El Alzheimer es la forma más común de demencia y tiene como característica
inconfundible la falta de memoria.
En general, hay muchas inquietudes en la
población cuando se presentan alteraciones de los recuerdos, pensamientos y
conductas. Muchos se preguntan: ¿Cuándo es normal olvidar el teléfono o mi
cartera?
La Doctora María Olivia Goncalves, especialista del Hospital Militar de Caracas,
alerta que “debemos estar muy atentos en lo que llamamos las alteraciones de la
memoria episódica, que es la que nos ubica en tiempo y espacio.
Por ejemplo:
algo está fallando cuando olvido qué desayuné esta mañana o no recuerdo que
tenía una cita o reunión prevista.
Extraviar las llaves o los lentes podría ser
considerado simplemente como una distracción, pero cuando ocurre continuamente
se debe tomar en cuenta.
También estamos en presencia de alteración de la
memoria cuando perdemos la orientación o nos confundimos en una dirección que
conocemos”.
Según la neuropsicóloga, estas situaciones deben prender las alarmas; pues pocas
veces serán simplemente por distracción y menos si suceden con frecuencia.
Además, aclara que cuando se evalúa un posible caso de Alzheimer, se deben
atender con cuidado los compromisos cognitivos o alteraciones conductuales que
causan un deterioro significativo laboral o social, ya que es un error pensar
que es propio de la edad que una persona se presente inquieta, terca, diga cosas
extrañas y se muestre agresiva con quienes están a su alrededor comúnmente.
Esto
puede obedecer a un deterioro cerebral que merece ser evaluado.
Goncalves enfatiza sobre la importancia de realizar la detección temprana de
esta enfermedad.
“Lamentablemente la mayoría de las veces el paciente acude a
consulta cuando ya la patología está muy avanzada, por lo que el tratamiento va
dirigido a enlentecer el proceso de deterioro.
Sin embargo, cuando se
diagnostica tempranamente logramos no solo enlentecerlo sino que además ganamos
calidad de vida por años, para el paciente y para su familia”, señala.
En la actualidad, según informa la especialista -quien también es Directora del
Grupo Sinapsis- hay 25 millones de personas con Alzheimer en todo el mundo y se
estima que, para el 2050, alcanzará la cifra de 100 millones.
“Sin embargo, si
se logra reducir un solo año la presentación clínica de este mal, es decir, si
logramos hacer más prevención y diagnósticos tempranos, se podrán reducir 20
millones de casos, lo que sin duda representaría un adelanto inmenso sobre todo
para regiones como América Latina, donde se observa el mayor incremento de
casos”.
Otros factores de riesgo de Alzheimer:
.-Hipotiroidismo
.-Trastornos del sueño
.-Tabaquismo
.-Traumatismos craneales
.-Colesterol elevado
.-Diabetes
.-Anemia
.-Disfunciones de capacidades olfativas y auditivas
.-Obesidad
.-Delgadez
Lo que se puede cambiar
El Alzheimer tiene causas modificables y no modificables. En el segundo grupo
están la edad y la herencia; sin embargo, la comunidad médica está enfocada en
aquellos factores que puede cambiar, a fin de alejar la posibilidad de padecer
la enfermedad o retardar la aparición de la misma.
Entre
estos están: los riesgos vasculares, enfermedades sistémicas, depresión,
hipertensión (presentada a la edad media de la vida) inactividad mental,
sedentarismo, fatiga crónica, bajo nivel educativo, poca capacidad intelectual,
ansiedad y estrés sostenido.
“Hay que tener especial cuidado con esta condición
pues en muchas ocasiones atribuimos al estrés los problemas con la memoria y no
le prestamos la atención debida.
Lo mismo ocurre con la edad, cuando pensamos
que son normales los olvidos cuando avanzan los años.
Es importante consultar al
especialista a fin de que se realice una evaluación exhaustiva y descartar
cualquier condición irregular de manera oportuna”, puntualiza la neuropsicóloga.
El Alzheimer se puede enfrentar a nivel no farmacológico con “cambios en el
estilo de vida, aprender a manejar el estrés, hacer ejercicios físicos, seguir
una dieta mediterránea (comprobada como altamente neuroprotectora), controlar el
peso (ni elevado ni muy bajo), fomentar reserva cognitiva con actividades que
estimulen el cerebro, cuidar la salud y llevar un estilo de vida saludable”,
enumera Goncalves.
El tratamiento farmacológico actual incluye varios medicamentos, entre los que
se encuentra la rivastigmina, ideal para las fases más tempranas de la
enfermedad y que mejora significativamente la función cognitiva.
Además, su
presentación en parches es la única terapia transdérmica indicada para este tipo
de pacientes, proporcionando efectividad, seguridad y comodidad.
“Si bien las medicinas no curan el Alzheimer, sirven para retrasar su
evolución, ya que enlentecen el proceso de deterioro y eso ya es bastante, pues
se conseguirá que el paciente funcione mejor y con más capacidad de
independencia hasta etapas más tardías de la vida.
Además, esto repercute
favorablemente en la calidad de vida del paciente y del cuidador que –como
sabemos– se ve afectado por toda la carga emocional y el desgaste físico que
impone la enfermedad”, finalizó la doctora María Olivia Goncalves.
Juan Pablo Segura, especialista en salud, es autor de "Revertir
el Alzheimer", que encontrarás haciendo
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