Además de todas las bondades conocidas del caballo ahora se agrega el poder de curación de algunas discapacidades humanas.

Que
los
caballos
son amigos del hombres, se sabe; que los equinos son autores de
proezas ecuestres, es parte de la historia. Pero que los nobles cuadrúpedos
fueran capaces de curar a los seres humanos, esto es una novedad digna de la
raza.

Se ha descubierto que la
equinoterapia permite recuperaciones rápidas y
asombrosas ante algunas enfermedades de diverso origen, como pueden ser las
limitaciones físicas y mentales.

A
través de un método natural, la equinoterapia es un método que posibilita el
fortalecimiento de los músculos restaurando la movilidad perdida, así como
también se ha descubierto que ayuda a resolver problemas emocionales a las
personas.

Esta
nueva terapia posibilita la rehabilitación natural de los hombres y mujeres que
sufren todo tipo discapacidades. Desde 1989, se viene expandiendo por todo el país.

Desde
hace varios años, las personas discapacitadas han podido ganar un lugar en el
mundo del deporte porque pudieron mostrar que a pesar de sus dificultades, tanto
físicas como mentales, el esfuerzo, la responsabilidad y el empeño prevalecen.

Hasta
hace un tiempo era difícil imaginar que alguien que se encontrara en silla de
ruedas (o sin una pierna) pudiera montar un caballo, sin embargo, ahora es
posible gracias a la equinoterapia fortalecer los músculos, mejorar el
equilibrio y la coordinación, como así también aumentar la autoestima.

El
tratamiento puede ser utilizado en muchas patologías. En el ámbito deportivo
los usan cuatro grandes grupos: los discapacitados del aparato locomotor (los
que tienen dificultad para caminar, por ejemplo amputados, quienes están en
silla de ruedas, etc.); los discapacitados mentales (retraso madurativo, psicóticos,
autistas, esquizofrénicos); los que padecen problemas sensoriales (ciegos,
sordos, mudos) y los que sufren parálisis cerebral, y también los cuadripléjicos.

Por
ejemplo, para los chicos Down –o con problemas mentales- que están
acostumbrados a recibir órdenes, la equinoterapia les permite decidir por sí
mismos y tener un dominio total sobre el caballo.

En
el caso de dificultades físicas, esta terapia muchas veces logra salvar a la
persona de una operación quirúrgica porque los músculos que se ponen en
funcionamiento al andar a caballo son los mismos que se usan para caminar.

Cómo
surge y qué busca esta terapia

Más
allá de estos beneficios, para la Asociación
Argentina de Actividades Ecuestres para Discapacitados (A.A.A.E.P.A.D), lo más
importante es la sonrisa, y la felicidad que tienen chicos y grandes al andar a
caballo.

La
idea de esta actividad para discapacitados nació en la Argentina cuando a María
de los Ángeles, su fundadora, le amputaron una pierna a causa de un cáncer.

A
pesar del trance no se dio por vencida, quiso hacer deportes y siguió nadando
como antes, sin olvidar su pasión y adoración por los corceles.

Como
hubo progresos en su propia dolencia, pidió permiso para llevar a pasear a los
chicos con discapacidad, entonces percibió que el ejercicio de montar podría
ser una terapia.

Trotes
saludables

Al
principio fueron menos de diez alumnos, ya que la actividad no estaba muy
difundida, pero actualmente son más de cien.

 Las clases de equitación se hacen
en el Hipódromo de Palermo, donde tienen diecisiete caballos, dos instructores,
un auxiliar de pista permanente, el encargado de darle de comer a los animales y
un empleado administrativo. Además hay voluntarios que deben hacer un curso de
capacitación en la especialidad.

Para
enseñar la equinoterapia, es importante que los docentes tengan un título
habilitante y se hayan especializado en el tratamiento terapéutico con caballos
para discapacitados, ya que el hecho que sepan de equitación no los habilita
para esta delicada actividad.

Otro de los factores fundamentales es que no se
trabaja con cualquier caballo o cualquier montura, ya que se deben adaptar para
cada caso.

Día
a día la equinoterapia crece y se difunde porque provoca cambios rápidos y
favorables en las personas que la practican.

Hay personas que asisten con una discapacidad mental leve y moderada y desde que realizan esta
actividad adquirieron mucha seguridad, el hecho de tener el dominio sobre el
caballo los hace sentir más decididos, además de disfrutar.

No hay que tenerle
miedo a la palabra discapacidad. No
solamente produce cambios en los discapacitados, sino también en todo el ámbito
familiar.

La
experiencia muestra que nunca hay que bajar los brazos y que este tratamiento es
una herramienta útil, que cuenta con el apoyo de médicos clínicos, kinesiólogos
y neurólogos.