Un nuevo bebé ha llegado a casa. Una alegría para sus padres, o para sus abuelos que ayudarán a sus hijos en la crianza del mismo.
El hogar ha sido totalmente transformado por el equipo, los pañales, y los nuevos olores que acompañan a la criatura. Todos, familiares y amigos, llegan a nuestras casas, deseosos de conocer a este encantador ser.
Sin embargo, hay un miembro de la familia que puede sentirse confundido, abrumado, y fuera de la fiesta.
Nos estamos refiriendo a la mascota del hogar, que puede relacionarse con el nuevo miembro de la familia de una forma hostil, impulsado por sus celos y envidia, sobre todo si ha sido una mascota sobre-protegida y demasiado mimada, a menos que se tomen algunas medidas previas, para preparar el animal a enfrentar los cambios que están llegando a la casa.
Tomando medidas preventivas
Una forma de empezar a prevenir estas actitudes hostiles en nuestras mascotas, es simular ciertos cambios, antes de que el bebé llegue realmente a la casa.
Esto se puede hacer, por ejemplo, con una muñeca. Vista a la muñeca con las ropas que el bebé usará. Báñela con jabón infantil, para que el perro o gato puedan ir asimilando este nuevo olor.
Lleve a la muñeca alrededor de toda la casa, para ayudar al animal doméstico a acostumbrándose a su nuevo comportamiento.
Si la mascota tiene la chance de ir aclimatándose lentamente a sus nuevas acciones y rutinas, no experimentará fuertes cambios emocionales cuando el proceso suceda verdaderamente.
Como parte de su nuevo o renovado papel de padre cuidador de un bebé, o abuelo tutor del mismo, deberá re-educar a su animal, para mantener a su niño seguro.
Si su mascota no sabe responder a la orden, "fuera" o "abajo", y por el contrario suele aumentar su juego cuando se le habla, los meses previos a la llegada del bebé serán la época exacta para enseñárselos.
En el caso de que el animal no termine de responder a las nuevas ordenes enseñadas, podría elegir mantener a la mascota ausente de cierta área de la casa, para proteger al niño.
Esto puede ser logrado manteniendo una botella con pico de spray en la entrada de la puerta. Cuando el perro o el gato procuren entrar al cuarto, rocíelos suavemente con el agua enjabonada que haya puesto dentro.
Este líquido será desagradable para el animal, pero no le causará daño, y posiblemente pueda mejorar su olor. Si termina este proceso de re-educación antes de que el bebé llegue a la casa, tendrá una tarea menos para ocuparse en su nueva y ajetreada vida como padre o tutor de un bebé.
Otra forma de prevenir el comportamiento hostil de una mascota frente a la llegada de un nuevo niño, puede resultar algo trabajoso, pero sin dudas tendrá buenos resultados: Incorpore otro gato o perro a su casa antes de la llegada del bebé.
Esto tendrá dos beneficios: por un lado, empezará a mostrarle a su mascota que no es el único “mimado” de la casa, sin por ello arriesgar la seguridad de su bebé, y por otro, le dará al animal un compañero que lo podrá distraer mientras usted dedica su atención al nuevo bebé.
Si el animal ya tiene un compañero, sufrirá menos por su menor atención, ya que tendrá otra criatura para entretenerse, y ser tomado en cuenta.
En las casas donde hay dos perros, a menudo los animales se adaptan a los nuevos cambios de una manera mucho más efectiva, creciendo ambos de forma muy cercana, y dándose más afecto y apoyo mutuo.
En hogares donde hay dos animales domésticos (particularmente perros) suele necesitarse menos atención para controlar el comportamiento y las acciones que desarrolla cada animal.
La transición es más fácil para toda la familia, y las mascotas parecen sentirse menos traumatizadas frente a los cambios de vida.
Prepararse para la llegada de un nuevo bebé a la familia, es un proceso emocionante. Hay mucho por hacer, y muchas tradiciones y rutinas en la forma de vida cambiaran.
Esta transición será emocionante para toda la familia, pero no debe olvidarse que los animales ven este proceso con unos ojos distintos, por lo que es necesario ser muy atento y cuidadoso, para que las mascotas puedan ir asimilando estos grandes cambios de una manera adecuada, para que, con el tiempo, amen al niño tanto como lo hace usted, sin sentirlo como una competencia, sino como un compinche.
Todo este esfuerzo de aclimatación previo sin dudas valdrá a pena, dando lugar a una familia más feliz, tanto para los adultos, el bebé, los pichichos, como los felinos de su hogar.
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