Según la Clínica del Comportamiento Animal de la Universidad Autónoma de México, la depresión en las aves es resultado de una serie de alteraciones en su modo de vida.
Esta enfermedad, que puede presentarse en loros, cacatúas y guacamayas, se manifiesta por ejemplo, en la automutilación, que consiste en arrancarse las plumas hasta quedarse completamente sin pelaje en su cuerpo.
Los loros son animales que se manejan en bandadas y dentro de esta sociedad son especies muy fieles que tienden a formar núcleos de parejas y a tener crías con ellas hasta el momento de su muerte.
Sin embargo, ante la ausencia de su compañero o compañera, surgen una serie de alteraciones en su conducta, como es comenzar a desplumarse. Además, también se involucra el factor químico, es decir, dejan de comer.
Este es un tema problemático en los loros porque su metabolismo es muy rápido y el ayuno les provoca daños severos en su estructura corporal.
Cuando los loros conviven con la gente, tienden a sustituir la pareja reproductiva por la persona que los crió o con la que lograron identificarse, por ello son fácilmente domesticables y adaptables al ambiente del ser humano.
Con el cambio o la ausencia de esta persona con la que lograron identificarse, pueden ocurrir dos situaciones: en el caso de que el ave conviva con otros animales de su misma especie, ésta tiende a regresar con su pareja reproductiva y en ese sentido no se vería afectada su estabilidad emocional.
Por el contrario, cuando el animal vive solo, entra en un estado de estrés, deja de comer y comienza a desplumarse poco a poco hasta dejar completamente expuesta su piel.
Cuando se arrancan las plumas, hecho bastante frecuente en los loros, la gente supone que lo hacen por las elevadas temperaturas pero en realidad se despluman por inestabilidad emocional o por estrés.
El patrón que repiten es comenzar a arrancarse las plumas del pecho, luego las de la cola y a veces sólo se quedan con las de las alas, lo cual se considera una conducta compulsiva especialmente en cacatúas y guacamayos.
Seguramente, habrá que analizar qué sucede en el ambiente dónde viven, ya que esta conducta responde a un desequilibrio en su comportamiento, provocada generalmente por la ausencia o desaparición de la persona con la que lograron identificarse dentro del hogar. Es importante señalar que esta actitud de desplume se ve incrementada en épocas de reproducción.
En las clínicas de comportamiento animal se revisa el origen de la depresión y se somete a las aves a una especie de terapia que consiste en ofrecerles mayor actividad .
Según los especialistas, no es conveniente que aves queden mucho tiempo solas porque se sienten desatendidas y eso la afecta emocional y psíquicamente.
Ante la ausencia prolongada de los dueños es preferible dejarlos en la casa de alguien de la familia o bien en alguna guardería veterinaria donde además de cuidados y alimentación, se les ofrezca compañía.
En los canarios, algunas enfermedades virósicas y parasitarias pueden alterar su vida emocional y provocarles síntomas de depresión tales como negarse a ingerir alimento, negarse a cantar o llegar a desplumarse como en el caso de los loros.
Por su conformación delicada, es conveniente llevarlos al veterinario ante el primer síntoma de alguna alteración en su conducta para un diagnóstico efectivo que evite cuadros de depresión severos e indique el tratamiento apropiado para devolverles su estado de salud.