Diversos
estudios han conducido a la conclusión de que la atracción por el mismo sexo es más común
de lo que muchos piensan.
Estadísticamente,
la distribución de frecuencias (la cantidad
de gente que tiene tal o cual actitud o tendencia, por ejemplo) se grafica
mediante curvas, que habitualmente tienen una forma “en campana” (la famosa campana de Gauss).
El
medio o la parte más alta representa los grados de estadística promedio o más
comunes. En este caso en particular, la mayoría de las personas estudiadas se
ubican en esta parte del gráfico: el mayor grupo es el de quienes, en algún momento de sus vidas y siendo heterosexuales, sienten o
han sentido atracción por el mismo género, reflejando que es absolutamente
normal sentir algún tipo de atracción por el mismo sexo en algún momento.
El
costado derecho de la campana representa los grados más altos, que son
relativamente menores en número, ocupado por personas heterosexuales que nunca
sintieron atracción por el mismo sexo.
El
borde izquierdo representa los grados más bajos, que son aún menos en número,
y muestra a los homosexuales que nunca han tenido atracción por el sexo
opuesto.
Existe
una continuidad en el gráfico de la campana (las líneas nunca se cortan) que
ubica a los bisexuales en algún lugar entre los exclusivamente homosexuales y
los heterosexuales que alguna vez se sintieron atraídos por el mismo género.
Entonces,
¿es normal sentirse atraído por el mismo sexo?
El problema de la pregunta
radica en la palabra normal, que tiende a ser sinónimo de saludable, desprendiéndose
el que se considere como "enfermo" todo lo que sea anormal.
Para las personas que nunca hayan tenido deseos sexuales por el mismo género,
lo natural o normal, es no tener esos deseos. Pero sí es normal para otros
tenerlos, y esto no significa que algunos sean normales y otros no, ni unos
saludables y otros enfermos.
Sentirse atraído por el mismo sexo es estadísticamente
normal, y lo que es natural o saludable para unos, puede ser distinto para
otros.
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