Esta técnica de
tejido sin agujas, fue ampliamente aprovechada por los aborígenes de Australia
y del Caribe, así como por los pueblos de los Asirios, Sumerios y Caldeos,
quienes le daban una utilidad vital, ya que mediante ella realizaban sus
vestiduras, ornamentos y herramientas de trabajo (por ejemplo, redes de pesca).
También ocupó un lugar central en las vidas de los Incas, en América del Sur,
quienes lo utilizaban como un original sistema de escritura: cada uno de estos
nudos recibía el nombre de quipus, y aquellos encargados de interpretar estos
registros eran los quipumayoc. Y no olvidemos a los guasqueros, de Argentina,
que trenzaban cuero crudo principalmente para el diseño del apero criollo.
Aún así, esta
técnica paso al conocimiento de los europeos gracias a los árabes, quienes lo
introdujeron bajo el nombre de Mucaram en el siglo XVI. De esta forma, el ahora
conocido como Macramé, pasó a formar parte de la moda en los sectores de clase
alta, principalmente en Italia, donde era considerado una obra de arte.
Hoy en día, el
interés por el Macramé se ha renovado, principalmente por su fácil realización,
al utilizar solo las manos, y por su gran encanto, siendo revalorizado para la
elaboración tanto de prendas de vestir como de artesanías.
En fin, ahora que
conocemos algo más de está técnica, ¿qué tal si empezamos a trabajar?
Como todos
sabemos, el Macramé tiene muchas variaciones, que dependen del diseño y de la
originalidad de cada uno. Pero, podríamos decir que los primeros pasos son casi
iguales en todos los casos.
Para empezar
Primero que nada,
debemos conocer la cantidad y la medida de los cordones que vamos a utilizar,
dependiendo del modelo a seguir
Si no has elegido
un modelo determinado, entonces estas medidas se deducirán de la siguiente forma: primero, calcula cuántos
cordones cubrirían un área de 2,5 cm. de ancho; luego, multiplica ese número
por el ancho final del trabajo; por último, divide por 2. El número obtenido,
es la cantidad de cordones necesarios.
Con respecto al
largo de los cordones, estos deberán ser de 8 a 10 veces más largos que el
largo estimado para el trabajo final. El largo final dependerá, también, de la
tensión del trabajo y de la cantidad de nudos que este tenga.
Una vez
determinado esto, mide un cordón con una vara, una regla o una cinta métrica, y
luego utiliza este cordón para medir el largo de los demás.
Realiza tu trabajo
sobre una clavija de madera o una cuerda de apoyo con “nidos de alondra”. Cada
cordón deberá ser doblado en la mitad y atado en el soporte. De este modo,
colgarán del soporte dos porciones iguales de cada cordón. Cada mitad se
considerará un cordón separado.
Busca un lugar
cómodo en el cual trabajar y empezar tu proyecto.
Algunos
datos y consejos
* Redondea siempre
hacia arriba en los cálculos de los cordones, si estos te dan un número
decimal.
* Luego de haber
trabajado en varios proyectos, ya no necesitarás los “cálculos auxiliares”,
sino que podrás calcular tanto el largo como la cantidad de los cordones “a
ojo”.
* Para hacer un
“nido de alondra”, se deben utilizar dos cordones juntos, doblándolos a la
mitad y situando el ojal doble detrás y debajo de la cuerda de apoyo. Luego,
pasa los cuatro cordones que le quedan colgando, por dentro de este ojal, sobre
la cuerda de apoyo, y tira para tensarlos.
Bueno, eso es
todo. Con todos estos datos básicos ya estás listo/a para armar tus propios
proyectos, así que…
¡Buena suerte!