Antes de creerles a las publicidades de terapias anti-envejecimiento,
especialmente aquellas que aparecen en muchos sitios web comerciales, se debería
contrastarlas con la evidencia científica seria disponible. Existen muchos
estudios “encargados” por las compañías que venden estos productos y, por lo
tanto, es mucho más prudente basarse solo en estudios científicos
independientes.
La hormona más estudiada y que más promesas ofrece en este campo es la hormona
de crecimiento humano (HGH, por sus siglas en inglés) y las hormonas que
estimulan la producción de la misma (estimuladores de la HGH).
Estos estudios indican que todavía hay mucho por investigar para tener una
información completa.
Sin embargo, lo que sabemos hasta ahora es suficiente como
para suponer que su administración podría ser beneficiosa para muchas personas,
bajo ciertas condiciones.
Una ventaja de la administración de estimuladores en lugar de
HGH directamente,
es que su acción reside en inducir a la hipófisis a producir por sí misma esta
hormona, en lugar de inyectar hormona no producida por el propio organismo.
De
este modo, el riesgo de efectos secundarios es mucho menor, y no es necesario un
seguimiento médico tan estricto. Entre otros motivos, esto se debe a que se
preservan mejor tanto el ritmo fisiológico de secreción de HGH como su
autorregulación interna.
Con respecto a los productos homeopáticos y sprays que se suministran a través
de la boca o de la nariz y que pretendidamente actúan como la HGH o sus
estimuladores, no existe por el momento ninguna evidencia que apoye su uso.
El estudio más importante publicado sobre este tema, y que fue el que dio
comienzo al “furor” sobre estas sustancias, es el publicado por el Dr. Daniel
Rudman en el “New England Journal of Medicine”, una de las publicaciones médicas
más serias y respetadas en el mundo.
Los resultados también fueron
significativos y apoyarían la utilidad de estas sustancias como productos anti-edad.
Sin embargo, el estudio fue hecho con HGH inyectable, muy diferente a los
estimuladores de la HGH administrados por vía oral. Este estudio demostró que el
aumento de los niveles de HGH tiene efectos positivos sobre el envejecimiento,
pero no si la administración de estimulantes puede lograr los mismos resultados.
Algunas de las principales compañías farmacéuticas también han hecho su propia
investigación. Varios de sus estudios, convalidan los hallazgos de Rudman sobre
los efectos del aumento de los niveles de HGH en el cuerpo. Sin embargo, estos
estudios se concentran en los efectos de los estimulantes sintéticos (a ser
patentados y comercializados por los laboratorios) en vez de usar aminoácidos y
nutrientes naturales.
Estas empresas utilizan combinaciones moleculares de
ciertos aminoácidos en vez de los aminoácidos solos, denominados Péptidos
Estimuladores de la Hormona de Crecimiento (GHRP, por sus siglas en inglés), y
aún no se sabe cuando estarán disponibles para consumo humano y cuánto tiempo
pasará hasta poder demostrar que son seguros para el ser humano.
Por el momento, lo ideal es evaluar los efectos de los productos naturales ya
que están actualmente a disposición del público en general, y ya tienen un largo
historial de seguridad, al utilizarse como suplementos para otros propósitos,
durante muchos años.
HGH inyectable
Existe documentación científica seria e independiente que avalan los efectos
positivos de la HGH inyectable sobre el proceso de envejecimiento. Sin embargo,
estas inyecciones suelen costar más de 1.000 dólares por mes, y pueden tener
efectos secundarios. Por lo tanto, se cree que el futuro está en los
estimuladores de la HGH, aunque muchas personas ya se ha beneficiado de las
inyecciones.
Los especialistas han encontrado que cuando se restauran los niveles de hormona
de crecimiento, los pacientes comienzan a sentirse y a verse más jóvenes y
vitales.
La terapia de reemplazo con HGH ha demostrado ser eficaz para reducir la
obesidad troncal, aumentar los niveles de energía y el rendimiento sexual,
mejorar la memoria y la visión, aumentar la masa de los huesos, y fortalecer el
sistema inmunológico.
Como alternativa a la administración de HGH inyectable, se han propuesto
recurrir a otras hormonas que se producen naturalmente en el organismo y que
favorecen la producción de HGH por el propio cuerpo.
Estas son:
DHEA
Es la hormona esteroidea más abundante en el cuerpo humana. Es producida por la
glándula suprarrenal, que también segrega muchas otras hormonas, como la
adrenalina.
Las nuevas investigaciones sugieren cada vez más que la DHEA puede tener un gran
número de usos médicos, incluyendo mejorar la inmunidad en los ancianos, la
inhibición de ciertos cánceres, y el combate contra la aterosclerosis,
enfermedad de Alzheimer, lupus, diabetes, y obesidad.
Por otra parte, se piensa que el nivel de DHEA en la sangre de una persona
predecir la ocurrencia no solo de problemas comúnmente asociados al
envejecimiento, como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y los
desórdenes de memoria, sino también del envejecimiento en sí mismo.
Melatonina
Es una hormona segregada por la glándula pineal del cerebro, un órgano pequeño
que se encuentra detrás de los ojos que coordina los cambios estacionales en el
cuerpo y ayuda a promover la madurez sexual en los adolescentes.
Esta sustancia
desempeña un papel crítico en la regulación de nuestro ritmo circardiano, el
ciclo biológico y de regulación del sueño/vigilia que se produce a lo largo del
día. Recientes investigaciones sugieren que la melatonina puede también ser
clave en el proceso de envejecimiento.
También existe evidencia que hace pensar que la melatonina puede tener
propiedades antioxidantes muy potentes, especialmente contra los radicales
libres, las moléculas o fragmentos moleculares que, según sostienen muchos
expertos, provoca los efectos degenerativos asociados al envejecimiento.