En la mayoría de los casos, decepcionadas de los hombres, deciden que es momento de lanzarse solas a la responsabilidad de criar un hijo que sea solamente de ellas, sin tener que depender de un varón que no cumple las expectativas deseadas.
“La realidad es que las mujeres profesionales en edad fértil se están planteando esta opción de tener un hijo sin una pareja.
Muchas de ellas piden la colaboración de algún amigo muy cercano que no les reprochará nada y otras se dirigen a bancos de esperma”, explica la socióloga argentina María del Carmen Velázquez.
La motivación de estas mujeres no siempre está sujeta al egoísmo que muchos ven en una decisión tan particular.
“Son mujeres ya con una vida hecha, profesionales que tienen o rondan los cuarenta años. Ven que el tiempo pasa cada vez más rápido y que han esperado demasiado tiempo por el príncipe azul que nunca ha llegado.
Tienen la necesidad de ser madres y no pueden ni quieren esperar más tiempo para cumplir ese deseo. Se sienten seguras y son independientes económica y afectivamente.
No les importa el qué dirán ni mucho menos les interesa que los hombres las prejuzguen. Ya han conocido a muchos varones que no han estado a la altura de sus requerimientos y es una alternativa que consideran absolutamente válida”, explica la especialista.
Esta iniciativa no pretende dejar al descubierto las posibles falencias masculinas. Una mujer decide tener un hijo sola no porque el hombre no sea digno de ser padre.
En muchas ocasiones se debe a que no se ha tenido suerte en el amor y en otras ocasiones por propias características de la mujer que busca y no encuentra.
“En mi caso yo estuve en pareja once años con un hombre que no quería tener hijos, pero no es su culpa ni tampoco le recrimino nada porque yo en su momento tampoco me planteaba el querer un embarazo.
Ahora ya tengo cuarenta y dos años, soy profesional, tengo una estabilidad económica y emocional que antes no tenía y ya he recorrido mucho camino. No puedo sentarme a esperar al hombre de mis sueños.
Las mujeres a veces somos muy exigentes o no sabemos qué queremos y por eso siempre pedimos más. Yo no quiero someter a un hombre a una presión que nace producto de mi urgencia y aspiración por ser madre.
Prefiero hacerme cargo sola de mis necesidades y deseos y no exponer a nadie más que a mí a las consecuencias”, asegura Valeria Del Canto, abogada argentina que ya se ha hecho hace pocas semanas una inseminación artificial.
Más allá de esta necesidad femenina por ser madres, hay que tener en cuenta que no es lo más conveniente que un niño crezca sin una figura paterna a su lado.
“Ellas tienen todo muy bien pensado. Alegan que no se es mejor o peor persona por tener a ambos padres o solamente uno de ellos presente.
Han pasado por divorcios propios, sus padres se han separado o tienen amigos que han pasado por la difícil situación de alejarse y tienen hijos que han vivido esas crisis.
Saben que ninguna familia por más sólida que parezca tiene asegurado nada. Tampoco es que sean ermitañas, sin amigos, sin hermanos, sin padres. Imágenes masculinas sus hijos tendrán alrededor constantemente. No quieren tener un hijo por capricho o por egoísmo.
Es un deseo que va mucho más allá de las banalidades humanas. No quieren tener un hijo para dejarlo desamparado o cubrir un hueco en sus vidas, sino para darles y dar amor y las posibilidades que ahora a cierta edad con una vida profesional estable pueden ofrecer son mucho mejores que antes”, razona Velázquez.
Esta actitud viene aumentando con audacia. El 30 por ciento de las inseminaciones de donante ya se hacen en España a mujeres solas que rondan los cuarenta años y es una tendencia que se reitera en Europa de manera natural sin el prejuicio que suele aparecer.
“Las mujeres que se deciden por esta opción no son necesariamente lesbianas. Son mujeres emocionalmente fuertes con un amplio sentido de la responsabilidad y que generalmente ya han superado un divorcio o han fracasado en una relación muy extensa sin resultados fructíferos”, explica la socióloga.
Consejos para las madres solteras por elección
– Meditar muy bien la alternativa ya que es una decisión que una vez tomada no tiene retroceso
– Es importante acudir a especialistas muy serios que aseguren condiciones óptimas de salud del donante.
– Tener muy en claro el entorno familiar propio. La contención de padres, tíos y demás parientes es vital para el desarrollo pleno del niño a criar.
– Si es necesario, acudir a terapia durante los primero años de crianza para afrontar los problemas que surjan. Es aconsejable hablar de manera sincera con el hijo cuando éste crezca y quiera saber la verdad sobre su origen. La naturalidad y la franqueza son las mejores opciones.
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