desde tiempos inmemoriales
La
disminución del deseo sexual o deseo sexual inhibido, como se lo denomina técnicamente, es una de las consultas más frecuentes en la actualidad en el consultorio, y si consideramos que una gran proporción de personas ni siquiera lo consultan, porque no hay tiempo ni ganas…ni ganas de tener ganas…, nos encontraríamos con que este número asciende aún más.
Antes se pensaba que eran las mujeres las que más padecían esta disfunción sexual (“me duele la cabeza”), pero ahora se ve que a los hombres también les ocurre (“vengo cansado, estoy muy presionado”).
Si bien son innumerables las causas que pueden provocar esto (físicas, psíquicas, sociales, de la pareja en sí, etc.), el incremento de estos tiempos se debe fundamentalmente a factores ambientales ( stress, desesperanza, preocupaciones laborales, incertidumbre).
No dejemos que las tensiones diarias nos quiten las ganas de vivir, o de tener sexo, que es una forma de sentirnos vivos. ¿ Cómo recuperar el deseo, las ganas?. No es fácil, pero hay muchas cosas que podemos hacer. No son recetas mágicas, ni consejos rápidos.
¿Hay comidas o bebidas afrodisíacas?
Mucho se ha hablado de ellas, pero en realidad no se ha comprobado que exista una influencia sobre el deseo sexual de ningún alimento en especial.
Es fundamental comprometerse realmente, poner el cuerpo, porque la solución no viene de afuera. La solución, como el deseo, vienen de muy adentro nuestro.
¿De dónde? ………DE NUESTRO CEREBRO. Sí, el centro del deseo sexual esta en el cerebro y es por lo tanto a él a quien debemos recurrir.
¿Cómo llegar al cerebro? ¿Cómo estimular esa zona del deseo?
A través de nuestros sentidos se llega al cerebro, y estos sentidos ( vista, oído, olfato, tacto, gusto) son los que van a conducir los estímulos a él. Películas eróticas, música, palabras, caricias, aromas deliciosos y excitantes, sabores, todo puede ayudarnos, no debemos desechar nada por más simple que nos parezca.
Pero, además, nosotros mismos podemos producir imágenes eróticas (fantasías) y éstas juegan un rol muy importante en la aparición del deseo. Podemos recurrir a ellas cuantas veces sea necesario.
Bien, todo esto es sumamente importante, pero no debemos olvidar, en todo este juego de técnicas, que hay un
afrodisíaco, que es el máximo afrodisíaco conocido hasta el momento: EL AMOR.
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Sexo y comida: el Tantra del amor