Las sustancias derivadas del pelo y la piel de los animales, pueden provocar importantes alergias.
Entre los domésticos, los gatos son estadísticamente los que más riesgo conllevan cuando viven en estrecho contacto con los habitantes de la casa, las reacciones alérgicas ocasionan los clásicos síntomas respiratorios, aunque a veces también pueden aparecer manifestaciones cutáneas como erupciones —eritemas—.
Existe la creencia generalizada de que lo que produce la alergia, es únicamente el pelo del animal.
Ciertamente el pelo puede actuar como alergeno y de hecho cualquier animal con pelo, ya sea esté corto o largo, o que muden con mayor o menor frecuencia, pueden producir respuestas alérgicas, pero también pueden producirlas otros productos, tales como las escamas dérmicas o caspa del animal.
También se ha encontrado que la saliva, el líquido lagrimal, el suero y la orina, pueden ser el origen de los alergenos productores de alergia en las personas sensibilizadas a los mismos.
Además de los gatos, también los perros, caballos, conejos y hámsters pueden ser responsables de alergias.
La consideración más obvia es que si se es alérgico a un animal, lo mejor es no tenerlo cerca, aunque esto no sea siempre posible, sobre todo si se trata de un animal doméstico al que se tiene afecto.
Consejos para reducir el riesgo de alergias
- No dejar entrar al animal en la sala de estar ni en la habitacion para dormir,
- Cepillar regularmente el pelo del animal y limpiar los sitios que más frecuenta.
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