Introducción
El primer uso de
animales de compañía, del que se tiene registro, como medio terapéutico en
una Institución data de 1792 y fue el asilo de York, en Inglaterra que utilizo
estos animales como modificadores positivos del comportamiento.
Bethel,
institución situada en Bielefield, Alemania, inició la terapia múltiple con
animales, en 1867, aplicándolos a sus enfermos epilépticos y más tarde a
otras patología.
En Estados
Unidos la terapia con animales de compañía comenzó en el Hospital de
convalecientes de la Fuerza Aérea del ejército en Pawling, Nueva York, como
estimulantes para la recuperación de las
secuelas psicológicas.
El psiquiatra
Boris Levison, en 1962, describió el aspecto positivo del contacto de jóvenes
pacientes introvertidos con su perro " Jingles ", en la sala de espera
mientras esperaban su turno de consulta, entablándose una interacción, inicio
de la etapa de terapia con estos animales.
A partir de los
70 Sam y Elisabeth Corson continúan los trabajos de interacción jóvenes-animales
de compañía, desde el hospital de la Universidad Estatal de Ohio, al observar
que los pacientes adolescentes al oír los ladridos de los perros pidieron jugar
con ellos, comprobándose que la mayoría de los que interaccionan con los
animales mejoraron en su comportamiento introvertido.
El doctor Ange
Condoret, decía que acariciar a un animal reportaría los mismos efectos
beneficiosos que la absorción de muchos medicamentos desde el punto de vista de
su efecto tranquilizante.
Observando todos
estos hechos y teniendo en cuenta las variaciones demográficas poblacionales
actuales, en los países más desarrollados, el flujo de los individuos se esta
desplazando del medio rural al urbano, aumentando cada vez más los índices de
envejecimiento de las personas que las habitan, por lo que es necesario el
acercar la naturaleza a las grandes urbes de cemento, hecho que se pone de
manifiesto por la búsqueda emprendida de flora y fauna dentro de la ciudad en
sustitución de las relaciones interpersonales a cuya pérdida se ve abocado el
colectivo de los mayores, que generalmente vive solo y aislado, por lo que la
utilización de animales de compañía aparece como una alternativa con mucho
futuro como factor beneficioso para la salud de la gente mayor
Podríamos
definir a los animales de compañía como :
"
Aquellos que son utilizados para acompañar a las personas que los poseen, no
obteniéndose de ellos, en general, beneficio económico alguno y que además
necesitan que se les dispense una serie de cuidados, considerándose en muchos
casos como un miembro más de la familia ".
En 1990 se
estimaban alrededor de 170 millones de animales de compañía en la Comunidad
Económica Europea, de los que la mayor parte eran perros, gatos, pájaros y
peces, volumen que indica la importancia del tema objeto de estudio en este
trabajo.
Atkinson, divide
a los animales de compañía en tres grupos:
1.
Ambientales, caracterizados por exigir pocos cuidados y no salir de casa,
actuando además como efecto ornamental e incluiría básicamente a los peces, a
los pájaros y a las tortugas.
2.
De primer plano, caracterizados por ocupar un lugar importante en la vida de sus
dueños, no suelen intervenir en el desarrollo de relaciones con otras personas,
y su principal representante es el gato.
3.
De contacto, cuyo nombre haría referencia a la facultad de procurar relaciones
de sus dueños con otras personas ya que es necesario sacarlos al exterior, además
de exigir importantes cuidados y atenciones, siendo el perro su más genuino
representante.
Debiéndose añadir,
dos nuevos grupos a esta clasificación:
– en primer lugar aquellos animales que
denominamos exóticos y que constituyen una moda actualmente
– en segundo lugar los animales que aunque
en un principio no son de compañía, sabemos que están desarrollando esta
función y así lo hemos observado a partir de nuestra experiencia personal
durante el desarrollo de diversos trabajos de campo con ancianos.
1.
Los animales de especies exóticas, muy de moda últimamente, en muchos casos
como forma de esnobismo, están ampliamente difundidos sobre todo en Gran Bretaña:
arañas, culebras y panteras y en España, que hoy ocupa el primer lugar de la
CEE en tráfico de especies exóticas vivientes: aves de plumas vistosas,
iguanas, etc.
2. Los animales no considerados en un principio de compañía, y que podríamos
denominar de granja-compañía, que es el caso que se da en nuestra sociedad
gallega, dónde animales del tipo de las gallina, los cerdos, las vacas, las
ovejas, etc., acaban desarrollando el carisma de animales de compañía, ya que
nuestros paisanos los consideran como de la "familia", pues no
obtienen de ellos beneficio económico y además cuándo estos mueren lo
lamentan casi como si fuera un miembro más de la familia.
Pero no
todos los animales van a ocasionar los mismos efectos, ya que si por un lado
unos son más activos e intervienen más en nuestros quehaceres diarios, como el
perro o el gato, otros por el contrario son más pasivos como el pájaro o el
pez.
Efectos
beneficiosos
Los beneficios
reportados por la bibliografía sobre la posesión de un animal de compañía
por las personas, son de tres tipos, físicos, psíquicos y sociales.
Entre
los beneficios físicos, se ha comprobado su efecto positivo en el tiempo de
recuperación de las enfermedades, así como una mayor supervivencia en los
individuos que poseen animales de compañía y que han sufrido de cardiopatía
isquémica, efectos positivos que achacan al descenso de la soledad y por tanto
de la facilidad para deprimirse, la reducción de la ansiedad, el estímulo que
estos animales son para la realización de actividad física, tanto a la hora de
llevarlos de paseo como de realizar sus cuidados diarios.
Los
efectos positivos sobre la recuperación de las enfermedades estarían basados
en el mantenimiento del interés sobre el animal aún estando hospitalizado, lo
que condicionaría mayores ansias de mejorar y seguir viviendo, la realización
de ejercicio, al menos moderado al establecer sus cuidados diarios, la reducción
de la presión sanguínea, por efecto relajación al comunicarse con el animal.
Friedmann
ha encontrado que la presencia de un animal de compañía, un perro en su caso,
produce disminución de la frecuencia cardíaca y de la tensión arterial,
estudios que posteriormente fueron corroborados por Baum.
El
poseedor de un animal de compañía generalmente va a descargar sobre él
grandes dosis de afecto y cariño, considerando al animal en muchas ocasiones
como un verdadero compañero, esto hace que el poseedor del animal mejore su
autoestima al adoptar una actitud responsable de cuidar y respetar al animal,
que a sus ojos se muestra como indefenso y dependiente de su dueño.
Además
como demostró Aaron Katcher, el animal de compañía proporciona a quien lo
posee seguridad, intimidad por la disponibilidad inmediata del animal,
parentesco como así quedo de manifiesto en que los poseedores los catalogan
como pertenecientes a la familia y constancia en cuanto que el animal puede ser
sustituido por otro, a diferencia de los seres humanos.
En una
encuesta llevada a cabo en los Estados Unidos, se observó que las personas
mayores de 65 años que poseían un animal de compañía presentaban cuadros
depresivos con menor frecuencia que los que no lo tenían, ya que el animal podría
actuar como soporte emocional, siendo alguien en quién se puede confiar y a quién
se le puede hablar, proporcionando al anciano un apoyo ante el aislamiento.
Más
recientemente el estudio de Siegel observa que el tener animales de compañía
disminuye el número de visitas a los médicos por sus poseedores, hecho
achacable a la disminución del estrés, en relación con la distracción que el
animal le reporta a su dueño, tanto en cuanto a alimentarlo y pasearlo,
pautando una serie de rutinas y tareas diarias.
Cusack en
un estudio con ancianos observa de nuevo que los animales de compañía
mejoraban su bienestar psicológico y su sentido de humor al entretenerle de
forma desinteresada.
Quedan por último
dentro de los beneficios observados en los poseedores de animales de compañía
los de tipo social, siendo indudable la labor que los animales de compañía,
sobre todo los perros, realizan en la interacción de sus poseedores con otras
personas, y por tanto en la adquisición de nuevas amistades, además del efecto
positivo que sobre la comunicación generan, ya que aunque el animal no pueda
hablar, en muchas ocasiones si es cómplice de lo que nosotros le contamos.
Experiencia sobre los efectos beneficiosos
Muchas han
sido las experiencias realizadas para interrelacionar a los ancianos con los
animales de compañía, pudiendo relatar las siguientes:
* A nivel
domiciliario, la de Mugford y M´Comisky que seleccionaron 30 ancianos a los que
les colocaron periquitos enjaulados en casa en comparación con otros a los que
les colocaron flores o la televisión, observando que los que tenían el
periquito mejoraron en su salud física y en las relaciones con los vecinos.
Clover Gowing comparó el efecto producido por unos peces de colores en
comparación a otro grupo de ancianos a los que no les dio peces y observó que
los que los tenían mejoraban en su interés y sentido de la responsabilidad.
* A nivel
institucional, Brickel (1979) reviso el efecto de dos gatos en una Institución,
observando el incremento de la sensibilidad de los pacientes, además de ser los
gatos el tema principal de las conversaciones. Salmon (1981), introdujo un perro
en una unidad de crónicos de un hospital geriátrico de Caulfield, observando
que estimulaba la risa, el sentido de humor, la sensibilidad e incluso era un
incentivo para vivir.
* El
proyecto de interpelación "Personas mayores y animales de compañía",
realizado por el departamento de psicología de la Universidad de las Islas
Baleares con dos grupos de personas mayores de 60 años, a los que se entrevisto
antes y a los seis meses de dejarles un animal de compañía y donde se observo
una mejora de la calidad de vida general de este colectivo, sobre todo en lo
referente a la salud mental (ansiedad, depresión, control emocional/conductual)
y algo menor en relación a la salud física, no apreciándose grandes cambios
en las relaciones familiares y sociales.
* El
programa animales de compañía de Cornell , iniciado en 1982, promueve la
visita de animales de compañía a instituciones geriátricas y otras (15),
observándose que los ancianos afrontaban con más integridad las etapas finales
de la vida y además se suavizaba la tirantez de las visitas en presencia de los
animales.
* El
programa de adopción de animales de compañía para la gente mayor, llevado a
cabo por el ayuntamiento de Barcelona en colaboración con la Fundación Purina,
según el cual ponen a disposición de la gente mayor, que así lo solicite, un
animal, bien un perro o un gato, además de apoyo técnico para proceder a las
desparasitaciones, vacunaciones, esterilizaciones, chapa de identificación y
microchip, alimentación para el primer mes, una bolsa con accesorios para su
cuidado, un manual para cuidarlo y atención veterinaria durante el primer año
de su posesión, que sería de prueba, tras la cual se podría devolver al
animal.
* El
programa llevado a cabo entre el Instituto Gerontológico Gallego y el
Ayuntamiento de Ferrol, que consistió en entregar 15 animales de compañía de
tipo ambiental (tortugas, peces y pájaros) a personas mayores de 60 años y en
donde tras 3 meses de intervención se observaron importantes efectos sobre la
salud psíquica de los mayores.
* El
programa que sobre animales de compañía y tercera edad ha puesto en marcha el
Instituto Gerontológico Gallego en colaboración con el Ayuntamiento de
Santiago para proporcionar animales de compañía a 15 personas mayores de 60 años
de este ayuntamiento y que reúnan una serie de características.
Este programa
además de hacer seguimiento de las personas, valora desde el punto de vista de
la salud integral los efectos conseguidos a través de la interrelación
anciano-animal de compañía.
A las personas beneficiarias la recepción del
animal de compañía no les supone gasto económico alguno durante la duración
del proyecto (un año).
En los últimos
años ha cobrado gran relevancia en la intervención con ancianos, tanto en sus
casas como en residencias geriátricas, la introducción de animales de compañía
a fin de mejorar el estado general de salud en sus tres aspectos físico, psicológico
y social, tratando se suplir la carencia de afectividad que sufre este
colectivo.
De los
estudios anteriores se constata que la introducción de animales de compañía
en la vida de los ancianos va a posibilitar, mejorar el estado general de salud
en sus variados aspectos, físico, psíquico y social.
La relación
coste-beneficio de poseer un animal de compañía no deja lugar a dudas,
estableciéndose el coste año de mantenimiento para un perro mediano en
aproximadamente 50.000 pts., que aumentaría a 100.000 para un perro grande
(comida, peluquería, veterinario) y bajaría a 25.000 para un gato.
El riesgo
generado por la posesión del animal de compañía es mínimo, además se puede
adaptar el tipo de animal a la persona poseedora.
Bibliografía de interés
1er. Informe
sobre los Recursos Sanitarios Gallegos. Santiago. Servicio Gallego de Salud,
1992.
Allen KM, Blascovich J, Tomaka J, Kelsey M. Presence of human friends and
pet dogs as moderators of autonomic responses to stress in women. Personality
Soc Psichol, 1991 ; 61 : 582-589.
Atkinson D. Nothing more precious. Social Work Today, 1985 ; 16:
13-14.
Baun MM, Bergstrom N, Langtron NF, Thoma L. Physiological effects
of petting dogs: Influence of attachment. En : Anderson RK, Hart BL, Hart LA.
The pet conection . Minneapolis : University of Minnesota Press, 1984 ; 162-170.
Becoña E.
Medicina Popular.Vigo : Ir Indo Ediciones, 1988.
Burger IH. Concluding remarks. En Burger IH. Pets, beneficts and practice . Leicesterhire, UK: BVA
Publications, 1990 :44.
Corson SA, Corson EO, Gwynne PH, Arnold EL. Pet-dogs as nonverbal
communication links in hospital psychiatry. Comprehensive Psychiatr, 1977 ; 18:
61-72.
Corson SA, Corson EO. Pets and mediators of therapy. Current
Psychiatr theories, 1978 ; 18: 195-205.
Cusack O, Smith E. Pets and the elderly. Nueva York : Haworth
Press, 1984.
Cusack O.
Animales de compañia y salud mental. Barcelona. Fundación Purina, 1991.
Cusack, O.
Animales de compañía y salud mental. Fundación Purina. Barcelona, 1991.
Franti CE, Kraus JF, Borhani NO, Jhonson SL, Tucker SD. Pet ownership in
rural Northern California. El Dorado Country. Am Veterinary Med Assoc, 1980 ; 176 : 143-149.
Friedmann E, Katcher AH, Lynch JJ, Thomas SA. Animal companions and
one year survival or patients after discharge from a coronary care unit. Public
Health Reports, 1980 ; 95 : 307-312.
Friedmann E, Katcher AH, Thomas SA, Lynch JJ, Messent PR. Social
interactions and blood pressure; the influence of animal companion. Journal of
Nerv Mental Disease, 1983 ; 171 : 461-465.
Gareit TF, Stallones L, Marx MB, Jhonson TP. Pet ownership and
attachment as supportive factors in the health of the elderly. Anthozoos,
1989 ; 3 : 35-44.
Gili M.
Calidad de vida en personas mayores con animales de compañía. 2do. Congreso
Internacional el hombre y los animales de compañía. Barcelona, 1993.
Levinson
BM. Pet oriented child psychoterapy. Ed. Charles C Tomas.
Springfield, 1969.
Levinson BM. The dog as co-therapist. Mental
Hyg, 1962 ; 46 : 59-65.
Mayán JM,
Becoña E., Millán JC y Cols. Animales de compañía y tercera edad. Consellería
de Sanidad y Servicios Sociales. Xunta de Galicia. Santiago, 1993.
Millán JC
y Mayán JM. Animales de compañía y tercera edad. Rev. Gerontol. 1993
Proyección
de la Población Española. Madrid. Instituto Nacional Estadística, 1991.
Savishinsky JS. Pet ideas: The domestication of animals, human behavior
and human emotions. En : Katcher AH, Beck AM. New perspectives on our lives with
companion animal. Filadelfia. (PA) : University of Pennsylvania Press, 1983.
Siegel JM. Stessful life events and use of physician services among
the elderly: The moderation role of pet ownerhip. Personality Soc Psychol, 1990
; 58 : 1081-1086.