La sexualidad en el consultorio

La sexualidad es parte fundamental del bienestar de cualquier persona, pero muchos médicos, por pudor o desconocimiento, todavía se resisten a tocar este tema en sus consultorios.



¿Qué está comiendo? ¿Puede conciliar y mantener el sueño sin problemas? ¿Hace
actividad física de forma rutinaria?

Estas y varias otras preguntas deben
haber sido oídas por la gran mayoría de los pacientes, cada vez que concurrieron
a un consultorio médico.

 Sin embargo, muy
probablemente, estos mismos pacientes hayan dejado de oír otras igualmente
importantes: las referentes a su sexualidad.

 En efecto, una buena
sexualidad es parte fundamental de una buena salud, y si un médico está
interesado por la salud integral de sus pacientes, no debería dejar pasar por
alto este aspecto.

 Sin embargo, los mismos
tabúes que azotan a la sociedad, no dejan de estar presentes en el consultorio
médico, y es por ello que la gran mayoría de los profesionales prefiere dejar de
lado este asunto de suma importancia, con el objetivo de no “incomodar al
paciente”.

 En el mejor de los casos,
ciertos especialistas, como ginecólogos, obstetras o urólogos, abordaran
aspectos referentes a la sexualidad del paciente, ya que la misma tiene relación
con su especialidad y objeto de estudio, pero, igualmente, y en muchas
oportunidades, las mismas no tendrán en cuenta el aspecto global de la cuestión,
sino que solo se interesarán por su campo especifico de estudio.

 De esta forma, cuestiones
fundamentales para la salud sexual del paciente, y por ende para su salud
global, como por ejemplo el destierro de los prejuicios e ignorancias en
referencia al sexo en la menopausia, los tipos de orgasmos, la masturbación, la
ubicación y función del clítoris, el sexo oral o anal, o el mito de la vejez
asexuada, quedan totalmente dejadas de lado, afectando así el desempeño sexual y
la calidad de vida de estas personas.

 Además de los tabúes que
rodean a todo lo relacionado con el sexo, los entendidos en el tema hablan de
otros dos factores que fomentan y mantienen este problema: la falta de educación
sexual en las universidades, y la falta de profesionalidad de muchos médicos (en
especial masculinos) para intentar averiguar y estudiar más sobre el tema.

 En relación con el
primero de estos asuntos, los expertos afirman que la mayoría de las
universidades occidentales abordan el tema sexual desde una perspectiva
meramente reproductiva, en donde el placer está totalmente ausente, por lo que
sus egresados no pueden comprender de forma global el fenómeno de la sexualidad
humana.

 Ligado a esto último, se
observa el segundo de los problemas, que es la falta de aceptación, por parte de
muchos médicos, de esta falencia en su formación, que los lleva a guiarse
meramente por su experiencia personal, algo totalmente subjetivo y alejado del
rigor científico.

 Esto último se profundiza
en el caso de los médicos hombres, que toman a los cursos de sexualidad como una
ofensa a su masculinidad, creyendo que, gracias a su experiencia, pueden dar
cuenta de todo lo relacionado con el aspecto sexual. Las médicas mujeres, sin
embargo, son más abiertas a asistir a este tipo de cursos de actualización
profesional.

 Muchos profesionales,
afirman no tocar el tema sexual para no inhibir a sus pacientes, sin saber que,
en realidad, la forma de no incomodarlos es haciendo un correcto y sutil
acercamiento, que los lleve, lentamente y de manera natural, a hablar a los
pacientes sobre su sexualidad.

 Para tocar el tema de una
forma cuidadosa y sutil, los entendidos en la materia aconsejan, en principio,
realizar preguntas generales, que no aborden temas específicos, para poder así
observar la reacción del paciente. Preguntas como ¿se encuentra conforme con
su vida y deseo sexual?
, deberán anteceder a otras como ¿Le cuesta llegar
al orgasmo?
o ¿Tiene problemas, de dolor u otro tipo, al efectuar el
coito?
    

 Si estos profesionales
esperan a que sea el paciente quien tome la iniciativa de expresar sus
problemas, tendrán, en la mayoría de los casos, como única respuesta el
silencio.

 Y este silencio puede ser
extremadamente contraproducente en los casos de pacientes que no sepan como
rearmar su vida sexual después de sufrir una hemiplejia, una lesión medular,
alguna cardiopatía, colostomía, mastectomía, u otro problema que afecte
directamente su vida sexual, puesto que se sabe que la mayoría de las parejas
que no reanudan su vida sexual durante seis meses, probablemente jamás lo hagan,
lo cual repercutirá de manera decisiva en su salud integral.