Primero
partimos por desechar la contratación de empleadas o enfermeras particulares;
generalmente no hay personas allegadas a la familia que controlen a estas
empleadas y, mucho menos que se hagan cargo de forma independiente de asistir a
estas personas; estas son razones perceptibles que dilatan la decisión de
internación.
Pero
existen otras causas que prolongan la decisión; una de ellas se debe a la
sensación de culpa existente en varias familias y el consecuente sentimiento de
abandono consciente y, a veces inconsciente que subyace en éstas.
Debemos
también analizar creencias que impiden el crecimiento y toma adulta de
decisiones donde el imaginario social (lo social) cree que la internación
implica "sacarnos a estos viejos de encima " .
Debemos
hacernos algunas preguntas que nos deciden o no a favor de una internación: ¿Cómo
es la movilidad de este adulto mayor? Si
es reducida o no ¿cómo es la lucidez mental? Si hay conciencia espacial y temporal, ¿La independencia general? Física y psicológica.
Los
movimientos que se producen en las familias ponen en primer plano la pregunta
sobre la cohesión familiar esto es: colaboración monetaria, cooperación,
enfrentamientos, discusiones, decisiones consensuadas, etc. que repercuten en la
estructura familiar y su funcionamiento, pueden aflorar hechos del pasado y
sentimientos ambiguos entre los miembros, para lo cual la importancia de la
comunicación es esencial.
Es
aconsejable consultar un psicólogo, en lo posible especializados en geriatría,
quienes a través de entrevistas familiares podrán avalar la decisión de
internación o no y contener a los miembros de la familia.
SUMARIO
La
tercera edad es una etapa que conviene manejarla a través de la comprensión y
no convertirla en la etapa exclusiva de los balances de vida.
Es un periodo donde hay que buscar un criterio familiar compartido para
beneficiar a los adultos mayores y trabajar para adecuarlo a un nuevo lugar
cuando elegimos un geriátrico.