Los cambios durante la adolescencia

Al entrar en la pubertad todo parece revolucionarse. Algunas precisiones para padres, para saber dónde estamos parados.

Los
periodos de inquietud y mal humor son típicos de quienes entran en la
adolescencia. Durante esta etapa, se crece y madura rápidamente. A los once años
en las mujeres y a los trece en los varones se terminan de manifestar los
cambios hormonales que comienzan años antes.

No
es sorprendente que, debido a la velocidad de estos cambios, algunos
adolescentes lleguen a estar tan preocupados por su apariencia que precisen ser
tranquilizados, especialmente si ellos no crecen o maduran tan rápidamente como
lo hacen sus amigos.

Puede
ser útil el recordar que cada adolescente se desarrolla a una velocidad
diferente.

La
primera menstruación para las chicas o el cambio de voz en los chicos son
acontecimientos importantes y que pueden tener lugar en edades diferentes.

Todo
este crecimiento y desarrollo requiere gran cantidad de energía, lo que podría
ser la causa de que los adolescentes parezcan necesitar dormir más.
El que se levanten tarde puede irritar a sus padres, pero generalmente no es
fruto de la pereza u
holgazanería.

Los
primeros desacuerdos suelen surgir cuando los adolescentes comienzan a
desarrollar sus propios puntos de vista, que con frecuencia no son compartidos
por sus padres.

Como forma de alcanzar un sentido de identidad diferente del de
sus familiares, los adolescentes suelen pasar mucho tiempo en compañía de
personas ajenas a la familia o hablando por teléfono con sus amistades.

En
ese momento, los padres suelen sentirse rechazados, y en cierto sentido lo son. Pero este rechazo
aparente es necesario para que el joven llegue a ser un adulto con una identidad
propia. Aunque los enfrentamientos y discusiones sean frecuentes, los
adolescentes suelen tener un alto concepto de sus padres.

Los
rechazos y conflictos no suelen tener que ver con la personalidad de los padres,
sino más bien con el hecho de que es de sus padres de quienes tienen que
independizarse si quieren tener su propia vida.

A
la vez que se esfuerzan por ser más independientes, los adolescentes desean
intentar nuevas cosas, pero cuando se encuentran en dificultades pueden
reconocer que tienen poca experiencia, y retroceder.

Esto
puede producir rápidos cambios de su confianza en sí mismos y de su conducta,
de forma que parezcan muy maduros un momento y muy infantiles en el siguiente.

El sentirse trastornados o el perder la confianza en sí mismos puede hacerles
sentir infantiles, y esto con frecuencia se expresa por medio de conductas mal
humoradas y enfurruñamiento más que como disconfort.

Los
padres
tienen que ser flexibles con estas conductas a pesar de que se sientan
bastante estresados al respecto.

Y deben acompañar, aunque mas no sea a la distancia impuesta, y
tratar de ser alguien con quien su hijo pueda hablar, y no con quien discutir.

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