Existen algunos puntos de vista encontrados en lo que se refiere a los baños felinos, pero en general, se coincide en que no hay razón para bañar a un gato, especialmente si éste es de pelo corto.
Los gatos pasan gran parte de sus días aseándose, y son unos verdaderos expertos en esta materia. Usando sus lenguas pilosas, arrastran la suciedad y los desperdicios de su pelo en vistas de mantenerlo limpio e inodoro.
Los gatos de pelo largo, por su parte, requieren de un baño ocasional para que su pelo no se ponga demasiado grasoso. El pelo puede ponerse más o menos grasoso según las condiciones climáticas, y el tipo de piel propio del animal.
Asimismo, hay determinadas ocasiones en las que tu gato podría mostrarse más sucio debido a algún problema o contratiempo que le haya impedido sus tareas de aseo.
Ten en cuenta que un gato que no se limpia es un claro indicio de enfermedad. No obstante, cualquiera sea el motivo, siempre habrá algún momento en que debas bañar a tu gato.
Desde un primer momento, lo que debes saber es que los gatos odian bañarse. Aquí van algunos tips para facilitar la experiencia.
· Bañar a tu gato resulta mucho más fácil cuando dos personas intervienen en la tarea. Una sostiene al gato mientras que otra lo baña.
El proceso de bañar al gato debería realizarse en el toilet, donde podrás cerrar la puerta para prevenir escapes. El ruido –por ejemplo, del agua corriendo- es siempre un dilema para el gato, así que será mejor mantener los niveles sonoros al mínimo.
· La preparación es fundamental. ¿Qué quiere decir esto? Que el baño debe empezar mucho antes de traer el gato al baño.
Asegúrate, por ejemplo, de que el agua no esté demasiado caliente ni demasiado fría. Por otra parte, la altura de la misma debería alcanzar el ombligo del animal.
· Una alfombrilla de baño de goma ubicada en la tina le dará al gato algo de qué asirse cuando se ponga nervioso.
· Usa un champú recomendado por un veterinario, un peluquero de animales o cualquier otra persona conocedora del tema.
· No mojes la cabeza de tu gato. En cambio, emplea una toalla húmeda si la cara y la cabeza de tu gato están sucias.
Moja al gato abundantemente desde el cuello hacia abajo usando una taza o una pequeña jarra y recogiendo el mismo agua de la tina.
Aplica el champú en forma abundante y comienza a lavar desde el cuello hacia la cola. A continuación, lava las patas.
· Los maullidos y los quejidos serán frecuentes a esta altura, a menos que tu gato sea mudo, esté en coma o prácticamente muerto. Simplemente continúa frotando el cuerpo del animal. No uses demasiado champú.
· El enjuague es la parte más importante, ya que el champú que quede en la piel de tu gato le hará rascarse por la irritación producida.
Comienza vaciando el lavabo. Cuando esté desagotándose, empieza a enjuagar el pelaje del gato con el remanente de agua –valiéndote de una copa o una jarra-.
Esto sacará la mayor parte del champú. Utiliza o compra un duchador barato para la parte que viene a continuación. Con agua tibia, usando el duchador, enjuaga y frota bien el pelo desde el cuello al rabo.
Una vez que pienses que está libre de champú, vuelve a enjuagar rápidamente para asegurarte que así sea.
· Coloca una toalla sobre el gato –aún en la tina- y comienza a frotar en abundancia por todo su cuerpo. Debes frotar en forma consistente y suave, especialmente si se trata de un gato de pelo largo, o podrías llenar su pelo de nudos.
Remueve al gatito de la tina y colócalo sobre otra toalla. Ésta funcionará bien para secarle el pecho y las patas.
· Si posees un secador que no hace demasiado ruido, puedes intentar usarlo en el secado. Asegúrate de que tu gato esté completamente seco antes de dejarlo ir a donde éste quiera.
Hasta entonces, mantenlo en una habitación con calefacción. Los gatos tienen la capacidad de resfriarse con mucha facilidad, y las consecuencias del moquillo pueden ser severas.
· Finalmente, si tu gato es de pelo largo, puedes aprovechar la ocasión y peinarlo bien mientras se está secando. Para ello, utiliza un peine especial comprado en un pet shop. Si el tiempo está lindo, puedes hacerlo en la mesa del jardín bajo los rayos del sol.
¿Y qué es lo que ocurre ahora? ¿Recién terminas de bañarlo y ahora tu gato comienza a lamerse como un loco? No te preocupes. Es algo absolutamente normal y saludable.
Existen muchas otras técnicas creativas para bañar gatos. Una que es muy efectiva es la técnica de los cubos poco profundos. Compra cinco cubetas llanas y baratas.
Llénalas todas con agua de modo que ésta alcance la altura del ombligo del gato. Pon al gato en una cubeta y comienza a aplicar el champú. Las otras cuatro son para emplear en el enjuague.
Usa tus manos para remover la espuma del jabón a medida que transfieres a tu amigo felino de una cubeta a la otra. Asegúrate de que todo vestigio de champú sea removido y seca bien al animal.
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