PSICOSÍNDROME DEL ADULTO MAYOR
“CASCARRABIAS”
En esta categoría se incluye a
las personas que requieren los servicios de asilos, manifiestan actitudes
agresivas y egocéntricas, ya que no les agrada charlar sobre su vida, aunque sin
insistir se consigue que sólo hablen de ella.
Pueden tener sentimientos de
auto-culpa, la que les llevó a estar en esas condiciones, cuando reconocen que
por sus actos anteriores, sus familiares se vieron obligados a recurrir a esas
instituciones y se refieren a los hijos en términos de ser malagradecidos
después de todo lo que hicieron por ellos.
Se quejan de “la mala suerte”
que les ha acompañado durante su vida, y en numerosos casos han requerido
atención psicológica al manifestarse tendencias suicidas.
Su comportamiento puede ser
agresivo, rechazando a sus compañeros y al personal que los atiende; su
comunicación verbal es más limitada, lo que los vuelve más retraídos y pueden
resurgir conflictos emocionales no resueltos, lo que acentuará más el estado
depresivo y la desesperanza.
También es común encontrar que
ciertas actitudes pueden manifestar inconformidad con lo que consideran un
atropello a su persona; desarrollan un lenguaje “inexpresivo” que agrega
distancia entre sus compañeros y familiares, porque disimulan estar bien en una
aparente actitud de no querer mostrar el sufrimiento que sienten ante su
situación.
PSICOSÍNDROME DEL ADULTO MAYOR
“MUERTO EN VIDA”
El ser humano tiene la
capacidad de sentir –aún desde su vida intrauterina- las diferentes emociones
que su entorno le ofrece, y que cuando son propicias para un sano desarrollo
podrán manifestar tanto el amor como la alegría por la vida.
Si por el contrario, se le
rodea desde la infancia de rechazo, odio, tristeza y enfermedad, se podrá decir
que se está formando en esa etapa una personalidad depresiva que podrá tener
consecuencias graves en etapas posteriores de la vida.
Los grupos de personas
“muertas en vida” son varios, como las que sufren enfermedades graves,
malformaciones congénitas irreparables, deficiencias mentales, accidentes con
secuelas irrecuperables, presos con largas condenas, estados de miseria; se
podría decir que las personas depresivas crónicas se situarían en “aceptar su
cruz”, porque “es la voluntad de Dios” y “esto no es vida”.
Afortunadamente hay personas
que hacen de la misma condición una oportunidad para superar retos.
Entre los adultos mayores que
se presenta este psicosíndrome, la situación es la más grave, ya que presentan
el mayor deterioro físico y mental imaginable, y que dependen totalmente de
asistencia para su precaria sobre-vivencia.
A su vez, tienen más
oportunidades de mejorar en un asilo que con sus propios familiares, por la
atención continuada que reciben, aunque en ocasiones sea deficiente, ya que por
lo general asiste un médico diariamente a revisar a la persona.
Puede resultar paradójico, que
en estado vegetativo insistan en seguir viviendo, para recibir alguna dádiva
afectiva, porque aún perdiendo la capacidad de razonar, se conserva la de sentir
emociones, y continuar recibiendo muestras de aprecio, la mayor de las veces,
por primera ocasión.
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