Gracias a los avances de la medicina veterinaria, las mascotas han prolongado su período de vida considerablemente. Sin embargo, esta mayor perduración de la vida viene acompañada de un aumento en la cantidad y tipos de alimentos que pueden afligir a su mascota anciana.
A medida que las mascotas alcanzan sus años dorados, también se incrementa la cantidad de enfermedades y problemas que deben enfrentar.
Entre ellos, podemos mencionar: pérdida de peso y cambios en la movilidad; osteoartritis; enfermedades coronarias, de riñón y de corazón; tumores y cánceres; desórdenes hormonales tales como diabetes y tiroides, y muchas otras.
Así como las necesidades del cuidado de la salud cambian a medida que los humanos envejecen, la misma regla también debe aplicarse a las mascotas. Es fundamental que los dueños de los animalitos trabajen de cerca con su veterinario en el diseño de un plan apropiado para su mascota geronte.
Existen algunas guías que sirven a los veterinarios para diseñar un trabajo de campo que ofrezca un cuidado óptimo a las mascotas que atiende.
Pero, ¿a partir de qué momento un animal doméstico es geronte? Generalmente, las razas de perros pequeños viven más tiempo que las razas de perros grandes.
Aparte de eso, el período de vida variará según cada animal, y su veterinario podrá ayudarle a determinar en qué etapa de la línea de tiempo se encuentra su amiguito.
Tenga en cuenta que los perros pequeños pueden considerarse gerontes entre los 10 y 13 años, mientras que los grandes a partir de los cinco. En todos los casos, la consulta a su veterinario es la mejor manera de saber si su perro ha alcanzado los años dorados.
La programación de exámenes veterinarios regulares es uno de los pasos más importantes que los dueños de animales deben hacer para mantener en buena forma a sus mascotas. Así, cuando los perros y los gatos entran en la etapa de la vejez, estos controles cobran aún mayor importancia.
De esta manera, se podrá descubrir o retrasar el comienzo o progreso de enfermedades, así como la detección de otros problemas como disfunciones orgánicas u osteoartritis.
La mayoría de las asociaciones veterinarias señalan que perros y gatos maduros deben visitar al “doctor” al menos una vez cada seis meses, para efectuar un examen completo y un laboratorio.
Tenga en cuenta que cada año para su gato o perro equivale, aproximadamente, de cinco a siete años humanos. Por ende, una mascota geronte debe ser revisada por un veterinario no menos de dos veces al año. ¿O usted estaría 7, 14 ó 21 años sin visitar al médico?
Durante el examen de su mascota, el veterinario realizará una detallada anamnesis: le preguntará por posibles cambios en la actividad y conducta del animal; conducirá un examen completo de sus distintas funciones. La educación del amo y el análisis de laboratorio también serán parte de su tarea profesional.
Laboratorio
Al igual que su médico de cabecera, el veterinario necesita de los resultados del laboratorio para lograr comprender el estado de salud de sus pacientes. Para facilitar la tarea del profesional, los resultados del laboratorio contienen en cada categoría valores-parámetro que sirven para ser comparados con los valores actuales del animal.
Cuando estos valores están por sobre o debajo de los valores-parámetro, entonces existirá la posibilidad de enfermedades. Los veterinarios recomiendan realizar análisis de laboratorio una vez al año en mascotas de edad media. Durante la vejez, es apropiado realizar un laboratorio cada seis meses.
En cuanto al análisis de sangre, su función es determinar el número de glóbulos rojos, de glóbulos blancos y de plaquetas, a partir de la extracción de una muestra de sangre. Según la cantidad y tipo de glóbulos, su veterinario podrá diagnosticar anemia, infecciones o leucemia.
El análisis de sangre también ayuda a su veterinario a monitorear la evolución de un tratamiento. Cabe señalar que la extracción puede ser un poco traumática para el animal, por lo que a veces es recomendable que los dueños no estén presentes en el momento que se realice.
El análisis de orina es una herramienta utilizada para detectar la presencia de una o más sustancias que habitualmente no aparecen en la orina, tales como proteínas, azúcar, glóbulos blancos o sangre.
Este análisis ayuda al veterinario a detectar distintas patologías, como pueden ser infecciones del tracto urinario, diabetes, deshidratación, disfunciones de riñón y otras alteraciones.
Los análisis del panel químico sirven para medir electrolitos, enzimas, y elementos químicos tales como calcio y fósforo. Esta información le ayuda a su veterinario a determinar cómo están funcionando varios órganos (riñones, páncreas, hígado, etcétera).
El resultado de este análisis es fundamental en el diagnóstico y tratamiento de las distintas patologías que se pudieran presentar. Además, dependiendo de los resultados de estas pruebas, el veterinario puede sugerir realizar más estudios.
Finalmente, un examen microscópico de los excrementos de su animal puede proporcionar valiosa información sobre varios tipos de enfermedades, por ejemplo, digestivas, hemorragias internas y desórdenes del páncreas. Sin embargo, lo más importante es que este test confirma la presencia de parásitos intestinales en su mascota.
Exclusivamente para los gatos, se recomienda realizar un análisis de sangre adicional para buscar señales de hipertiroidismo, una enfermedad común en gatos mayores. Adicionalmente, dependiendo de la condición particular de su mascota, pueden ser solicitados otros estudios y mediciones.
Entre ellos, cabe mencionar la evaluación de leucemia felina y el test del virus de inmunodeficiencia felina; control de presión sanguínea; chequeo de proteínas en orina; monitoreos como rayos x, ultrasonido, ecocardiograma, electrocardiograma; evaluaciones oftalmológicas varias, como la presión ocular y la foto-sensibilidad.
Estas pruebas adicionales son de vital importancia en la evaluación de mascotas adultas que están siendo preparadas para la anestesia y la cirugía.
Cambios sensoriales
Como ocurre con todos los animales, la vejez viene acompañada de algunos cambios sensoriales característicos. Algunos lo describen como un “alentamiento” de las funciones.
A medida que los sentidos principales (vista, oído, gusto, tacto, y olfato) comienzan a apagarse, es probable que usted note, en su mascota, respuestas más lentas en general hacia los estímulos externos.
Esta pérdida de la percepción sensorial es, a menudo, un proceso lento y progresivo, que incluso puede pasarle inadvertido por mucho tiempo. El mejor remedio para esta reducción sensorial gradual es mantener a su mascota siempre activa. Jugar y entrenar son excelentes formas de mantener sus sentidos aguzados.
Por otra parte, los animalitos también suelen verse afectados mentalmente con el paso de los años. Al igual que los humanos, comienzan a olvidar las cosas y se tornan más susceptibles a las condiciones mentales. También es posible que comiencen a enfrentar cambios cognitivos y conductuales.
La mayoría de estos cambios son muy sutiles, y pueden ser manejados de manera proactiva. Los exámenes pueden diagnosticar y tratar este tipo de patologías antes de que tomen el control de la vida de su mascota.
Cambios físicos
Por lo general, los cambios físicos que experimenta su mascota son más fáciles de percibir que los cambios sensoriales. A medida que el cuerpo se desgasta, su capacidad para responder a infecciones se reduce, y el proceso de recuperación se hace más prolongado.
Por supuesto, es fundamental que consulte con su veterinario si nota algún cambio en la conducta física del animal. Muchas veces, estos cambios anuncian que su mascota ha entrado en la última etapa de su vida: la vejez.
Un problema común y frustrante de los animales gerontes es la inapropiada eliminación. Los riñones son, tal vez, los órganos más comunes en dejar de funcionar tanto en perros como en gatos y, a medida que el desbalance hormonal afecta la función de los riñones, su mascota puede comenzar a tener problemas para controlar sus hábitos miccionales.
Si usted está afuera durante todo el día, puede que su perro no pueda contener hasta que su regreso, o también es posible que se moje mientras duerme.
Asimismo, el número excesivo de micciones y la incontinencia pueden ser indicadores de diabetes y disfunción de riñón, ambas patologías tratables si son detectadas a tiempo.
El cuidado de su mascota
Muchas mascotas mayores se benefician consumiendo alimentos específicamente formulados para cuerpos envejecidos. La obesidad en las mascotas es, a menudo, el resultado de la falta de ejercicio y de la sobrealimentación, siendo este uno de los factores de riesgo de mayor prevalencia para la enfermedad cardíaca.
Debido a que las mascotas ancianas tienen diferentes necesidades nutricionales, estos alimentos especiales pueden ayudarle a mantener su peso bajo control y reducir el consumo de nutrientes, ambos potenciales causantes de enfermedades.
El ejercicio es otro aspecto del cuidado preventivo de su mascota. Usted definitivamente debe tenerlo corriendo hasta el último día que pueda moverse. Si las mascotas no se mueven o están todo el día echadas, sus cuerpos se deterioran con mucha más facilidad.
Por supuesto, no obligue a correr a un perro o gato con artrosis o convaleciente. De otra manera, mantenga a su mascota tan activa como pueda (mental y físicamente), para prolongar no sólo su vida sino su calidad de vida.
Anestesia en mascotas viejas
En caso de que su veterinario de confianza esté pensando en intervenir quirúrgicamente a su mascota, o realizar cualquier otro procedimiento que requiera anestesia, algunas consideraciones especiales deberán ser tenidas en cuenta.
Todo perro o gato anciano deberá someterse a un análisis de laboratorio dos semanas antes de cualquier procedimiento que conlleve la aplicación de anestesia. Dependiendo de cada mascota en particular, pueden solicitarse otros estudios como, por ejemplo, una evaluación de la presión sanguínea.
Estos monitoreos pueden aportar información valiosa para determinar la cantidad anestesia indicada y los protocolos de drogas para su mascota, así como prevenir sobre cualquier factor de riesgo especial que pueda ser detectado.
El manejo del dolor
Las mascotas experimentan el dolor de la misma forma en que lo hacen los humanos. Por eso, las asociaciones especializadas recomiendan identificar, prevenir y minimizar el dolor en todos los perros y gatos mayores.
Las guías subrayan que los veterinarios deben considerar la valoración del dolor como el cuarto signo vital (junto con la temperatura, pulso y respiración).
Existen diferentes tipos de dolor. Están aquellos dolores agudos, que aparecen de repente como resultado de una lastimadura, cirugía, o infección, y también están los dolores crónicos, que se caracterizan por su larga duración y que se desarrollan lenta y progresivamente (como la artritis). Usted puede jugar un rol protagónico para determinar si su mascota sufre alguna dolencia o no.
Para asegurar la calidad de vida de su animalito durante su período de vejez, es indispensable trabajar junto con su veterinario en la confección de un plan para su perro o gato.
Asegúrese de monitorear la conducta y las condiciones físicas, y de reportar cualquier anomalía al veterinario.
Signos y síntomas de posibles patologías
- Incremento miccional significativo y sostenido, o del consumo de agua.
- Incremento o descenso repentino de peso.
- Significativa disminución del apetito o inapetencia absoluta por más de dos días.
- Significativo incremento del apetito.
- Vómitos reiterados.
- Más de tres días continuos de diarrea.
- Dificultades para defecar u orinar.
- Cambio del sitio determinado de excreción.
- Cojera que perdura más de cinco días o cojera en más de una pata.
- Disminución notable de la visión.
- Llagas abiertas o costras en la piel que persisten luego de una semana.
- Mal aliento y babeos continuos por más de dos días.
- Incremento del tamaño del abdomen.
- Inactividad o cantidad de horas de sueño crecientes.
- Pérdida de pelo, especialmente si está acompañada por rasguños en sitios específicos.
- Jadeo excesivo.
- Incapacidad de masticar comida seca o sólida.
- Sangre en la materia fecal u orina.
- Colapso o ataque de debilidad repentino.
- Convulsiones.
- Tos persistente.
- Respiración agitada al descansar.
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