Displasia de cadera en los perros

Los perros y sus problemas de cadera: ¿qué hacer


La displasia de cadera es uno de los problemas más frecuentes en el perro que
afecta en mayor medida

a

perros de gran tamaño o de rápido crecimiento.

La palabra
tiene la siguiente etimología: dis = anormal y plasia = formación. Esta
patología es incurable,
s
in embargo, un diagnóstico correcto puede reducir en
gran medida el dolor que sufre el animal y mejorar su calidad de vida.

La displasia de cadera es una subluxación (laxitud, inestabilidad) de la cabeza
del fémur en relación con el acetábulo.

Su principal desarrollo se produce
dentro de los primeros seis meses de vida,
l
os dolores que produce harán que el
animal llegue a no poder levantarse.


Las razas con mayor predisposición genética para padecer este mal
,
 son el Rottweiler, el Pastor Alemán, el Terranova, el San Bernardo, el Labrador, el
Golden Retriever, mastines y perros de gran tamaño en general.


Es hereditaria y no congénita: el perro nace con las caderas totalmente normales
y bajo factores ambientales, alimentarios, exceso de ejercicio
,
etc.,


U
nidos
a un importante componente genético, se produce un desequilibrio biomecánico
entre la masa muscular y el desarrollo esquelético
,
e
sto
permite que una articulación principal como la cadera, que depende de la
potencia muscular para su estabilidad, se separe y desencadene en una displasia
de cadera y afección degenerativa de la articulación.


Esta,
se
mide por grados dependiendo de su gravedad: A y B son perros libres de
displasia, C displasia leve, D displasia moderada y E displasia grave. En un 90%
de los casos se ven afectadas a la vez ambas caderas.


Los síntomas


Son muy variables, yendo desde la ausencia aparente de los mismos, a una cojera
pronunciada e incapacidad.

Pueden aparecer uno o más de los siguientes signos
clínicos:


– Rigidez matutina


– Cojera acrecentada aparente después del ejercicio prolongado


– Dificultad al levantarse o caminar


– Resistencia o protesta al moverse


– Cambio de temperamento


– Cojera de arrastre de la extremidad


– Dolor a la manipulación en abducción del fémur  


Un diagnóstico precoz  puede controlar la evolución del problema
,
e
sto permite
vigilar el peso y la actividad del animal para frenar el desarrollo de la
enfermedad. La forma más eficaz de diagnóstico es hacer rayos X de ambas
articulaciones de la cadera a partir de los 15 meses.


Si bien es una patología incurable, se la puede controlar llegando a tener una
funcionalidad aceptable y compatible con la vida de nuestro animal.

Tratamiento

Variará en función del grado de displasia y de la edad. En los animales jóvenes,
el tratamiento busca proteger el cartílago articular y en el adulto, intenta
evitar el dolor causado.


Se aconseja ejercicio moderado y control de peso
.
El procedimiento puede ser
médico, quirúrgico o una combinación de ambos
,
e
l tratamiento médico es a base
de antiinflamatorios.


Si elegimos el método adecuado
,
podemos conseguir que nuestro animal llegue a
tener una vida normal, pero ese animal no deberá usarse como reproducto
r,
para
evitar que en su descendencia volvamos a encontrarnos con los mismos problemas.

Como siempre, la consulta al médico veterinario será primordial,
e
l
determinará si la displasia de cadera está realmente presente en el animal.

Si
es así, él será el encargado de mandarte el tratamiento adecuado para tu amigo,
t
endrá
en cuenta: la salud general del perro, la edad y la gravedad del problema.


Más allá de los tratamientos, uno puede contribuir al bienestar de su mascota
,
a
yudándolo a mantener un peso saludable y hacerlo practicar ejercicios,
ademas de f
acilitarle las tareas diarias. Por ejemplo, si disfruta durmiendo en la cama,
colocándole una pequeña rampa o un puff para que no tenga que saltar.


La mejor prevención es la cría selectiva – no usar reproductores con displasia –
si se emplean con fines reproductivos parientes de animales afectados de
displasia coxofemoral
.
S
e están empleando deliberadamente portadores de genes
defectuosos.


Pero existen factores ambientales que influyen en la aparición de esta patología
como son:


– Ejercicio excesivo durante el desarrollo del animal.


– Crecimiento excesivamente rápido.


– Desequilibrio alimentario, el exceso de
calcio o exceso de proteínas en la
alimentación.


Aunque la displasia de la cadera es una enfermedad ósea, congénita, hereditaria
y degenerativa de difícil tratamiento, la vigilancia de la cría y de los
factores ambientales referidos puede hacer toda una diferencia.

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