Consejos a la hora de adoptar un gato

Si bien no es posible “entrenar” a los gatos como sí se puede hacer con los perros, si es perfectamente viable establecer una serie de pautas que hagan que se sienta suficientemente cómodo y confiado en el hogar para que llegue a adoptar, de muy buen grado, a su familia humana...

A pesar de que las estadísticas muestran que cada día es mayor la adopción de gatos , el gato es el gran desconocido en nuestra sociedad. Si se fijan, los perros son calificados con las grandes virtudes que, creemos, posee el ser humano: nobleza, lealtad, sumisión, obediencia.  

Y el gato es calificado con lo que, en el fondo, consideramos nuestros grandes defectos: egoísmo, individualismo, traición…  

Ni una cosa ni otra. Debemos partir de que el perro es un animal de manada y precisa un jefe. El gato, por el contrario, es el cazador individual más hábil de la naturaleza y los machos sólo coinciden con las hembras, y sus grupos de gatas y cachorros, cuando es necesario perpetuar la especie.  

Por cierto, ningún gato “hace el amor”. Al igual que los humanos, los animales “no necesitan” tener camadas ni, desde luego, tienen vida sexual. 

Pero vamos por partes. Los gatos son los grandes abandonados en España, porque erróneamente se cree que un gato doméstico puede abrirse paso en un parque o en el campo, tras haber convivido y dependido de humanos durante un tiempo.  

No es así. Sería como pensar que cualquiera de nosotros podría abrirse paso viviendo en el pleistoceno, en una cueva, cazando a carreras, como hacían nuestros antepasados. Muchos de nosotros moriríamos en el intento debido a enfermedades, palizas o inanición, y en pocos meses. 

Los gatos, tras 6.000 años de convivencia discreta con los seres humanos, entraron en los hogares recientemente y, desde entonces, asistimos al nacimiento del gato doméstico. En un principio compartíamos con los gatos nuestras aldeas. Dos especies que colaboraban: una en la caza y limpieza de roedores y otra, nosotros, agradeciéndoles que protegieran nuestra cosecha alimentándolos. 

Los gatos domésticos están siendo acostumbrados a vivir en grupos mixtos, hembras y machos, compartiendo el mismo territorio en los reducidos hogares actuales de los humanos. En su medio natural no son gregarios, son individualistas.  

Los machos viven y cazan solos en su medio natural. Las hembras forman grupos donde conviven con los cachorros hasta que éstos tienen entre tres y cuatro meses. Sin embargo, su capacidad de adaptación es excepcional y un gato en un hogar es una de las mejores compañías de las que se puede disfrutar. 

Muchos gatos han sido abandonados por tópicos sin fundamento, como enfermedades que sólo transmiten los pájaros, comer carne cruda o no lavar bien las verduras y ensaladas (toxoplasmosis: el gato no es el foco de esta enfermedad; embarazos: los gatos no afectan en nada a las embarazadas o a los recién nacidos); o, sencillamente, porque ya es un estorbo. 

Un gato abandonado en la calle o en un parque no vive más de un año y lo hace en condiciones durísimas. No es aceptado por los gatos que se abren paso en la calle desde cachorros, son atacados por ellos, carecen de habilidades para sobrevivir sin nuestra tutela.  

En los centros, albergues y protectoras también hay gatos y su carácter distante y tímido hace pensar que no son sociables. Pero sí lo son. Y extremadamente cariñosos siempre que sepamos observarlos para conocerlos y comprenderlos. Hay gatos que se dejan morir sin comer cuando pierden a su compañero (humano o felino), sólo por el amor que le profesaban.  

Estos gatos necesitan volver a confiar en alguien que los quiera tal y como ellos son. Su respuesta es lo mejor que uno puede llegar a vivir. Su compañía sobre la mesa mientras leemos o escribimos; su presencia en la puerta, cuando uno llega a casa e, incluso, cuando se abre la puerta del ascensor.  

Ellos ya saben que llegamos a casa y salen a recibirnos. Pero no lo hacen el primer día, ni el segundo. Hay que ganarse su confianza y respeto. Estas son dos cosas que los humanos tampoco damos gratis: confianza y respeto. 

En general, la adaptación de un gato a un nuevo hogar, sea cual sea su edad (pueden vivir hasta 20 años) supone paciencia, cariño y tranquilidad. Conocerlos es la mejor forma de saber como tratarlos. Intentar que un gato se siente a una orden, te de la patita, o se ponga sobre tus rodillas cuando tú quieres no va a funcionar.  

Pero si te ganas su cariño, te seguirá por la casa, te hablará y estará contigo de forma permanente. Intentar que obedezca a gritos es, también, contraproducente y estresa al gato hasta caer enfermo. El gato no soporta los ruidos, los gritos, la agitación. Es tranquilo y rebosa parsimonia y elegancia. Y, además, se la contagia a sus compañeros humanos. 

Si bien no es posible “entrenar” a los gatos como sí se puede hacer con los perros, si es perfectamente viable establecer una serie de pautas que hagan que se sienta suficientemente cómodo y confiado en el hogar para que llegue a adoptar, de muy buen grado, a su familia humana. 

Cuando se adopta a un gato deben tenerse en cuenta una serie de cuestiones para que su vida futura sea satisfactoria para ambas partes, y sea para siempre: 

Actitudes correctas al adoptar un gato:

• ¿De qué edad será mi gato?  

Decidir de antemano, pensándolo muy bien, si se desea un cachorro (hasta año y medio, aproximadamente, y según razas y mezclas), un gato adulto (más de dos años); o un gato anciano (son muy tranquilos y sosegados). Infórmate bien sobre los pros y contras de adoptar un gato en cada uno de estas edades.  

La mayoría de la gente es reacia a adoptar gatos adultos, cuando en realidad el período de adaptación de éstos suele ser menor que en el caso de los cachorros, que sólo piensan en correr y jugar.

• ¿Cachorro o adulto?  

Se cree que un gato se adaptará a un hogar cuanto más cachorro se adopte. Nada más lejos de la realidad. Un cachorro, además, puede tener el gran inconveniente de que su hiperactividad, propia de la edad, impida que captemos cuál es su verdadero carácter.  

Su forma de ser se esconde tras su necesidad de jugar; necesidad que, por otra parte, mantendrá durante toda su vida, excepto cuando enferme. Pero un gato no se adapta por la edad que tiene, sino por su carácter y el entorno en el que vive. De ahí que, en algunas ocasiones, sea mejor adoptar a un gato adulto que se adaptará perfectamente a la familia en poco tiempo.

• ¿Conoces las necesidades básicas de un gato?  

El gato, como felino eminentemente territorial, organizará el lugar en el que viva en varias zonas: zona de aseo (la bandeja, siempre en otra habitación de donde se encuentre su comida); zona de baño (allí se lavará, o lo hará en aquel lugar donde esté cómodo); zona de comida (lejos de la bandeja del aseo); zona de dormir y zona de jugar. 

Esto no significa que un gato necesite una casa grande. Significa que debe encontrar su comida y su bandeja en lugares adecuados para utilizarlas. Muy parecido a nosotros, ¿verdad?

• ¿Tienes poco tiempo y tu gato estará solo a menudo?  

A quien conoce aún poco cómo son y cómo viven los gatos le parecerá muy arriesgado adoptar una pareja (da igual el sexo de cada uno pero han de estar castrados ambos). No lo es si se sabe asesorar adecuadamente por personas y expertos el comportamiento felino que, afortunadamente, son cada vez más en España.  

La convivencia entre gatos suele ser sencilla. No hay gato alpha y gato sumiso. Ambos reparten su territorio, que comparten con respeto, juegan y al cabo de un par de días suelen dormir abrazados o se lavan unos a otros, que es su forma de crear vínculos afectivos entre ellos, y con los humanos.

• ¿Tienes niños pequeños?  

Además de buscar un gato familiarizado con los niños, es extremadamente importante que éstos sean conscientes de que el carácter del gato es similar al de los humanos. A nadie le gusta que lo lleven en brazos en unos bracitos inseguros, mientras alguien grita en nuestra oreja. Exactamente lo mismo le sucede a un gato.  

El niño aprenderá a conocer las diversas formas de actuar que tienen los seres vivos, a respetarlos y a quererlos. Sólo hay que explicarle que lo que le gusta al gato es correr tras una pelota, jugar con una cuerda que sostenemos entre nuestros dedos o jugar a que caza los zapatos del niño.  

Muchas personas creen que un gato, cuando salta sobre los pies y piernas de las personas con las que vive, es “agresivo”. No es así. Cuando un gato salta sobre nuestros pies y piernas está pidiendo juego, actividad; se aburre y nos lo dice así, jugando a cazar. El juego no violento, divertido y rápido es el mejor camino para que tu gato se integre totalmente en la familia.

• ¿Tienes otros animales?  

Valora las posibilidades de convivencia entre ellos antes de adoptar un nuevo animal. El gato no suele aceptar a los nuevos compañeros de hogar con facilidad, porque su territorio se ve reducido. La mejor táctica, si hay otro animal en el hogar (perro o gato), es que el nuevo inquilino sea instalado en una habitación bien acondicionada para que ambos se conozcan, a través del olfato, durante al menos una semana. Habrá que estar con el nuevo gato, hacerle compañía, que vaya conociendo a todos los miembros de la familia. 

Si el veterano es un perro, del que sabéis que tiene buena relación con los gatos, pasados esos 10 o 15 días, dejad salir al nuevo gato. No interfiráis porque habrá bufidos, alguna carrera del gato y mucha curiosidad y miedo. Es totalmente natural. En pocos días la convivencia será una realidad, siempre que nadie haga aspavientos o se asuste demasiado. Recuerda que en los gatos siempre es mayor el ruido que las nueces. 

Si el veterano es un gato, ya se habrán olfateado e identificado ambos. Durante algunas semanas es posible que haya bufidos y algún que otro manotazo sin importancia. No interfiráis en estas “tomas de contacto” y no castiguéis a ninguno de los dos, porque el castigo no es comprendido por los gatos y suele resultarle terriblemente doloroso, ya que son más apegados de lo que parecen. La situación es natural y así hay que tomarla. Finalmente, ambos encontrarán su sitio y convivirán sin problemas.

• Tómate tu tiempo. Una elección precipitada te perjudicará a ti y al gato. Todos los centros de adopción de animales serios estarán encantados de asesorarte y responder a todas las preguntas que tengas antes de tomar la decisión final.

• Averigua todo lo que puedas sobre la vida pasada del animal y de su carácter. En el caso del gato esto es muy importante porque en la primera fase de convivencia todo será extraño y, con toda probabilidad, tendrá miedo y desconfianza.  

Hay que ganarse la confianza del gato hablando en voz normal o baja, con cariño y manteniendo situaciones tranquilas. Esto le hará confiar y buscará vuestra compañía con mayor rapidez, una vez que haya entrado en el hogar familiar.

• Una vez adoptado, lo primero que se debe hacer es llevar al gato al veterinario que lo vaya a tratar habitualmente. Ponle el chip, aunque no sea obligatorio en tu comunidad autónoma, porque en caso de pérdida será más sencillo dar con él.  

En cuestiones de salud el gato es, por igual, fuerte y delicado. Una situación de estrés continuada puede generar que su sistema inmunitario se deprima, generando un momento idóneo para que las enfermedades oportunistas le ataquen. Es resistente y fuerte, pero debe ser vigilado.  

Cuando un gato se esconde constantemente y no sale de debajo de la cama para comer o usar su bandeja, está enfermo, y conviene observar su actitud para calibrar si hay un posible problema. Un veterinario experto en felinos podrá orientarte bien y sabrás, con toda facilidad, distinguir cómo se siente tu gato.  

Recuerda que el juego es esencial en sus vidas y hasta un gato de 15 años juega de vez en cuando. Por tanto, el factor actividad de tu gato te avisará de su estado de salud con mucha rapidez. 

Actitudes incorrectas al adoptar un gato: 

• No debes elegir un gato de un albergue o de una perrera solamente porque sea más barato. Un gato de un albergue necesitará las mismas atenciones y conllevará los mismos gastos que un gato comprado. La compra tampoco es garantía del estado de salud del gato.  

En la infancia, hasta los tres meses, el gato vive de las defensas cedidas por su madre en la lactancia. Un gatito al que se le ha diagnosticado una enfermedad vírica a los dos meses, puede estar perfectamente sano tras seis meses; y al contrario. Tu veterinario te informará de estos asuntos con todo detalle.

• No te precipites. Piensa que tu compromiso tiene que durar toda la vida del animal.

• No elijas al animal solo por su aspecto. Su forma de comportarse es mucho más importante que su belleza exterior.

• No agobies a tu nuevo gato con mimos y carantoñas, por muy adorable que sea. Ten en cuenta que puede sentirse acosado y asustarse si lo haces. Dale tiempo y espacio para que se vaya acostumbrando a su nuevo hogar.

Son muchas cosas las que hay que tener en cuenta antes de adoptar un gato. Pero si reflexionas bien, conseguirás el más afín a tus expectativas y el amigo más auténtico que podrás imaginar.  

Colaboración de Mª Asunción Saura
Periodista
Matices de Marketing
 

Fuente: Acogelos.org 

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