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Seis de cada 10 varones con hiperplasia benigna de próstata son hipertensos
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A los 65 años, el 78% de la población padece alguna enfermedad crónica y
aproximadamente el 30% sufre tres enfermedades o más
Madrid,
a 29 de abril de 2004.
Para Alfredo Rodríguez Antolín, coordinador del libro Tratamiento de
pacientes con Hiperplasia Benigna de Próstata y enfermedades concomitantes*,
y miembro del Servicio de Urología del Hospital Universitario 12 de Octubre,
“nos olvidamos con frecuencia de que detrás de una próstata existe un
paciente, y en torno a este, un contexto.
Con frecuencia no somos conscientes de que nuestros pacientes, además de
hiperplasia benigna de próstata (HBP), probablemente tengan asociada una
enfermedad crónica que condicione sus síntomas, el tratamiento o la evolución.
Cometemos el error de no tener en cuenta que seis de cada 10 son hipertensos o
que posiblemente estemos ante pacientes que estén polimedicados. Solemos pasar
por alto también el condicionamiento que pueden provocar sus síntomas sobre su
vida sexual”.
Para
que se tenga en cuenta la realidad que rodea al paciente con problemas de próstata,
se ha realizado, por primera vez en España, un libro que proporciona una
visión conjunta de los aspectos médicos entroncados con la HBP,
se trata de “un libro
multidisciplinar que aúna a urólogos, especialistas en medicina interna,
cardiología y farmacología clínica”.
Enfermedades
crónicas y HBP
La
HBP es una patología frecuente que suele producir síntomas en las etapas tardías
de la vida y que, por ello, suele coexistir en el paciente con otras
enfermedades crónicas, de hecho, algunas de ellas pueden verse agravadas por la
HBP. Como explica Antonio Ramos Martínez, del Servicio de Medicina Interna de
la Clínica Puerta de Hierro de Madrid, “la edad y los andrógenos tienen un
papel fundamental en la aparición de HBP, desarrollándose en personas de edad
mediana o avanzada. Son pacientes que presentan una elevada prevalencia de
enfermedades crónicas como hipertensión arterial, insuficiencia cardiaca,
enfermedad pulmonar obstructiva crónica, diabetes mellitus, hiperlipemias,
enfermedad vascular, enfermedades neurológicas degenerativas (como Alzheimer o
Parkinson), enfermedades osteoarticulares (como artrosis o pseudogota) o
insuficiencia renal crónica”. Algunas de estas enfermedades se pueden
agravar por la existencia de HPB.
Hipertensión
arterial e HBP
La
hipertensión arterial (HTA) es la patología general más prevalente en España.
En general, un 40-50% de la población adulta la padece. Por encima de 60 años,
el 68,3% de la población es hipertensa; dentro de este grupo, sólo el 65% están
diagnosticados; de ellos, sólo el 85,1% están tratados y, entre los tratados,
sólo el 29,5% están controlados.
Por
tanto, como pone de manifiesto el doctor José Ramón González-Juanatey, del
Servicio de Cardiología del Hospital Clínico Universitario de Santiago de
Compostela, ”la hipertensión arterial es una patología con una altísima
prevalencia, superior al 60% en los varones de más de 70 años. En este grupo
de pacientes, también la hiperplasia benigna de próstata se presenta en más
de un 60%, por lo que es habitual la coexistencia de ambas patologías”.
Para
el Catedrático de cardiología, “al abordar el tratamiento de un paciente
hipertenso con HBP debemos enfocar nuestra estrategia terapéutica a alcanzar el
objetivo tensional deseado, por lo que el tratamiento de la HBP debe plantearse
de manera independiente al abordaje de la hipertensión arterial. La estrategia
terapéutica debe perseguir una mejoría de la retención urinaria y una reducción
del riesgo cardiovascular”.
Sexualidad
y calidad de vida
La
HBP es muy común en varones de edad media y avanzada, se ha sugerido que hasta el
75% de los hombres por encima de 50 años han experimentado síntomas
obstructivos del tracto urinario inferior. El envejecimiento masculino se
acompaña de un aumento de la susceptibilidad a distintas formas de disfunción
sexual, incluyendo la disfunción eréctil y las alteraciones de la eyaculación.
Así,
como explica el Responsable de la Unidad de Andrología del Hospital General
Universitario Gregorio Marañón de Madrid, el doctor Ignacio Moncada, “se ha
sugerido que la asociación entre hiperplasia benigna de próstata y la disfunción
sexual es simplemente consecuencia de una presencia más frecuente de ambas
entidades con la edad, sin embargo, hay estudios que han mostrado asociación
independiente entre síntomas del tracto urinario inferior (STUI) y la disfunción
sexual. La severidad de estos síntomas se correlaciona con la severidad de la
disfunción sexual entre los distintos grupos de edad. El tratamiento
empleado para la HBP/STUI puede determinar la aparición de problemas sexuales,
siendo importante la instauración de un tratamiento apropiado acorde a la función
sexual del paciente”.
La
disfunción sexual masculina es altamente frecuente en poblaciones occidentales.
El Massachussets Male
Aging Study (MMAS) reveló que más de la mitad de los varones entre 40 y 70
años experimenta un cierto grado de disfunción eréctil. Sin embargo, a pesar
de estos datos, muchos hombres y mujeres continúan siendo sexualmente activos a
los 70 y 80 años.
Polimedicación
En
España, más de un millón de personas superan en la actualidad la edad de 80 años.
El anciano con frecuencia presenta varios procesos patológicos que afectan a
diferentes órganos y sistemas, obligando al uso simultáneo de varios fármacos,
lo que, unido a los cambios fisiológicos que el envejecimiento lleva consigo y
a los producidos por procesos crónicos, provoca que el tratamiento del paciente
anciano presente importantes peculiaridades.
Actualmente,
“a los 65 años, el 78% de la población padece alguna enfermedad crónica
y aproximadamente el 30% sufre tres enfermedades o más. Los ancianos
consumen mayor cantidad de medicamentos, durante más tiempo y más variedad que
los sujetos jóvenes, lo que supone un riesgo superior de experimentar
reacciones adversas. Además, este consumo de medicamentos por un mismo paciente
se acompaña de mayor probabilidad de que aparezcan interacciones”, apunta
Francisco J. Morales-Olivas, Profesor Titular de la Facultad de Medicina y
Odontología de la Universidad de Valencia.
Al
incrementarse el riesgo de sufrir interacciones, se pueden presentar dos
situaciones: que se trate de medicamentos que pueden modificar el efecto de los
fármacos usados para la HBP o que su efecto puada verse modificado por el
tratamiento de la HBP. Para el especialista de Valencia, “la primera situación
es poco probable con los fármacos actualmente utilizados, finasteride y
bloqueadores alfa-adrenérgicos, ya que son sustancias de las que hay descritas
pocas interacciones farmacológicas. En cuanto a la segunda situación, el
problema más frecuente es el incremento del efecto sobre la tensión arterial
cuando se emplean alfa-bloqueantes junto a antihipertensivos pudiendo aparecer
hipotensión manifiesta, aunque este efecto es mínimo o no se presenta con
alguno de ellos como tamsulosina, que es un fármaco seguro que no muestra
interacciones clínicamente relevantes”.
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El libro
Tratamiento de pacientes con Hiperplasia Benigna de Próstata y enfermedades
concomitantes es un texto multidisciplinar que aúna a urólogos,
especialistas en medicina interna, cardiología y farmacología clínica
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