ayudado, creado por la mujer
misma, si esta deja de lado los atavismos provocados por un estilo de educación,
de crianza, patrimonio de la época en la cual nacimos y que prohibían tanto la
imaginación, como las practicas auto eróticas que ayudan a lograr esa
culminación sensorial en el coito, tan difícil de entender, si se acepta que
"el placer de la mujer es  el de complacer al hombre".

Muchos
estudios fueron dedicados a este tema, muchos puntos buscados y encontrados, en
la vagina, el clítoris, la profundidad de la
penetración, los ritmos, etc.

La facilidad o dificultad para llegar u obtener un orgasmo se centra
generalmente en dos factores: la compatibilidad con el compañero o las
represiones que padece la mujer anorgasmica o con dificultades para lograr un
orgasmo.

Habitualmente no se tiene en cuenta que existen mujeres que alcanzan el orgasmo
sin dificultad alguna, y muchas veces en más de una ocasión durante cada una
de las relaciones sexuales.

Para
todas esas mujeres es muy importatante el complemento  de sus sensaciones a
través del uso de la propia imaginación, del conocimiento y reconocimiento de
su cuerpo y de sus fantasías y de las zonas erógenas que les son particulares,
que no deberán ser temidas, sino enfrentadas física, psíquica y
emocionalmente, para poder beneficiarse de ellas.

En
realidad, las mujeres debemos asumir la responsabilidad de nuestras propias
reacciones sexuales, ya que podemos potenciarlas, comunicar nuestras sensaciones
físicas y por lo tanto compartirlas, fomentarlas o temer y callarnos, culpando
a los hombres de egoístas, cuando en realidad, quizás simplemente hayan sido
criados por la misma generación que nos educó a nosotras, en el
desconocimiento de nuestras capacidades, deseos y necesidades.