Una inquietud frecuente en quienes se quieren iniciar en el mundo del acuarismo
marino es el costo de una pecera de mar. De primer golpe de vista, la pecera
marina puede parecer relativamente cara, pero en la práctica no lo es tanto.
Puede optarse por realizar una inversión económica mayor al principio, para
evitar los inconvenientes y molestias de mejorar el sistema en un plazo de
tiempo breve.
Los peces de agua salada pueden costar un poco más caros que los
de agua dulce, simplemente porque en su inmensa mayoría no son de criadero y se
lo transporta desde grandes distancias alrededor de todo el
mundo.
El costo de
un recipiente de vidrio más el equipo básico esencia de calefacción, iluminación
y filtro no es demasiado mayor al de una pecera equipada para peces de agua
dulce.
Los gastos mensuales fijos de una pecera marina incluyen la alimentación,
algunos reactivos para medir los niveles del agua y la formulación del agua
salada.
Es importante constatar que en la sal marina que se le incorpore, estén
presentes la mayor cantidad posible de oligoelementos, ya que la falta de los
mismos puede originar enfermedades como así también bloquear el crecimiento de
las algas.
El filtro biológico
Una parte esencial de la pecera marina es el filtro biológico. En el
mar, el
problema de la eliminación de los desechos se resuelve a través de la propia
inmensidad del agua, la acción de las olas y la actividad de animales que hacen
de filtro, tales como los corales, las esponjas y los gusanos.
En la pecera
marina, este tema se resuelve con el filtro biológico, un sistema de filtrado
húmedo es un método natural para eliminar de la pecera los desechos tóxicos,
basado en el amoníaco.
Los peces e invertebrados excretan este compuesto por sus
agallas. Este se agrega al amoníaco producido por las bacterias que actúan sobre
otros productos de desecho en la pecera, tales como alimentos no ingeridos y
heces.
El amoníaco es tóxico para los peces e invertebrados si no lo elimina o
convierte en otra sustancia menos nociva. Por suerte, una sustancia nociva para
un organismo vivo se convierte en alimento para otro, y existe por tanto un
método para tratar las secreciones de amoníaco.
Las bacterias aeróbicas
convierten el amoníaco en nitrito, una sustancia ligeramente menos tóxica, pero
que sigue siendo peligrosa para los peces.
Otro grupo de bacterias, la Nitrobacter por ejemplo, convierte el amoníaco en nitrato, un componente más
seguro pero que aún puede causar problemas si se forma desmedidamente en la
pecera.
Lo corriente en la instalación marina es crear condiciones necesarias
para que se desarrollen bacterias aeróbicas, es decir, para aquellas que se
desarrollan con el oxígeno.
Las colonias de bacterias que viven en la superficie
de cada grano de arena
y que, por tanto, cubren una extensísima superficie,
realizan su tarea nitrificante siempre y cuando siga fluyendo el agua que lleva
oxígeno.
Si este mecanismo se para, las colonias de bacterias beneficiosas
comienzan a morir, contaminando la pecera.
Ambos grupos de bacterias
mencionados, tardan en establecerse en la pecera alrededor de uno o dos meses, y
la conversión del nitrito en nitrato, sustancia relativamente menos inofensiva,
no empieza hasta que no esté bien avanzado el proceso de conversión amoníaco-nittito.
Este retraso puede generar ansiedad en los acuaristas, pero existen medios para
reducir el período de maduración del filtro biológico, agregando por ejemplo
arena o lana de perlon de una pecera ya existente.
Es recomendable además
introducir uno o dos peces baratos para suministrar productos de desechos, los
cuales ofrecerán a las bacterias las materias primas para empezar a trabajar.
Es
importante controlar el nivel de nitritos con regularidad en los primeros días y
semanas y comenzar a añadir más peces y otros animales cuando el nivel del agua
haya bajado al mínimo.
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