Cirugía
Cuando
la enfermedad de Parkinson ha progresado tanto que no puede ser manejada
combinando tratamientos convencionales y alternativos, quedan dos opciones.
La
primera de ellas, la cirugía ablativa, desconecta las áreas del cerebro
responsables del movimiento muscular. La cirugía destructiva mitiga la rigidez,
la bradiquinesia y los temblores. El alivio de los síntomas se da en menos del
90% de los pacientes, pero es completo y unilateral.
Las complicaciones quirúrgicas incluyen: infarto cerebral, dificultad para
tragar, deterioro cognitivo, y defectos en el campo visual. Por lo tanto, la
cirugía ablativa es indicada sólo en pacientes con un largo historial de
temblores que no pueden ser controlados de otra manera.
La
segunda opción, la estimulación profunda del cerebro, implica colocar un
electrodo en el tálamo conectado a un generador de pulsos implantado en el
pecho. La estimulación profunda del cerebro regula el movimiento muscular.
La ventaja de este procedimiento es que es reversible y no imposibilitará el
beneficiarse de remedios futuros; las desventajas incluyen: costo, incomodidad,
riego de infección, y la necesidad de ser reemplazado.
Promesas
del futuro
Nuevas
drogas para la enfermedad de Parkinson están siendo constantemente evaluadas.
Entre las pruebas clínicas bajo investigación se encuentran aquellos
relacionados con el deterioro cognitivo, la depresión y los desórdenes del sueño.
Un nuevo parche transdérmico podría posibilitar envíos más controlados de
drogas para que los problemas de sobredosis o pérdida de acción pueda ser
evitado.
La
información relacionada con los cuerpos de Lewy (estructuras anormales
encontradas en ciertas áreas del cerebro) y el glutatión puede ser clave para
el desarrollo de una herramienta que detecte tempranamente la enfermedad de
Parkinson. Los pacientes con cuerpos de Lewy no tienen los síntomas de
Parkinson, pero se piensa que pueden llegar a tener la enfermedad de manera
temprana. Estos mismos pacientes tienen niveles reducidos de glutatión, por lo
que esta combinación podría conducir a un análisis que pueda identificar
tempranamente a las personas con mayor riesgo.
Otros
estudios sobre la importancia de los factores tróficos podrían tener un fuerte
impacto sobre el tratamiento de la enfermedad de Parkinson.
Estos factores neurotróficos importantes para la protección y la nutrición de
las neuronas.
Antes de que puedan ser clínicamente usados, sin embargo, deben resolverse
cuestiones vinculadas con la forma de administración -para que puedan llegar a
determinadas regiones del cerebro-, posología y la selección del factor a
utilizar.
Finalmente,
dos tratamientos altamente experimentales en la enfermedad de Parkinson que se
encuentran bajo investigación en estos momentos son los injertos -de origen
suprarrenal o fetal- dentro del SNC para promover la producción de dopamina, y
las terapias con genes para el mantenimiento de la integridad de la membranas
celulares de la mitocondria.
Y
por último, la gran promesa: la utilización de células madre, que podrían
reemplazar las neuronas productoras de dopamina que se pierden en el Parkinson.
Mientras
se espera…
Pese
a todo aquello que permanece desconocido sobre la enfermedad de Parkinson, mucho
es lo que puede hacerse para contrarrestar sus consecuencisa.
Antes que nada es imprescindible un diagnóstico y la identificación
adecuadas de los factores contribuyentes relacionados con cada caso.
Luego, un adecuado asesoramiento y educación.
Finalmente,
un plan global -que incorpore una forma de vida, dieta, y opciones de
tratamiento que incluyan las alternativas naturales- debe ser formulado,
administrado y monitoreado por profesionales especializados en Parkinson.
Con
tal plan, el paciente con Parkinson puede dar batalla hasta que nuevas
investigaciones encuentren una cura definitiva.